Ziyech, de desterrado a héroe

 El jugador del Chelsea Hakim Ziyech renunció a principios de año a la selección. La salida de Halihodzic y la llegada de Regragui le han devuelto la alegría en el Mundial

Andrés Onrubia
As
El historial de Hakim Ziyech con la selección marroquí podría, perfectamente, trasladarse a una novela dramaturga de Victor Hugo. Dos veces renunció, dos veces le descartaron sus seleccionadores, el último Haliholzic, y su rendimiento, irregular, había sido objeto de debate en Marruecos sobre si realmente su presencia beneficiaba a la selección. Ahora, los más feligreses de los Leones del Atlas le veneran como si fuera un profeta encargado de devolver la felicidad a un pueblo acostumbrado a decepciones en el mundo del fútbol.

A comienzos de año, antes de la Copa de África, torneo en el que Marruecos cayó ante Egipto en los cuartos de final, el extremo derecho, de 29 años, notificaba públicamente su renuncia a la selección. Los problemas con Haliholzic, exseleccionador nacional, fueron uno de los detonantes de su huida. El bosnio, desafiando a la opinión pública, reconocía públicamente que Ziyech era un “jugador problemático, que podía enturbiar el ambiente del vestuario”, además de avisarle de que no “iba a regalarle nada”.

Políticos, aficionados, personalidades del mundo del fútbol o incluso cantantes magrebíes se posicionaron a favor de Ziyech. La mala Copa de África que realizó Marruecos, unido a la falta de apego de Haliholzic a la selección, obligaron a la Federación a reaccionar a pocos meses del Mundial, resolviéndole unilateralmente el contrato. Walid Regragui, que se había forjado en Marruecos, que había crecido en el país africano, que conocía, quizá mejor que nadie, el sentimiento nacionalista marroquí, era su sucesor. Aquella decisión, sorprendente a primera vista, iba a marcar un antes y un después en la historia del fútbol africano.

El que fuera jugador del Racing de Santander moldeó una selección competitiva, aguerrida y física como la que más en apenas tres meses. Una de sus primeras decisiones fue la de repatriar a Harit, lesionado en el ligamento y baja en Qatar, y a Ziyech, al que le dio las llaves de la selección sin titubear. “Es increíble. Mucha gente dice que Hakim es un chico difícil de manejar, pero lo que yo veo es que, si le das amor y confianza, muere por ti”, manifestaba Regragui, que considera que Ziyech es una de las “mejores zurdas del mundo”.

Nacido cerca de Ámsterdam, hijo de dos bereberes inmigrantes, Ziyech se formó en el fútbol holandés. En 2015, el zurdo escogía a la selección marroquí por encima de Países Bajos, una decisión que trajo polémica. Marco Van Basten, su primer entrenador en el Herenveen, calificó de “estúpida” aquella decisión. Fue ascendiendo escalones en el siempre técnico fútbol neerlandés y en 2019 llegó a las semifinales de Champions con el Ajax. Aquel equipo, ofensivo y vertiginoso, que jugaba sin miramientos ante los grandes, tenía en Ziyech una de las mejores zurdas de Europa.

Traspasado en 2020 al Chelsea por 40 millones, su rendimiento en la capital inglesa, pese a haber logrado la Champions en 2021, no ha sido el esperado. En todo el Mundial suma 458 minutos, mucho más que en la Premier con los ‘Blues’, con los que apenas ha disputado 158 minutos repartidos en cinco encuentros. Su poco protagonismo con Tuchel en primera instancia y después con Potter, que utiliza un sistema en el que no hay cabida para jugadores pegados a la banda, le hacen reflexionar sobre una posible vuelta al Ajax.

En el Mundial de Qatar, Ziyech es el oasis en el desierto. Dentro del equipo rudimentario que es Marruecos, la técnica que atesora supone un soplo de aire fresco para los de Regragui. La banda derecha, formada por él y por Achraf, que aprovecha las diagonales hacia dentro de su compañero para dar profundidad, es, posiblemente, la mayor arma ofensiva que disponen los Leones del Atlas. Ante Francia, el miércoles, la selección marroquí necesita al mejor Ziyech para intentar ser la primera selección africana de la historia que disputa la final del Mundial.

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