Pelé, un prodigio que había que verlo para creerlo
La irrupción y ascensión al olimpo de Pelé y el 'jogo bonito' que desplegaba junto a Garrincha, Didí y Vavá fue meteórica, avasalladora. A Rusia la sorprendió, a Gales le marcó su primer gol, en semifinales liquidó a Francia con un hat-trick y en la final ante Suecia, el equipo local, marcó uno de los goles que forman parte de la iconografía del fútbol: le hizo un sombrero a Gustavsson dentro del área y sin dejarla caer al suelo fusiló al portero. Golazo. Haría otro de cabeza para cerrar una final que tras el 5-2 acabó con un guión hoy impensable: el derrotado público sueco aplaudía emocionado y Pelé lloraba sobre el hombro del meta Gilmar. Primer Mundial para Brasil. Había nacido un mito.
Doce años después de aquello el mundo entero ya le conocía y le admiraba pero, como sólo con capaces de hacer los mejores magos, volvió a asombrar al planeta. Hablamos de PELÉYLABRASILDEL70. Léase así, en mayúsculas y de carrerilla. Porque así es como jugaban aquellos demonios vestidos de amarillo, combinando talento, fantasía, belleza, diversión... El mito del fútbol brasileño alcanzó su máxima expresión en el Mundial de México con un fútbol como nunca se ha vuelto a ver. 'O Rei' inventaba maravillas en cada partido: su engaño al portero uruguayo sin tocar el balón, su casi gol desde el centro del campo a Checoslovaquia... Era una fiesta constante, una sinfonía donde Gerson, Tostato, Rivelino, Jairzinho y Carlos Alberto ponían su desbordante calidad al servicio del grupo, en lo que constituyó el primer esbozo del fútbol total. Así conquistó Brasil su tercera Copa del Mundo en 12 años y así conquistó Pelé el corazón de los aficionados de todo el planeta.
Pero ni sus tres Mundiales, ni sus más de mil goles con el Santos, el Cosmos y Brasil, ni sus incontables premios y galardones dan la medida exacta de un Pelé que, si no fue el futbolista más completo (Di Stéfano), sin duda era el más espectacular y el más innovador. Simplemente 'O Rei'.