BARCELONA 1-REAL SOCIEDAD 0 / El galope de Dembélé marca el camino
El Barcelona, a lomos de un jugador en estado de gracia, se aprovecha de una Real en inferioridad que cuando tuvo sus oportunidades se topó con el palo y con Ter Stegen.
Los
jugadores con un talento especial, esos a los que se les denomina
artistas, son capaces de marcar para lo bueno y para lo malo el
rendimiento de sus equipos. Un rato de inspiración de este tipo de jugadores puede llevar a su equipo al paraíso, pero un día ofuscado puede condenarles.
La fortaleza de un equipo que dispone de genios está en saber aprovechar los buenos momentos de esta tipología de futbolista y minimizar sus descensos a la zona gris. Barcelona y Real Sociedad se presentaron en el Camp Nou con dos talentos que fueron la cara y la cruz: Dembélé y Brais Méndez. El extremo francés del Barcelona realizó un partido fabuloso en el que desbordó a cada marcador o marcadores que vinieran a por él. Pero esos primeros 45 minutos sensacionales no se tradujeron en ventaja en el marcador para el equipo blaugrana. Ni De Jong, ni Lewandowski ni el propio Ousmane convirtieron en gol las grandes jugadas que partían de la banda del francés, que además se adornó con una serie de recursos en el control del balón, pases de espuela y regates deliciosos.
En el otro plato dela balanza estuvo Brais. Un jugador descomunal al que se le fue el partido de la cabeza en el momento que recibió un manotazo de Lewandowski. También pudo influir, que sin Merino ni Silva, el gallego echara de menos el balón, pues en la primera parte, el Barça sometió a la Real a seguir un guión de partido que le gusta poco.
Brais tuvo diez minutos fatales en ese primer tiempo. Se cobró con Pedri el manotazo que le dio Lewandowski con un codazo sobre el canario. Gil Manzano aplicó con el txuriurdin el mismo “jueguen, jueguen” que con el polaco. Luego, el propio Brais cazó por detrás a Lewandowski en una falta de amarilla clara que el colegiado solventó con bronquita y eso de “la última”. Pero ni por esas. Tres minutos más tarde Brais compró todos los números para la roja tras entrar con los tacos por delante a Busquets. El árbitro le enseñó amarilla, pero el VAR le llamó a consulta y, tras ver las imágenes, se fue a la calle a falta de cinco minutos para el descanso. Probablemente, una amarilla antes hubiera evitado esa roja.
Hasta ese momento, el partido había sido claramente del Barça en cuanto a planteamiento y juego, pero la mejor ocasión había sido de Take, que disparó al larguero de Ter Stegen tras un error en la salida de pelota de Balde. Con empate a cero, la segunda parte estaba en ver cuál de los dos equipos era capaz de superar el trabajo incompleto de sus artistas. Eso sí, con la Real subiendo una cuesta tan empinada como la del Camp Nou y con uno menos. Imanol dio entrada al campo a Ahien por Rico, al que había mareado Dembélé y a Barrenetxea por Oyarzabal, en proceso de regreso aún.
Pero el genio de la lámpara de Dembélé tenía el día de las horas extra. A los siete minutos de la segunda parte, Ousmane rompió a su nuevo marcador para fusilar con un misil a Remiro por el palo corto. Un señor golazo.
El partido de Dembélé continúo siendo un recital a pesar de que con la entrada de Raphinha cambió de banda. Se fue al banquillo en el minuto 85 con el Camp Nou en pie reverenciando una actuación memorable que pudo venirse a pique con un error clamoroso de Ter Stegen que el mismo solventó ante el amago de infarto de los culés y que se repitió en el descuento cuando el alemán volvió a evitar la prórroga a chut de Olasagasti en un final de partido que el Barça pudo sentenciar mucho antes.