Hugo Ibarra dejó una dura frase cuando lo consultaron por la ausencia de Agustín Rossi y qué va a pasar con Sergio Romero

Boca volvió a perder con Racing, después de estar en ventaja y con un final polémico; ahora, el foco es otro: qué pasará con el arco, el único puesto que tenía seguridad; “Necesitamos jugadores comprometidos”, afirmó

El final de la película en Oriente Medio se ofrece como símbolo: penal para Racing. Lo patea Gonzalo Piovi, luego de una mano de Agustín Sandez (controvertida, pero lógica desde el reglamento) y no lo puede detener Javi García, el arquero que dispuso Hugo Ibarra para la final. El guardavalla que este 29 cumplirá 36 años fue el mejor intérprete xeneize, en el contexto de otra deslucida tarea colectiva y con pocos argumentos individuales. El penal fue un bombazo. Lamentablemente para él (y para el Mundo Boca), en el inconsciente colectivo, Rossi hubiera tenido otra fortuna. Es un especialista.

Hugo Ibarra no le encuentra la vuelta al funcionamiento xeneize
Hugo Ibarra no le encuentra la vuelta al funcionamiento xeneizeKamran Jebreili - AP

Entre el Consejo de Fútbol y el cuerpo técnico, se decidió que Rossi quedara a un costado (viajó con el plantel, pero no fue al banco), Sergio Romero volvió a sufrir dolores físicos y Leandro Brey fue el suplente. Esa es la síntesis perfecta del escenario xeneize del arco de hoy: García, el que hasta ayer nomás era el tercer arquero simbólico y un juvenil (con enormes condiciones), son los dos protagonistas que más cerca están de ingresar en el campo de juego. Romero seguirá siendo una incógnita y se verá en cada semana cuál es su condición física, mientras que Rossi continuará a un costado. Pero no es un “colgado” más, como suele decirse de modo despectivo en el fútbol: cada vez que el arquero falle o haya un penal, el recuerdo fresco de Rossi estará vigente. Porque sigue siendo parte del plantel. Y, sobre todo, porque Boca no ofrece garantías en ninguna de sus líneas. Solo lo era en el arco

“Todos mis jugadores tienen que estar comprometidos con el club”, es la frase de Hugo Ibarra. La travesía que debió hacer Rossi, en todo caso, es motivo de debate. ¿Para qué viajó? Para algunos, fue una decisión de Juan Román Riquelme. De un modo u otro resultó una situación desprolija. “Un equipo de Brasil confirmó un precontrato firmado con Rossi y decidí que este año todos deben estar comprometidos 100%, por eso fue la decisión. Trabajo con 29, 30 jugadores y los quiero comprometidos”, fue la respuesta de Ibarra, de pocas palabras y que se quitó la medalla del subcampeón apenas se la colocaron. Un gesto que suele replicarse en el fútbol argentino.

“Me voy dolido, queríamos ganar. En un momento del partido cuando estaba terminado, hubo un penal que mínimamente el árbitro debió haber chequeado. Terminó ahí, perdimos el partido, complicado, difícil, que estaba abierto para los dos”, comentó el entrenador. La jugada se revisó en el VAR, que convalidó la determinación del penal. Los jugadores y miembros del staff de Boca cuestionaron el criterio de sanción por entender que no hubo intención de cometer infracción, pero la tecnología convalidó lo dispuesto por Rapallini y Piovi no dejó pasar la oportunidad y le dio a la Academia una nueva estrella. “No se utilizó el mismo criterio para este partido. A nosotros no nos cobraron en Racing y no se utilizó el mismo criterio. Fue así. No nos podemos quejar más”, explicó el joven DT, en referencia a un 0-0 jugado en Avellaneda.

Cambios tácticos, dudas globales. Boca dispuso de solo tres disparos efectivos al arco. “Tuve que variar según el rival, tuvimos mayor manejo mitad de la cancha. Que haya entrado Equi Fernández fue para eso”, analizó. El volante, de paso por Tigre, tuvo un correcto desempeño: ingresó en la segunda mitad, por un inexpresivo Briasco. Lo llamativo vino después, cuando se inclinó por los jóvenes Vázquez y Langoni (no aportaron soluciones) por Benedetto y Ramírez. Faltaban 20 minutos para el cierre del partido. La hipótesis del alargue y los penales.

Benedetto es toda una incógnita, una sombra de lo que supo ser. Sin embargo, el debate en Boca no es la falta de gol: con pocos avances, suele marcar, provocar el desequilibrio con fugaces sociedades, más allá de los nombres propios. Que los tiene, sin dudas. El problema principal, ahora, está en el arco. Una bomba de tiempo.

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