Kubo, un retorno complicado
El nipón se gradúa en la misma semana en el Camp Nou y el Bernabéu. El Madrid ingresó 6M€ por él y no tiene opción de recompra... pero hay fórmulas.
La
Real se congratula porque la propiedad del nipón, a diferencia de lo
que pasó con Odegaard, la tiene la entidad donostiarra. El Real Madrid,
en el mejor los casos, tendría que negociar directamente con los
txuri-urdin si quiere en algún momento de aquí a 2027 (cuando acaba
contrato) recuperarlo. El club madridista ingresó seis millones de
euros por él y se guarda el 50 por ciento de la plusvalía de una nueva
venta, a partir de una barrera de protección. Si no se llegara a esa cifra, el dinero íntegro es para la Real. Pese a eso, el Madrid no sería un extraño. Además
de tener una opción de tanteo, eso sí, cuenta con la ventaja de que sus
relaciones con la Real Sociedad son excelentes y a ambas partes les
interesa que así siga siendo porque San Sebastián se ha convertido en un buen puerto para los talentos aún sin espacio en el Madrid, como le pasó a Kubo. No cuesta imaginarse un acuerdo relativamente fácil para un retorno al Bernabéu aunque su cláusula sea de 60M€ porque en la presentación del atacante asiático el propio Aperribay agradeció al Madrid su ayuda en el fichaje.
Pero eso de momento son hipótesis. Tampoco hay prisa. Kubo hará en junio 22 años y está bajo la batuta de uno de los mejores formadores de talento por modelar, la de Imanol Alguacil, que está mimando al nipón tras su regreso entre algodones del Mundial. “El partido de Take ha sido fenomenal porque no está al cien por cien”, aseguró ayer el vasco. “Le estamos cuidando, lleva tres semanas que casi no puede entrenar... más no le puedo pedir”.
En el Bernabéu, no se le notó esa precariedad físico. Fue un tormento para el Madrid. Robó cinco balones, contuvo las internadas de Camavinga, obligado a no perderle de vista. Sólo le faltó el gol. “Es lo que me falta para ser mejor jugador”, se autoanaliza. El verano pasado, Kubo le dijo arigato al Madrid y konnichiwa a la Real. Quién sabe si algún día será al revés.