L’Equipe se ceba con Neymar

El brasileño, tras un Mundial en el que estuvo entre algodones, no ha vuelto a su mejor nivel de Qatar. “Una actuación preocupante”, destaca L’Equipe. Riolo lo critica duramente.

Andrés Onrubia
As
En el verano en el que el PSG intentó echarle, en el que Mbappé pidió su salida y en el que renovó automáticamente hasta 2027, Neymar decidió cambiar su actitud. Adelantó una semana sus vacaciones, se puso el mono de trabajo de forma inmediata y le quitó el liderazgo del equipo al jugador por el que Nasser Al Khelaïfi, Qatar y el PSG habían hecho lo imposible para que renovara.


Aquellos brotes verdes, duraderos hasta el Mundial, se han diluido como un terrón de azúcar en el café. Del Ney que maravilló a comienzos de temporada, potenciado también por el sistema de tres centrales de Galtier que le permitía flotar libre por todo el ancho del campo, queda poco, muy poco, por no decir nada. En Qatar, por palabras del brasileño, sufrió la “mayor decepción de su vida” y las secuelas todavía no se han cerrado del todo.
Números excelsos

A pesar de su bajón, preocupante, los números del exjugador del Barcelona siguen siendo excelsos. Acumula 15 goles y 13 asistencias en 22 encuentros esta temporada y su importancia en el PSG es indiscutible. Sin embargo, su vuelta a los terrenos de juego no ha estado a la altura. En su primer encuentro, disputado ante el Estrasburgo el 28 de diciembre, Neymar vio la tarjeta roja en el minuto 60 y no pudo estar presente en la derrota contra el Lens el primer día del año.

A ello hay que añadirle su tobillo. Aunque parecía totalmente recuperado, la lesión que sufrió durante la Copa del Mundo le impidió estar el 6 de enero en Copa contra el Châteauroux. Entre semana, en la victoria por 2-0 frente al Angers, jugó todo el partido, pero se le vio cojeando continuamente. Esas molestias, que no han desaparecido por completo, son otro de los motivos que explican, indudablemente, el momento de forma que atraviesa ahora.

Señalado

Este domingo, contra el Rennes, salió señalado por el diario L’Équipe, que valoró su partido con un pobre ‘3′ de nota. “Como contra el Angers a mediados de semana, el brasileño bajó demasiado a buscar balones e intentó demasiadas veces marcar la diferencia en solitario. El resultado fue que perdió balones en zonas complicadas y casi nunca causó peligro en el área del Rennes. Una actuación preocupante a un mes del Bayern”, reza la publicación del rotativo francés.

Uno de los que no dudó en criticar al brasileño fue Daniel Riolo. “¿Nos damos cuenta de que Neymar, en cuanto a contratación y salario, es el mayor fracaso de la historia del fútbol?”, afirmó el periodista Daniel Riolo, refiriéndose al traspaso del brasileño en el verano de 2017, comprado por 222 millones de euros al Barcelona. “No se me ocurre un fracaso más grande por lo que costó, es horrible. Que haya estado bien en dos partidos de Final 8 en 2020 no significa que te vaya a salvar la vida”, aseguró.

“¿Nos damos cuenta de que Neymar, en cuanto a contratación y salario, es el mayor fracaso de la historia del fútbol?”

Daniel Riolo

Desde que el PSG destrozara la banca en 2017, pagando una cifra récord por su fichaje, Neymar no ha podido todavía ganar la Champions League. Se ha perdido varias eliminatorias por lesión, es criticado continuamente por sus aficionados, de los que no olvida los insultos que le propiciaron en marzo días después de la eliminación contra el Real Madrid, a tal punto de que nunca les saluda cuando acaba los partidos en el Parque de los Príncipes, y no cuenta con el respaldo de la directiva. Aunque su salida ahora es imposible, no se descarta que Qatar vuelva a intentar desprenderse pronto de sus servicios.

La Copa de Europa, un talón de Aquiles en París, es una criptonita para Neymar. Le quedan cuatro años de contrato, pero la sensación es que no cumplirá la totalidad de su duración. Las dudas en el PSG respecto a su rendimiento se habían disipado con su gran inicio de temporada, pero los últimos partidos vuelven a poner en alerta a un club al que ya se le agotó en mayo la paciencia con sus continuas salidas de tono. El Bayern, el equipo que le privó de coronarse en 2020 como el mejor jugador del mundo, será su primer escollo en su interminable camino hacia la orejona.

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