INTERCITY 3- BARCELONA 4 / Ansu evita el desastre

El delantero marcó en el 102′ de la prórroga el gol que da el pase al Barça a octavos. Un excanterano del Barcelona, héroe del partido: Oriol Soldevila hizo un hat-trick que hizo temblar a los de Xavi.

Santi Giménez
As
Un gol de Ansu Fati en la prórroga salvó al Barcelona de un desastre mayúsculo en la Copa ante un Intercity que gracias a un hat-trick de Solde llevó el partido hasta el tiempo añadido. Sudó sangre el equipo blaugrana para sacar adelante una eliminatoria que tuvo ganada tres veces, que se dejó igualar tres veces y que volvió a demostrar que el conjunto de Xavi es una moneda al aire. Esta vez, salió cara en el tiempo añadido y tras sufrir lo indecible ante un rival que volvió a desnudar las carencias de un equipo que es un tigre de papel.

El Barça es un tigre de papel, con esta expresión Mao Zedong definió al imperialismo estadounidense en plena Guerra Fría. El Gran Timonel definía como Tigre de Papel a una entidad “en apariencia muy poderosa pero que en realidad no es nada a lo que temer, es un tigre de papel. Un tigre por fuera, pero que en realidad está hecho de papel incapaz de resistirse al viento y a la lluvia”.

El Barça de Xavi es un tigre de papel al que se le ven las costuras y al que todo le cuesta un imperio. Básicamente por su culpa. Llega como un emperador donde toque jugar con la idea de que todo va a ser pan comido. Y de hecho, de entrada, el juego del equipo responde a las expectativas, pero detrás de la fachada impostada no hay nada que sustente al edificio. El caos es monumental y ya sea por motivos emocionales, tácticos, físicos o morales, este equipo es un esperpento al que cualquier rival le puede meter mano sólo con esperar el momento adecuado.

Este Barça es una invitación a la gesta del rival. Ante el Intercity, un equipo de Primera RFEF, el Barcelona de las palancas y de la nueva era fue a la prórroga después de dejarse remontar tres veces un marcador que debería tener cerrado desde la primera parte.

Es difícil de explicar para quien no lo viera, pero el guión del drama fue más o menos el siguiente: Se adelantó el Barça a los cuatro minutos con gol de Araújo, que además reaparecía. Se daba por hecho que todos los fantasmas quedaban exorcizados. Por si faltaban pruebas de que el Barça iba a llevarse el partido, a los 18 minutos, Araújo, que retornó hecho una fiera, evitó el tanto del empate del Intercity sobre la línea.

El escenario estaba claro. El Barça iba a pasar. Pero el Barça es una caja de sorpresas capaz de repetir errores (el cometido ante el Espanyol sin ir más lejos) para hacer de cualquier partido una película de suspense.

Como pasó ante el Espanyol, el Barça volvió a caer en el error de la molicie y se dejó remontar por tres veces el partido ante un Intercity aferrado a un Solde en estado de gracia que desnudó las carencias blaugrana.

Dio la sensación de que el Barcelona sólo reaccionaba cuando el Intercity, gracias a los errores groseros de Memphis, Dembélé y Ferran Torres, se sentía amenazado. Dembélé marcó el 1-2, porque alguna tenía que entrar, pero en un error impropio de un equipo de la categoría del Barça, Solde volvió a empatar el encuentro tras una jugada de cadetes tras saque de banda.

Aún así, Raphinha pareció sentenciar el partido tres minutos después tras asistencia de Alba. Todo parecía bajo control, pero el Barça tiene registros insospechados. Es el rey del suspense. Un error infantil de Marcos Alonso permitió a Solde llevar el partido a la prórroga.

En el tiempo extra, el Barça salió, como siempre, dominando el juego y Ansu marcó un gol que volvía a poner a los de Xavi en ventaja. Volverla a cagar por cuarta vez en un día era una gesta al alcance de pocos equipos. El Barça era uno de ellos.

Desfondado, el Intercity ya no fue capaz de remontar el cuarto gol del Barcelona, pero sí de evitar que le marcaran más. La sensación que dejó el partido fue que, más allá de la exhibición de Solde, a este Barça se lo puede llevar cualquier viento.

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