COPA DEL REY | LEVANTE 0-ATLÉTICO 2 / Mientras llega Memphis, despierta Morata

El delantero, autor del primer gol de un Atleti que se vio sometido por un Levante al que solo le faltó acierto. Primera parte mala de los rojiblancos. La entrada de Correa, lo mejoró. Llorente redondeó al final.

Patricia Cazón
As
Cuando el partido terminó, el Atleti dejaba a su espalda al Levante. El Ciutat había caído y ellos seguían adelante en esta Copa que le quita la sed a esta temporada árida y de momento desértica. Con todo había vuelto a salir Simeone. Con todo lo que de momento tiene, claro: que mientras aterriza Memphis despertó Morata. O le despertaron más bien Llorente y Correa, todo chispa y empuje, para tirar del equipo mientras caía esa maldición con todos sus lunes, atascos y lluvias sin paraguas. Fue mucho más difícil de lo que cuenta el marcador. Muchísimo. Con Calleja en su banquillo el Levante se siente alto, guapo y fuerte. Y enseguida se lo hizo saber al Atleti.

Por mucho que Simeone busque el clic que espante el gesto macilento de este Atleti al que hace tiempo ha abandonado el fútbol nada funciona. O poco. Ni las piezas nuevas (De Paul o Savic) ni un nuevo orden, un 4-3-3 con Grizi por la mediapunta y Llorente como delantero con Morata. Si pretendía inquietar y sumar ocasiones, nada más lejos. El banderín del asistente se alzó para anunciar fuera de juego en el primer balón que el francés le filtró al último y ahí moriría el Atleti por un largo rato. Larguísimo, de toda la primera parte. Y la afición con un ojo allí y otro en el puente aéreo: a ver si Memphis estaba, llegaba, podía jugar la segunda de este partido.

El primer acercamiento del Levante a Oblak fue un centro que se envenenó para darle trabajo al portero. Los rojiblancos lo vieron y comenzaron a temblar. Alzarían bandera blanca, jugarían infame. Empezaban sus minutos que no, sus minutos de nada. No jugaba, solo miraba cómo le dominaba el Levante. Un Levante que lo afrontaba como lo que era, puerta a los cuartos de esta Copa. Entre los rojiblancos nadie parecía ser consciente. Nadie corría, nadie arriesgaba, nadie intentaba nada. Ante los semáforos en verde y el empeño rival en perder un balón tras otro, el Levante se fue hacia delante y levantó el campamento a los pies de Oblak.

Pablo Martínez y no Barrios era el chico salido de la Escuela Deportiva de Moratalaz que brillaba en el Ciutat. Junto a Pepelu daba una masterclass de cómo bloquear y noquear rivales. De Paul, que volvía a jugar un mes después de haberse proclamado campeón del mundo con Argentina, lo hacía en su perfil rojiblanco habitual. El malo, el fail.

Córner a córner, con centros al área y la posesión, los de Calleja mostraban los dientes. Sobre el césped había un equipo de Segunda, sí, pero ellos no eran. Su superioridad la llevaría Bouldini al marcador pero Figueroa Vázquez la bajaría: pitó falta en ataque, en el salto del granota con Oblak. Sólo cuando asomaba el descanso el Atleti pareció abrir los ojos, respirar y darse cuenta de dónde estaba. El Ciutat, el Levante. Y si quería seguir vivo en la Copa, no claudicar como en Europa, debían ganarles. Cuando el partido regresó, Barrios se quedaba en la caseta y en su lugar comparecía Correa. Enseguida se notó.

La entrada de Correa todo lo cambia

“Soy el Señor Lobo y soluciono problemas”, le gritó a los demás al pisar la hierba. Dicho y hecho. El argentino fue revulsivo y gasolina, el único campeón del mundo que, de verdad, ayer jugaba en el Atleti aunque sobre el césped hubiese otros dos. Diez minutos más tarde Morata se quitaba el sudor de la frente con media sonrisa: con la derecha le daba la primera estocada al Levante. Solo había tenido que esperar en el segundo palo un centro raso de Llorente que se paseó por cuatro rivales antes de llegar a su bota y patear sin pensar. 0-1. Y sin banderines al aire ni fueras de juego. La jugada, por cierto, había nacido en Correa.

Mientras Calleja trataba de revolverse ante el destino con los cambios, el Cholo sentía la barriga llena y se hacía su habitual yenka hacia atrás. Se volvió a ovillar dejándole el balón a un Levante que reclamó una mano de Kondogbia en el área y no convirtió en peligro real su dominio. Llorente redondeó al final. El Atleti en cuartos, el Ciutat vencido y un aviso a navegantes: mientras Memphis llega, Morata vuelve.

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