¿Se puede conocer qué porcentaje de la población mundial tuvo COVID-19?
Pese a que los criterios de testeo son disímiles en el mundo, el prestigioso científico Eric Topol analizó una serie de trabajos divulgados en las últimas semanas y advirtió que la mayoría de los niños y adultos menores de 60 años tenían evidencia de contacto con el virus
Más allá de que en muchos países el régimen de testeo decayó y en otros los diagnósticos deja de lado la vigilancia genómica, el prestigioso científico Eric Topol, fundador y director del Scripps Research Translational Institute, dio a conocer, mediante su cuenta de Twitter, tres informes divulgados en las últimas semanas. Estos trabajos, con diferentes métodos, población y tiempo de estudio, indicaron que entre el 42 y el 94% de la población mundial tuvo COVID-19.
El primero de los documentos compartidos por el además profesor de medicina molecular y vicepresidente ejecutivo de Scripps Research de Estados Unidos, pertenece a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) y asegura que “un alto porcentaje de adultos estadounidenses tiene anticuerpos contra el SARS-CoV-2, obtenidos mediante vacunación, infección o ambas”.
Puntualmente, aseguran que “durante agosto de 2021 a mayo de 2022, el 41,6% de una muestra de conveniencia de adultos tenía tanto anticuerpos contra la espiga (que indicaban una infección o vacunación previa) como anticuerpos contra la nucleocápside (que indicaban solo una infección previa)”. En tanto, “el 43,7% de estas personas posiblemente estaban infectadas de forma asintomática. La prevalencia de patrones serológicos compatibles con la vacunación sin infección fue menor entre los adultos más jóvenes, los adultos negros o afroamericanos hispanos y no hispanos y las personas con menos educación”.
Por su parte, el sitio medRxiv, que nuclea publicaciones especializadas en ciencia y salud publicó una preimpresión que aún no fue revisada por pares titulada “Cambios en la inmunidad de la población contra la infección y la enfermedad grave por las variantes Ómicron del SARS-CoV-2 en los Estados Unidos entre diciembre de 2021 y noviembre de 2022″.
En el artículo, los investigadores destacan que “si bien una fracción sustancial de la población de los EEUU se infectó con el SARS-CoV-2 entre diciembre de 2021 y febrero de 2022, la evolución posterior de la inmunidad de la población contra las variantes de Ómicron del SARS-CoV-2 refleja las influencias competitivas de la disminución de la protección con el tiempo y la adquisición, o bien la restauración, de la inmunidad a través de infecciones y vacunas adicionales”.
Según vieron, para el 9 de noviembre de este año, el 94% de la población de los EEUU se había infectado por SARS-CoV-2 al menos una vez. Combinado con la vacunación, se estimó que el 97% tenía alguna exposición inmunológica previa al SARS-CoV-2. Entre el 1 de diciembre de 2021 y el 9 de noviembre de 2022, la protección contra una nueva infección por Ómicron aumentó del 22 al 63% (51 % -75 %) en el territorio norteamericano, y la protección contra una infección por Ómicron que condujo a una enfermedad grave aumentó del 61 al 89%.
En tanto una publicación del Canadian Medical Association Journal dio cuenta de que para agosto de 2022, la mayoría de los niños y adultos menores de 60 años tenían evidencia tanto de vacunación como de infección por SARS-CoV-2. “Como la evidencia previa sugiere que un historial de ambas exposiciones puede inducir una inmunidad híbrida más fuerte y duradera que cualquiera de las dos exposiciones solas, los adultos mayores, que tienen las tasas de infección más bajas pero el mayor riesgo de resultados graves, continúan justificando la vacunación prioritaria”, señalaron los investigadores.
Sobre cuáles son las implicaciones de los hallazgos para la práctica de la salud pública, los CDC recomiendan que todos se mantengan al día con la vacunación contra el COVID-19. “Estos resultados pueden guiar los esfuerzos en curso que se necesitan para lograr la equidad en la vacunación de serie primaria y la cobertura de dosis de refuerzo”, aseguraron.
Hace algunas semanas, Topol había manifestado su interés en el desarrollo de las vacunas nasales como refuerzo para el futuro, como una de las claves para que el mundo se libere de la pandemia. “No he perdido la esperanza de que impulsen las vacunas nasales de refuerzo como un camino para restablecer un nivel de protección alta contra las infecciones, y vacunas mejores, más duraderas y a prueba de variantes”, había escrito en su newsletter semanal.