BARCELONA 1 - ESPANYOL 1 / Cenicienta se rebela
Descalzaba Marcos Alonso a Joselu al contrario que en el cuento, pero a tiempo para las uvas en medianoche. Álvaro acababa de reanimar el derbi ante el Barcelona. Mateu buscó la calabaza.
La viveza de Joselu. Iba a para victoria hasta cierto punto tranquila del Barcelona, más por las ocasiones que por el corto resultado, cuando esto último se comprobó cuando Marcos Alonso, sin pretenderlo, descalzaba por detrás a Joselu Mato dentro del área azulgrana, al estilo del cuento de la Cenicienta pero al revés. Penalti inapelable que el máximo realizador del Espanyol, que aún tenía pendiente anotar en el Camp Nou, ejecutó con la viveza de quien observaba el ‘show’ de Marc André Ter Stegen, moviéndose de un lado para otro de la portería: disparando por en medio.
La roja reversible a Cabrera. Aunque, para ‘show’, el de un Antonio Mateu Lahoz que en algún momento u otro de los encuentros acaba reivindicando su cuota de protagonismo. Y de qué manera. Mostró dos amarillas casi consecutivas a Jordi Alba en ese tramo final en que se fue crispando el encuentro. Expulsó casi acto seguido a Vinicius Souza por el mismo motivo y, en cuestión de segundos, mostraba la roja directa a Leandro Cabrera. Minutos pasaron hasta que el VAR le hizo ver que el uruguayo no había pisado la cabeza de Lewandowski, como el trencilla presuponía, sino que había sido un simple tropiezo. En ese cuento de la Cenicienta, Mateu buscó la calabaza en que acababa convertida la flamante carroza.
Álvaro, al resumen anual por los pelos. Y a Joselu y al árbitro se añadió otro protagonista indiscutible, como lo fue en el minuto 87 un Álvaro Fernández que regresaba a la titularidad en la portería del Espanyol tras ocho jornadas como suplente en favor de Benjamin Lecomte. El riojano no pudo ser más providencial para su equipo cuando detuvo un remate dificilísimo de Lewandowski, junto a su palo diestro, que encima había botado previamente. Una de esas paradas para los resúmenes anuales que, en este caso, entra por los pelos en el de 2022. Y que vale un punto.
El Espanyol de 2022. Había empezado el derbi cuando en Australia justo celebraban el Año Nuevo. Pero en el Camp Nou, fruto del calentamiento global (y, a juzgar por algunos cánticos, también del individual) parecía primavera. Y era todavía 2022. Especialmente para un Espanyol atrapado en el tiempo, al que toda motivación, ínfula justiciera o lucha ante la adversidad por la cautelar a Robert Lewandowski y plan de partido se le destartalaba a los siete minutos que tardó en ser el de siempre hasta que recuperó todo ese orgullo en la endiablada recta final.
El balón parado. Si el balón parado iguala a los equipos, como reza una de las máximas del fútbol, en el caso del conjunto perico esta temporada desnivela demasiado. En este caso, un derbi. Que había comenzado con mucho orden, con presión incluso, y con un 4-2-3-1 en que Calero y Vinicius se abalanzaban sobre Gavi y Pedri, respectivamente. Pero que en un solo saque de esquina quedó al descubierto. Indeciso Álvaro, la defensa saltó al unísono hacia el esférico, obviando salvo Calero la segunda jugada, el palo largo, donde donde Andreas Christensen prolongó para que Marcos Alonso anotara. Los duelos aéreos defensivos –en ataque, invencible como de costumbre Joselu– fueron para el Espanyol un quebradero, nunca mejor dicho, de cabeza. Así que llega César Montes al rescate.
Los mundialistas. Una de las grandes incógnitas de esta temporada iba a versar sobre el papel, en el segundo tramo de competición doméstica, de los jugadores que hubiesen disputado la Copa del Mundo. La sensación, viendo un derbi entre un Barça plagado de mundialistas y un Espanyol solo con Braithwaite procedente de Qatar, es que probablemente a la larga acusen ese sobreesfuerzo pero que a estas alturas la gasolina suma más que resta. No hubo más que ver a Jordi Alba apareciendo como una bala por la banda de Óscar Gil. Otro de los déficits continuos que el Espanyol ha arrastrado hasta el último día de 2022.
Melamed, un factor diferencial. Como en los dos anteriores partidos oficiales, ambos de la Copa del Rey frente a CD Rincón (0-3) y Atlético Paso (0-1), puso hasta bien avanzado el choque la chispa en el conjunto perico, el factor diferencial. De hecho, por eso se ganó una oportunidad en el Camp Nou en detrimento de Javi Puado, quien lo sustituyó casi a la hora de partido. Y ese rol lo jugó también, aunque más tímidamente, en Can Barça, donde gozó en el 34′ del primer y hasta el penalti único disparo del Espanyol, que Sergi Roberto le desvió a córner, tras la buena visión de juego de Joselu con su pase en diagonal. De fuera para adentro, por cualquiera de las bandas, Melamed es un incordio. Pero, como se constató más tarde, necesita mucho más cualquier visitante para no irse de vacío del Camp Nou.
Una pareja de quilates. Que se lo digan a Iván de la Peña, presente en el palco, y que siendo poco prolífico en goles anotó un doblete en la última victoria del Espanyol en el feudo azulgrana, uno de ellos de cabeza (“no lo hago ni en los entrenamientos”, llegó a confesar) y ante un Barcelona del que salió expulsado Seydou Keyta. Todo, incluso los tribunales visto lo visto, se tiene que alinear para llevarse el premio gordo de un derbi. Bien lo sabe también Mauricio Pochettino, que veía esta vez junto a ‘Lo Pelat’ cómo pese a todo iban pasando los minutos y el Espanyol seguía manteniendo casi intactas sus opciones de puntuar.
“A l’aguait tot el partit”. Esta frase, “en alerta todo el partido” en perfecto catalán, la pronunciaba Diego Martínez al final de su comparecencia previa al derbi, sin que mediara una pregunta. Simplemente como un aviso a navegantes. Cierra el Espanyol 2022 a un punto del descenso, tal como lo había transitado durante todo el Mundial, pero con el buen sabor de boca que solo 12 uvas y un buen brindis pueden culminar. “A l’aguait” todo lo que queda de Liga, comenzando por el Girona, la próxima semana. Y en la Copa. Y en el mercado de invierno. “A l’aguait”, Espanyol. Y a disfrutar.