Lionel Scaloni y la nueva fórmula del DT para un equipo camaleónico que se adapta a todos los golpes en el Mundial Qatar 2022
Los jugadores se adaptan con facilidad a los pedidos del entrenador. Lo que para muchos futbolistas puede ser traumático, para este plantel es algo normal
La selección consiguió su pasaje merecidamente, más allá del golpe anímico que significó el empate de Wout Weghorst en el minuto 100. Tuvo vaivenes emocionales y tácticos también, utilizó cuatro sistemas dentro del mismo partido pero los jugadores se adaptan con facilidad a los pedidos del entrenador. Lo que para muchos futbolistas puede ser traumático, para este plantel es algo normal. Y no muestran fastidios por las mutaciones, sino que se encolumnan detrás de la idea.
Se había mencionado que la línea de 3 que venía aplicando Scaloni en el Mundial en distintos pasajes podría haber llegado para quedarse, sobre todo luego de lo visto ante Australia y Polonia, donde la selección jugó sus dos mejores partidos en mucho tiempo. Y por primera vez en Qatar la eligió para jugar desde arranque ante Países Bajos. Un esquema 3-5-2 con Dibu Martínez; Cuti Romero, Otamendi y Lisandro Martínez; Molina, De Paul, Enzo Fernández, Mac Allister y Acuña; Messi y Julián Alvarez.
Tres pueden ser más que cuatro porque al ubicar tres zagueros centrales se puede proyectar más (y sin tantas preocupaciones defensivas) a los laterales, que se transforman en carrileros. Eso sucedió con Nahuel Molina y Marcos Acuña ante Países Bajos, que le dieron opciones de pase a un Messi que necesita alternativas de descarga constantemente. Y no fue casualidad la presencia ofensiva que tuvieron en todo el partido, más allá de que quedaron marcados positivamente porque el exBoca anotó un golazo (tras asistencia del 10) y al exRacing le cometieron el penal que Messi transformó en el 2-0 parcial. Y lo mismo ocurrió, con otras características, cuando ingresaron Montiel y Tagliafico.
Desde las prestaciones, los laterales/carrileros que juegan por los costados y por delante de la línea de 3 suelen ser veloces, dinámicos, capaces de ofrecerle una profundidad ofensiva por afuera y por dentro también. Pero en esta selección suelen destacarse más porque, desde lo colectivo, hay veces que el equipo se ofrece lento, pesado. Mac Allister, Enzo Fernández, De Paul tienen buen pie y ofrecen una gran capacidad de posesión del balón, con controles firmes y orientados para darle sentido al juego y la elaboración, pero por algo la “explosión” ofensiva llegó con la diagonal de un carrilero, en este caso Molina.
El contraejemplo de esto fue cuando varias veces el equipo argentino, ya en ventaja en el marcador, quedó contraatacando 3 vs. 3 o 4 vs. 4 pero sin cambio de ritmo ni velocidad de sus intérpretes, terminaban bien tomados por el retroceso de los futbolistas de Países Bajos.
Dentro de lo camaleónico del equipo, también se pueden ver dos enganches de formación (Mac Allister y De Paul) casi haciendo marcas personales sobre mediocampistas rivales, como sucedió con Frenkie De Jong y Marten De Roon. Por eso durante el primer tiempo el equipo de Van Gaal no generó chances de gol y sus tres centrales (3-4-3) terminaban salteando líneas para buscar a Depay, Gakpo y Berwijn. No es el fuerte de ellos, pero lo hacen por el bien del equipo.
La selección arrancó 3-5-2 y luego pasó al 5-4-1 a los 32 minutos del segundo tiempo; volvió al plan original tras el 2-2 y pasó momentáneamente a línea de 4 cuando ingresó Di María por Lisandro Martínez. La mejor noticia para Scaloni es que su equipo volvió a jugar bien y mereció llevarse la victoria sin depender de los penales, aunque no fue una tarde lúcida para el entrenador desde los cambios.
Es un rubro en el que suele acertar, pero el ingreso de Paredes por De Paul no le dio el dinamismo al equipo que sí le hubiera aportado Palacios; la salida de Cuti Romero no se entendió teniendo en cuenta que la Argentina se iba a defender cerca de su área y con Países Bajos tirando centros: así fue el 1-2, de cabeza, y el tiro libre del 2-2 llegó luego de una falta evitable de Pezzella al borde del área. Es cierto que Romero estaba amonestado, pero el 2 y el 5 no deberían salir nunca de un equipo. El ingreso de Lautaro Martínez no entregó la frescura necesaria en ataque y quizás este viernes habría sido para probar con Ángel Correa como falso 9, un jugador con otro cambio de ritmo y verticalidad.
En la previa, Scaloni tampoco colaboró en cómo lideró la noticia sobre una supuesta lesión de De Paul. Las protestas durante el partido y los nervios que sumó desde el banco tampoco ayudaron. Pero el equipo volvió a dar la cara con actitud y juego para quedarse con una victoria merecida. Y eso es mérito total de Scaloni, un DT que armó una selección camaleónica que representa a los hinchas y que se anima a discutir, desde las matemáticas, por qué “tres son más qué cuatro”.