Agustín Rossi se va de Boca: la trama oculta detrás de la salida del arquero a Flamengo
Se irá en junio con el pase en su poder tras seis años perteneciendo a la entidad xeneize, sin dejarle un centavo; las negociaciones con Riquelme y el enojo del representante
“Pasaron cosas…”, dijo Rossi cuando le consultaron sobre su ahora esquiva continuidad mientras festejaba el título de la última Liga Profesional, en octubre de 2022. Claro, se refería –justamente- a ese fuego cruzado entre su representante, Miguel González, y el Consejo de Fútbol, que tuvo voces de varios de sus integrantes (Juan Román Riquelme fue uno) y hasta el aporte de Jorge Amor Ameal, el que más lo atacó durante una entrevista asegurando que el futbolista estaba rechazando la renovación para pedir números que podían “quebrar el club”.
Grandes atajadas de Rossi en Boca
No obstante, pasaron cosas, sí. A comienzos de 2017, un joven Rossi, de por entonces 21 años, llegaba a Brandsen 805 tras una extensa -y agotada- estadía de Agustín Orión. Tras sus pasos por Chacarita, Estudiantes y Defensa y Justicia, se trataba de una apuesta del club, pero que ya tenía que mostrar condiciones en el arco azul y oro.
Evidentemente, semejante responsabilidad significó un peso para él, que pese a los campeonatos locales que obtuvo el equipo tanto en 2017 como en 2018 recibía justas críticas a raíz de errores, momentos de inseguridad y la sensación transmitida de ser –en aquel momento- un arquero frágil. “No te hace ganar partidos”, resumían los hinchas sus sensaciones.
Acaso, todo lo que fue desde mediados de 2021, cuando –con 26 años- encontró la oportunidad de reivindicarse de aquel flojo pasado, luego de un préstamo en Lanús (de 2019 a 2020) que terminó siendo un punto de inflexión: le dio rodaje como titular, empezó a sentirse importante en un equipo y, de esa manera, comenzó a prepararse para su vuelta a la entidad de la Ribera.
Mejor dicho, la mejora en Boca tiene dos asteriscos. El primero data del 11 de noviembre de 2018. Ya que ni siquiera Guillermo Barros Schelotto, entrenador de ese entonces, confiaba en su arquero bicampeón, pidió la contratación de Esteban Andrada, pero éste sufrió una fractura en la mandíbula que le hizo perder la primera final de la Copa Libertadores ante River tan recordada: Rossi lo reemplazó y fue la figura del equipo aquella tarde del 2-2 en la Bombonera, que lo aplaudió enfáticamente por una versión que no conocían. Era un aviso de lo que podía dar.
Mientras que la segunda rama de su explosión se desprende, justamente, cuando se produjo el quiebre de relaciones por su renovación: a los pocos días de la contrapropuesta del arquero y su agente, el propio Riquelme decidió aprovechar la chance de contar con la libertad de acciones de Sergio “Chiquito” Romero. A Rossi no le gustó nada ese mensaje encubierto de que había nuevos guantes llevados por alguien con un nombre ganado. No obstante, no fue una inyección que lo haya sedado, sino más bien lo llevó a mostrarse tan entero como completo. Entonces, él fue el que pasó a desafiar a los responsables del fútbol boquense.
Porque tuvo una tropa detrás que engrosó esa ventaja: la ovación del hincha, ese que hoy reparte sus sentimientos entre el agradecimiento y la decepción por esperar un “Sí” sin pensar con la billetera de quien hasta diciembre de 2027 se llenará de dólares y futbolísticamente se potenciará –o no- nada menos que en el actual campeón de la Libertadores. En simples palabras, el gusto agrio del amor futbolístico y el odio por las preferencias ajenas.
Es que, alguna vez, el vicepresidente segundo dio su opinión más sincera: “Pareciera que Agustín [Rossi] se siente más cómodo cuando le patean penales que durante los 90 minutos”. Es que, en los últimos seis años, contuvo 20 entre tiempo reglamentario y series, logrando ser el más efectivo del mundo en ese aspecto.
Todos los penales que atajó Rossi en Boca
Ahora bien, al ahora nuevo jugador de Flamengo le ejecutaron nueve en 2022 durante el tiempo de juego y desvió cinco, mientras que le patearon 15 entre las dos series que afrontó Boca (siete ante Racing, en la semifinal de la Copa de la Liga, y ocho frente a Corinthians, por los octavos de final de la Libertadores) y él contuvo tres. Era el arma propia y el de Boca, pero el conflicto por su continuidad le tocó el orgullo y se hizo más gigante.
Dejó de atajar penales (de hecho, le convirtieron dos de tres que hubo en la Liga Profesional post eliminación copera) y mostró otra seguridad bajo los tres palos ante las diferentes llegadas: en los últimos 16 encuentros logró nueve vallas invictas, siendo en varios de esos compromisos la figura del conjunto de Hugo Ibarra y clave para que se consiguiera el trofeo local en octubre. Por eso, el alarido de la Bombonera mientras el campeonato transcurría: “¡Rossi es de Boca, de Boca no se va!”, se escuchó, incluso, cuando el Consejo de Fútbol había dado por finalizadas las negociaciones. El socio había hablado: una ovación para el ‘1′, pero un aviso de que Riquelme y su gente debían considerar retomar el diálogo para lograr la renovación.
Algo a lo que se procedió, incluso, con mejores términos, pero no fue exitoso. Los días dirán qué será de la vida de Rossi mientras sigue yendo al predio de Ezeiza. ¿Ataja igual, es apartado o no concentra? Es que, contrariamente a lo que quería la gente, Rossi es de Boca, pero de Boca se irá.