Premier League: Arsenal rompe pronósticos y es el candidato al título que no gana desde 2004, en la época dorada de Arsène Wenger
Es líder con ocho puntos de ventaja sobre Manchester City; el técnico Arteta armó una estructura en la que sobresalen Odegaard, Saka, Martinelli y Xhaka
En 18 fechas le sacó ocho puntos de ventaja a Manchester City, campeón en cuatro de las últimas cinco temporadas, con un Pep Guardiola escéptico sobre las posibilidades de revalidar la corona. “No me importa la Premier, no podemos ganarla, pero ya hemos ganado muchas, así que no es un problema”, dijo el catalán tras la derrota en el clásico contra Manchester United. En realidad, su reflexión no era futbolística, sino que tenía un trasfondo de ironía y bronca porque en el primer gol de los Diablos Rojos no se había sancionado off-side de Marcus Rashford. Una manera de decir con otras palabras que las decisiones arbitrales lo estaban sacando de la carrera. Un par de semanas atrás, Guardiola había reconocido de manera más directa y sincera a Arsenal: “Si siguen con este ritmo, no podremos luchar contra ellos. Lo están haciendo de manera brillante, mejor que nosotros, pueden llegar a los 100 puntos”.
Al frente de los Gunners está Mikel Arketa, que durante tres años y medio fue asistente de Guardiola en Manchester City. Cuando a fines de 2019 recibió el llamado del club en el que transitó sus últimos cinco años como futbolista, no lo dudó: lanzó su carrera como director técnico principal de Arsenal.
Se hizo cargo de un club instalado en la nostalgia y la añoranza de tiempos mejores. Que sigue suspirando por Arsène Wenger, el “Profesor”, el entrenador del último título de Premier League, en 2004, el hacedor de “Los Invencibles”, como se conoce al equipo que fue campeón invicto y desplegó un fútbol seductor con Thierry Henry, Dennis Bergkamp, Robert Pires y Patrick Vieira. Ese año hizo el doblete, con la FA Cup. Diecisiete títulos en 22 años de gestión convirtieron a Wenger en un prócer de Arsenal, alguien que cautivó a hinchas de otros clubes fuera de Inglaterra.
La huella de Wenger en los Gunners fue muy profunda, excedió a los éxitos. Lo explica el director deportivo de un club de la Premier que prefiere mantener su nombre en reserva: “Wenger aglutinó todo el poder, era capaz hasta de firmar las hojas de gastos o si un empleado tenía que cambiar el celular, revisaba los presupuestos de los hoteles. Cuando una persona de ese estilo deja una organización, se produce una atomización del poder, sumado a que el club en un momento tuvo dos dueños, un ruso y un norteamericano. El post-Wenger fue muy poco organizado y la transición duró mucho. Por ejemplo, nunca se supo quién contrató al delantero Pepe: el entrenador Emery decía que no había sido él, tampoco el departamento de scouting. Esas cosas generan malos ambientes. El club se ordenó recién en los últimos dos años con un director de operaciones (Richard Garlick) y un director deportivo (Edu Gaspar). Ahora hay un proyecto. Arteta había empezado mal, pero se le concedió la paciencia para seguir adelante, eso fue clave. Y se agregó una clara estrategia de contrataciones: jóvenes, rápidos, con un estilo de juego determinado”.
Más de 18 años sin abrazarse a la gloria de la liga inglesa es una eternidad para un club histórico, de linaje, con 13 títulos en sus vitrinas, solo superado en el historial por los 20 de Manchester United y los 19 de Liverpool.
Los goles de Arsenal durante la temporada 2022/23
“Hemos aumentado el nivel de energía y ambición. Queremos estar muy arriba”, fue la declaración de intenciones de Arteta unos días antes de que empezara la Premier, a principios de agosto. El entrenador era consciente de que debía responder al respaldo de la conducción del club, en manos de la compañía norteamericana Kroenke Sports & Entertainment.
Lo habían sostenido pese a dos octavos puestos consecutivos (2019/20 y 2020/21) y quedar en el curso pasado al margen de las copas europeas por primera vez en 25 años. La paciencia está dando sus frutos. Después de que un influyente lobby de hinchas acusara a los Kroenke de avaros para invertir en refuerzos y de estar solo preocupados por el negocio (”¿les importamos?”, fue la pregunta inquisidora de los fans), desde hace tres años desembolsaron casi 400 millones de euros en contrataciones, solo por debajo del gasto de Manchester City.
