ATHLETIC 0-OSASUNA 0 / La fortuna da la espalda al Athletic

Los leones no solo desaprovechan la oportunidad de entrar en zona Champions, es que salen de Europa. Ejercicio de supervivencia de Osasuna ante la avalancha bilbaína

Alfonso Herrán
As
El Athletic deseaba tanto regresar a los puestos de la Champions que ese intenso anhelo le estalló en la cara. El triunfo ante Osasuna le devolvía a esa zona noble, empatado con el Betis, pero con mejor saldo de goles. Buscó el triunfo con todo el ahínco del mundo, pero se estampó con el muro rojillo, un equipo que ha perdido el brillo de 2022, pero que al menos completó un buen ejercicio de supervivencia y mostró un perfil más competitivo que en la reciente visita al Reale Arena. El turrón no ha sentado bien a una plantilla a la baja. Chimy ni salió y hay oportunidades para jugadores que hace nada estaban en Primera Federación para buscar algo de ánimo. Se echa en falta más atrevimiento, cierto protagonismo con el cuero, ser intrépidos. Supieron al menos encontrar el empate, porque se vieron inutilizados para el triunfo. Los leones llegaron muchísimo a zonas de ataque, se aburrieron de tanto viaje, pero erraron en los centros finales, en la búsqueda del pase preciso atrás. Regresan los viejos fantasmas de la falta de eficacia que tanto agobió en la etapa de Marcelino. Mucho ruido y pocas nueces. Todos los goles que caían llovidos del cielo en Copa ante el Eldense esta vez se tornaron en sequía. De nada vale jugar tanto tiempo en campo contrario si no se le saca provecho. El pulso se fue cerrando y acabó atascado. Fue intenso, pero no brillante, se amontonan los Athletic-Osasuna de ese estilo. La memoria de San Mamés refrescó el legado de Rojo I tras el fallecimiento, pero no hubo goles para brindar por él.

Tras la emoción por el genio que se fue, diez minutos de mucho equilibrio, en los que Osasuna parecía más cómodo, logró estar bien plantado y que no le dominaran en los duelos. Tiró balones largos a Budimir a la espera de segundas jugadas. A partir de ese corto espacio de tiempo, el Athletic empezó a imponer su ley. Apretó las clavijas y encontró dos agujeros rojillos por las bandas, sobre todo la izquierda. Por el otro costado, a Moreno le tocó un debut en Liga que nunca olvidará. Primero le encaró la centella Nico y después intercambiaron posiciones los Williams y le vino Iñaki. Arrasate fortaleció ese costado derecho defensivamente con Moncayola, pero era sacrificar uno de sus hombres claves para tener algo de argumento por dentro. En la izquierda, Abde apenas bajaba a defender y echar una mano a Cruz, y cuando lo hacía el marroquí era para provocar desperfectos por encontrarse fuera de contexto. Como despejes al centro que creaban peligro por parte rojiblanca al recogerlos o una entrada sobre Sancet en el minuto 24 que pudo ser penalti.

Los leones fueron elevando el ritmo de forma abrasiva. El volumen de llegadas y ocasiones aumentaba hasta abrumar, aunque no se traducía en ocasiones muy claras. Sancet y Zarraga recuperaban muchos balones y combinaban con el frente de ataque. El segundo fue creciendo de forma paulatina, con anticipaciones agresivas gracias a una excelente presión y conducciones hasta el balcón del área salvando líneas. Para rematar la faena, los Williams amenazaban con sus estampidas.

Osasuna necesitaba otro plan, porque amenazaba ruina. Lograba recuperar algún balón, pero estaba tan recluido en el área propia que no le daba para amenazar. No podía descansar y pensar con el esférico en los pies sencillamente porque no lo tenía. Budimir estaba de adorno, no recibía ni una para quedársela y dar oxígeno. Y no digamos ya para tener algo de peligro ante Simón. La media hora previa al descanso se jugó en campo rojillo, la hierba de la otra parte del campo ni se pisó. Los navarros se habituaron a transitar por posiciones de riesgo. Moi Gómez y Abde no tenían la tensión que demandaba un choque con mucho voltaje y el Athletic estaba muy fuerte en la presión alta. Solo le faltaba la puntería, precisar sus disparos. Y Aridane ya no se sabe si es que en ocasiones se duerme ante una jugada que exige nervio radical o que en este instante de su carrera no tiene la velocidad de antes, pero en una de sus malas poses le robó la cartera Sancet y casi la lía pero muy gorda. En otra de esas jugadas que cortan la respiración a Arrasate cedió a Aitor de cabeza con un avispero de atacantes a medio metro. La mejor ocasión del primer tiempo estuvo en las botas de Sancet, en el minuto 37. Golpeó con violencia con la derecha y se la paró abajo como un gato Aitor Fernández.

La segunda parte prolongó el monólogo bilbaíno, con Osasuna acastillado atrás con su defensa plagada de bajas. Cambios para dibujar un panorama calcado. Términos opuestos pero que convergen en el fútbol en ocasiones. Guruzeta anotó en el 62 un gol que fue anulado por fuera de juego claro. La filosofía de juego, de todos modos, sí se mudó. Muniain tomó el sitio de Sancet y el juego local giró hacia sus botas, se empezó a generar a partir de ahí, sin esperar más cañones. Y Osasuna, preso de la impotencia, intentó tener algo la pelota con Oroz y buscar arriba la referencia de Kike García. Los Williams tuvieron dos ocasiones inmejorables, pero la noche les negaba el gol. Nico es un jugador de otra galaxia, un futbolista de Playstation, pero a veces debería reeducar su fútbol, aparcar tanta serpentina e ir a lo práctico. El Txingurri puso al final a Raúl García y Villalibre para meter toda la pólvora en el verde. Curiosamente la última gran oportunidad, la única propia, la protagonizó Osasuna, con un pase al área que resolvió Simón ante la presencia atosigante de Kike y Manu Sánchez.

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