San Lorenzo le ganó a Arsenal por un tímido 1-0: para pelear por la Liga Profesional, va a necesitar mayor audacia
En el Nuevo Gasómetro, se impuso con un tanto de Andrés Vombergar frente al equipo que está último en la tabla de los promedios; se defendió mucho y atacó poco
La sofocante tarde comenzó con un grito de guerra, un cántico furioso de un núcleo representativo de simpatizantes, en este caso, por las frustradas elecciones. Fue parte de la fisonomía del Nuevo Gasómetro durante 2022, con especial atención en las autoridades. Fútbol, economía y política fueron parte de la escena, que empezó esta vez con “dirigentes, la c… de su madre, a ver si se dan cuenta, que no los quiere nadie”. El ala protectora de Rubén Insua no pudo contra la marcha de la bronca.
No lo consiguió, tampoco, la digna actuación en el tramo final del torneo pasado, en el que San Lorenzo consiguió serenidad, puntos y una inesperada clasificación para la Copa Sudamericana. El Gallego Insua, noble y portador de códigos de otro tiempo, le imprimió el sello de identidad al equipo, castigado en los últimos años por campañas que no están a tono con lo mejor de su historia. Sangre azulgrana, corazón y pases cortos: ésa es la propuesta de un DT que, con un puñado de jerarquía y jóvenes caseros, hace lo que puede. Ataca poco, se defiende mucho y vive del orden y el progreso. Nada mal, si se recuerda de donde venía el Ciclón el año pasado: traumas de todos los colores. Ahora, el mismo entrenador, con similares cantidad y calidad de recursos, pone la vara un poco más alta: pelear por un título. Ganarlo, de ser posible.
Frente a Arsenal duró diez minutos la furia, un ataque demoledor que se extendió lo que un suspiro. Al rato, frente a un rival carente de recursos y que lleva lo puesto, chocó una y otra veces. Hasta sufrió un mano a mano de Santiago Toloza, que contuvo el arquero Facundo Altamirano, uno de los refuerzos. Otro, Rafael Pérez, tuvo poco trabajo por la falta de audacia del conjunto de Sarandí, que juega con descartes de otros. Como el propio Toloza, Lautaro Guzmán, Tiago Banega.
Si desea pelear por la corona, San Lorenzo debe atacar. Más aun en su casa y contra un adversario, en la teoría, inferior. Le cuesta, de todos modos. Tanto es así que el Gallego dispuso dos ingresos en el segundo tiempo que marcaron la cancha. Dos jóvenes, Agustín Martegani (22 años) e Iván Leguizamón (20), que reemplazaron a Nahuel Barrios y Ezequiel Cerutti. Toda una declaración.
Hasta que una inspiración del volante apenas ingresado resultó un premio. Un pase a Adam Bareiro habría derivado en un penal, pero el balón encontró el alma goleadora de Andrés Vombergar, que marcó su séptimo tanto en 18 encuentros en San Lorenzo. Y no siempre fue titular. Una de las razones de Insua, que agudiza el ingenio con recursos que otros grandes tal vez ni siquiera habrían pensado. El VAR tardó cinco minutos en dilucidar que el delantero estaba habilitado. Más tarde, Vombergar salió lesionado, con una molestia en los gemelos izquierdos.
San Lorenzo no quería definirlo, a Arsenal le costaba inquietarlo. En el equipo de Sarandí entraron otros valores que ciertos clubes ceden sin cargo. Néstor Breitenbruch, Luis Leal, Felipe Peña y hasta Tobías Zárate, hijo de uno de los apellidos ilustres de Vélez. El espectáculo tenía un libreto repetido de tantas otras historias: uno no quiere, el otro no puede. Al menos, Arsenal iba y cerca estuvo más de una vez. De todos modos, San Lorenzo se siente cómodo en la prosa prolija, conocida por todos, pero efectiva. Toque a los costados, control global, paciencia. Nada de vértigo ni de desesperación.
Compacto de San Lorenzo 1 vs. Arsenal 0
“No nos sobra nada, tenemos que tener mucho sacrificio”, asume Bareiro. Y el Ciclón ganó... 1 a 0. Lo que no es poco. Tampoco, mucho.