En ese período llegaron Nicolas Pepé (80 millones), William Saliba (30), Gabriel Martinelli (7,10), Kieran Tierney (27), Thomas Partey (50), Gabriel Magalhaes (26), Aaron Ramsdale (28), Takehiro Tomiyasu (18,60), Albert Lokonga (17,50), Martín Odegaard (35), Ben White (58,50), Gabriel Jesús (52,20), Oleksandr Zinchenko (35) y Fabio Vieira (35). Mientras, las divisiones inferiores aportaban una joya: el extremo Buyako Saka. Y el suizo Granit Xhaka, incorporado en 2016 desde la Bundesliga, acabó por convertirse en un mediocampista con aires de comandante por su personalidad e influencia en la conducción de la pelota.
Arsenal solo perdió un partido, ante el también renacido Manchester United, al que recibirá el próximo domingo en el Emirates Stadium. El equipo despide sensaciones positivas. No está integrado por futbolistas estrellas, que figuren en las listas del Balón de Oro, pero sí por individualidades que están en el mejor momento de sus carreras. La principal, el noruego Martín Odegaard, señalado como el más destacado de la Premier. Tras dos pasos por Real Madrid sin poder adaptarse, su fútbol fluye en Inglaterra. Este media-punta creativo y electrizante lleva ocho goles -es el máximo anotador de un equipo en el que la eficacia está muy repartida- y cinco asistencias.
Arteta le dio la cinta de capitán a Odegaard, al que colma de elogios: “Nos sorprende la rapidez con la que se adaptó. Tiene solo 24 años, pero es un jugador que representa los valores de este club. Le apasiona el juego y disfruta con la responsabilidad”.
Saka (21 años) evolucionó tanto que ya jugó una Eurocopa y un Mundial por Inglaterra. Delantero con gran cambio de ritmo y muy concreto para encarar el arco, suma seis goles y siete pases-gol, rubro en el que solo supera Kevin De Bruyne (10).
El wing Martinelli fue contratado a Ituano (Brasil) cuando tenía 18 años. Con 21, integró el plantel de Brasil en el Mundial de Qatar y en la actual campaña de la Premier contribuyó con 7 tantos y dos asistencias. La preocupación pasó por la baja de Gabriel Jesús (5 goles y 6 asistencias), lesionado de gravedad en una rodilla ante Camerún durante el Mundial. Para sustituirlo, Arsenal estuvo a punto de cerrar la contratación del extremo ucranio Mykhaylo Mudryk, pero se lo arrebató Chelsea con una oferta de 100 millones de euros. No se descarta que siga buscando en el mercado.
Hay un estado de euforia en Arsenal, incrementado por el triunfo del domingo por 2-0 en el clásico londinense contra Tottenham. “Mucho coraje, determinación y calidad”, fue el resumen de Arteta, que nunca terminó de respaldar ni de darle continuidad a Emiliano Martínez, arquero en el triunfo por penales ante Liverpool en la final de la Community Shield (Supercopa de Inglaterra) en agosto de 2020. Cansado de esperar una titularidad que no le confirmaban, Dibu se fue al mes siguiente a Aston Villa, en una operación por 17,40 millones de euros.
Solo Newcastle (11 goles) recibió menos goles que Arsenal (14). Mérito de un arquero seguro (Aaron Ramsdale) y de una defensa ágil, contundente en el uno contra uno, integrada por el francés Saliba, White -fundamental en el ascenso del Leeds de Marcelo Bielsa- y el brasileño Gabriel. El lateral Zinchenko es un derroche de energía.
La Europa League también da cuenta de la buena actualidad de Arsenal. Espera rival en los octavos de final tras finalizar primero en el grupo que compartió con PSV Eindhoven, Bodo Glimt y Zurich.
Su estilo de juego es difícil de encasillar. Es propositivo, puede desarrollar un juego posicional, pero también es reactivo, con un ritmo muy alto y constantes aceleraciones. Es atrevido sin perder el orden. Tiene un acentuado sentido colectivo. En la Premier, pocos le encontraron la vuelta. Empezó siendo una sorpresa, pasó a revelación y ahora es el firme candidato a reverdecer los laureles de la dorada época de Wenger.