Messi se hace Xavi
La capacidad de controlar el juego y los partidos a base de toque recuerda a la etapa de futbolista del ahora técnico culé. Leo es otro jugador respecto a sus inicios.
El paso de los años -esta en 35 ya- le ha hecho ir convirtiéndose en otro jugador, fantástico también, uno más parecido a lo que era Xavi que a lo que fue Messi. Nada le ha podido venir mejor para alargar su carrera. Juega con los tiempos como hacía el ahora técnico culé. El ritmo es suyo.
Messi empezó a ‘DiStefanear’ hace ya temporadas, pero este Mundial es la constatación definitiva de su mutación. Ante Austrlalia dio tantos pases o más que cualquier centrocampista del equipo. Sumó 61 y se incrustó en la zona medular para participar constantemente en la creación de juego.
Dos socios principales
El caudal entre el ‘10′ y sus compañeros fue permanente, incluso abusivo. De Paul le dio 14 veces la pelota a él y él se la dio 11 a De Paul. Con Enzo Fernández ocurrió algo similar: 9 pases de Leo al joven del Benfica y 12 en el sentido inverso. Fueron sin duda los dos jugadores con los que más combinó, justo los que le ayudaron a ser de nuevo él mismo en la almendra central del campo.
Lo espectacular de este Messi reconvertido en Xavi es que aún mantiene la buena relación con el gol. Ya no es el Messi que logró marcar 50 goles en un año, pero sigue en buenas cifras -a excepción del pasado curso en París en el que anduvo lejos de su media-. En esta temporada lleva 7 cuando no se ha alcanzado la mitad de curso y en la selección esos números son todavía mejores: suma 13 goles en 8 encuentros, aunque cinco de ellos llegaron en un mismo amistoso ante Estonia. En el Mundial lleva 3 en 4 partidos.
Con todo ello, Países Bajos sabe que tendrá que trabajar de lo lindo para poder sujetar a Messi, aunque también encuentra debilidades que quiere potenciar. Van Gaal fue claro en una mesa redonda con periodistas: “Messi es el jugador creativo más peligroso, es capaz de crear mucho y marcar goles por él mismo. Pero cuando pierden el balón no participa mucho y eso nos da oportunidades”. Alto y claro. Dejarle recibir es un peligro, pero presionar y robarle el balón pues ser fundamental.