Los científicos ponen fecha al fin del oro con el actual ritmo de extracción

Un grupo de expertos concluye que el ritmo de producción actual va a llevar al agotamiento de algunos elementos, como el oro, en 2050 y que otros desaparezcan antes de 2100.

Aitana Villegas
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Un grupo de científicos ha puesto fecha a la desaparición del oro: 2050. Así lo consideran desde el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de la Universidad Autónoma de Barcelona (CREAF-UAB) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Han publicado un estudio en el que reflejan que a lo largo del último siglo la extracción de minerales raros y escasos se ha duplicado, un ritmo que puede “conllevar riesgos ambientales, económicos, sociales y geopolíticos”.

El trabajo, que ha sido publicado por la revista Trends in Ecology and Evolution, apunta que el 70% de los elementos de la tabla periódica que se necesitan para “construir el mundo de los humanos” ya no se encuentran en la biomasa. Es decir, los elementos que se emplean en la fabricación de los productos sanitarios, las vías de los trenes, los aviones o los teléfonos inteligentes.

Ello se debe, según los científicos, a que precisan de más elementos químicos que los que requiere el planeta Tierra para que haya elementos naturales, como las hojas o los troncos de los árboles. Esta serie de elementos químicos que se necesitan para los objetos artificiales —la denominación científica es elementoma humanodiscrepa cada vez más del que requiere el elementoma biólogico, es decir, el entorno natural.

Un proceso “más complejo y arriesgado”

Este proceso comenzó en la década del 1900, cuando la especie humana pasó “de usar materiales comunes como arcilla, piedra o cal, que se reciclan continuamente en la naturaleza y en la atmósfera, a usar muchos otros elementos, entre ellos especialmente los conocidos como tierras raras”, ha comentado a uno de los autores del estudio, Jordi Sardans, en declaraciones recogidas por Efe.

En cifras, los humanos antes precisaban elementos que provenían en un 80% de la biomasa, según indican en el estudio. En 2005, este porcentaje se rebajó hasta el 32% y, en el año 2050, contemplan que seguirá disminuyendo hasta el 20%. “Vamos a una situación en la que el 80% de los elementos que utilicemos sean de fuentes no biológicas”, advierten los científicos. En este sentido, otro de los autores del trabajo, el profesor de la UAB Jaume Terradas, ha apuntado que “será cada vez más complejo y arriesgado”, por lo que se requerirá un “un uso más racional de los recursos limitados de la Tierra”, ha añadido.

El oro y otros elementos se agotarán en 2050

La extracción de elementos como el oro, el cobre o el silicio se ha disparado en el siglo XX a causa del desarrollo y el uso de las nuevas tecnologías y fuentes de energía limpias. El crecimiento anual del proceso de consumo y extracción se sitúa alrededor del 3%, de acuerdo al tercero de los autores del estudio, Josep Peñuelas. Según el cual, “este escenario es posible que las reservas de algunos de estos elementos se agoten en 2050 —como el oro y el antimonio— o en menos de 100 años —en el caso del molibdeno y el zinc—”.

Piden el fin de la obsolescencia programada

Esta práctica tendrá repercusiones en el medio ambiente. Dado que, cuantos más elementos de la tabla periódica se utilicen, más minerales se tendrán que extraer. Un proceso que supondrá un consumo creciente de energía y de las emisiones de CO2 asociadas. Pero los efectos no quedarán ahí, también se notará a nivel económico, puesto que la escasez de elementos conlleva una amenaza a su disponibilidad, especialmente en los países más pobres. Y dificultará, además, la producción de los países ricos.

Por lo tanto, los expertos hacen un llamamiento al fin de la conocida como obsolescencia programada. Se trata de un tipo de política que se viene aplicando desde hace décadas por la que se pone fin a la vida útil de los productos que se venden en el mercado. Y proponen el desarrollo de nuevas tecnologías que favorezcan un uso más rentable de los materiales que están comenzado a escasear.

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