GHANA 0-URUGUAY 2 / Uruguay se ahoga en la orilla

El equipo charrúa reaccionó demasiado tarde en el Mundial. Tras la victoria de Corea ante Portugal, le faltó un gol ante Ghana para pasar a octavos.

Alfonso Herrán
As
Dos días consecutivos con el éxtasis y la tragedia rondando por los estadios de Qatar. Dos grupos resueltos en una ruleta rusa apasionante, el anticipo de lo que viene con las eliminatorias. Uruguay y Ghana se citaban doce años después del episodio dramático de Sudáfrica para continuar dando cuerda a viejas cuentas. Y tras instantes en que los africanos se veían en la siguiente fase, los charrúas les quitaron el caramelo y lo chuperretearon a base de bien en su boca. Se pusieron con 0-2, era el billete a octavos. Eso sí, contaban con que Portugal hiciera su trabajo. Quizás se confiaron en exceso, porque estamos en el Mundial de la revolución asiática. Japón dio un golpe en la mesa ayer dentro del grupo de España y esta vez, Corea del Sur aplicó la misma medicina en el Grupo H. Dio un giro de 360 grados a la situación. Uruguay fue muy cutre en las dos jornadas previas y cuando quiso ponerse osada, ya era demasiado tarde. Un fracaso de época. No le bastó el triunfo. Ni con reencontrarse al fin consigo misma. Estaba ante su enésima prueba de vida y se esmeró por agarrarla con uñas y dientes. Su falta de ambición en las jornadas previas merecía un castigo, pero ¿tan doloroso?

Total, que el 2-1 coreano, en el descuento de su partido ante los portugueses, llegó en el instante en el que corría el minuto 85 en el Ghana-Uruguay. Fue un instante que no se lo desearía nadie a su peor enemigo. Apabullante secuencia de acontecimientos, una catarata de sanciones indescriptibles. Diego Alonso había sacado del verde a parte de la artillería, para proteger el 2-0, y les hacía falta un gol para recuperar el billete de los cruces. Peor lo tenía Ghana, que precisaba dos tantos, el empate, para alcanzar ese anhelo. Luis Suárez descansaba en el banquillo con el rostro cubierto por la camiseta. Se olía el batacazo histórico. Una leyenda así, a un gol de ser el máximo anotador histórico charrúa, en poder de Míguez, no se merecía semejante broche. Con 35 años, no tenía consuelo. Y el resto se veía impotente ante una pared llamada Ati Zigi, el meta de los ‘Black Stars’ que negó todos los disparos del tramo final. Cavani fue muy astuto en una carrera y se frenó para meterse entre su defensor y tratar de provocar penalti. Un disparo lejano de Maxi Gómez y una falta lanzada `por De la Cruz fueron las últimas intentonas. Ni por esas. Corea del Sur veía en una pantalla el desenlace rezando por el pase. Luego permanecía en una hilera, abrazados. Las escenas de desconsuelo y la bronca de una Uruguay impotente comiéndose al árbitro ponen el colofón a un partido que se recordará en la eternidad de los Mundiales.

Todos los Mundiales encierran historias de estas donde convive la apoteosis y el naufragio. Las lágrimas suelen ser denominador común entre las selecciones africanas, pero esta vez se compartieron con los sudamericanos. Ghana y Uruguay son las capitales de la tristeza. Un amargo capricho del destino devolvió a los ‘Blacks Stars’ a 2010, cuando en cuartos de final, un penalti en el último minuto de la prórroga provocado por Suárez al despejar con la mano un tanto cantado no pudo ser convertido fallado Gyan y ese error condujo a la tanda de penaltis, donde los celestes salieron triunfantes. En un instante señalado de traza similar, André Ayew se encontró ante Rochet en el 18′. Pero rebobinemos lo que pasó previamente, que es importante. Dos minutos antes, Jordan Ayew disparó desde la frontal del área y su hermano André estaba por medio, en la trayectoria. El VAR describió que no había fuera de fuego por el talón de un defensa. Rochet la paró de mala manera y dejó el cuero muy franco para quien llegara. Apareció el omnipresente Kudus y el meta charrúa lo derribó de forma clara. Lo certificó por si acaso el alemán Siebert en la pantalla a pie de campo. Más tarde se obvió un posible penalti sobre Darwin Núñez, pero el defensa tocó balón antes de derribarle.



Todas esas acciones concatenadas conducían inexorablemente al punto fatídico.
Como en 2010. El destino a veces reserva estos giros diabólicos. Las piernas de André Ayew, el único superviviente de hace 12 años, temblaron a la hora de lanzar y envió el cuero a las manos del portero. Posiblemente ese fue el último aliento de Ghana, que bien es verdad que en la segunda parte mejoró sin los Ayew y con Semenyo y Sulemana. Addo apenas ha apreciado las virtudes de Iñaki Williams, nunca han jugado para él, y la presencia del punta del Athletic en Qatar ha sido fantasmagórica. Los representantes africanos suelen ser desorganizado e inocentes, una bendición en tiempos tan agarrotados y tácticos, pero también una garantía de ruina cuando hay algo potente en juego. Atacaban con siete y defendían con tres. Por decir algo, porque su línea de retaguardia ha dejado mucho que desear, han aceptado 7 goles en tres partidos. Kudus es un jugadorazo y su clase impulsó al equipo hasta cerca de los octavos de final. Va a volar del Ajax muy pronto. Uruguay dominó el juego y empezó a triangular de una forma insultante.

Diego Alonso al fin se despojó de los miedos. Sin margen para la prudencia, sin espacio para el temor, liberado de los complejos, su equipo mudó el temblor y los defensas apilados por bravos atacantes. Al fin era ese equipo que nunca desiste. Pero había estado en huelga demasiado tiempo anteriormente. Y merecía un escarmiento. Emergió De Arrasqueta, un jugador de enorme calibre que imparte magisterio en el Flamengo brasileño y, de hecho, es el mejor ‘10′ del campeonato carioca,. Ha sido infrautilizado hasta este instante. Impuso sus goles y su pegada con la naturalidad de un conjunto desatado, para hacer un bello doblete tras un par de combinaciones corales. Nadie en el bando sudamericano lo veía en la mano, porque siempre estuvo en el filo en el otro duelo que también le afectaba. Necesitaba un gol más Uruguay para no mirar de reojo al otro encuentro. El 1-1 Corea le mantenía en vilo, y el 2-1 desató la congoja.

La selección de Uruguay se despidió del Mundial, eliminada en la fase de grupos veinte años después -también cayó en esta ronda en Japón y Corea 2002- y por cuarta vez en su historia en el torneo de los torneos, porque también le ocurrió en Chile 1962 y en Alemania 1974, pese a su triunfo de este viernes contra Ghana en la última jornada de la actual edición de la competición intercontinental. Venganza de Ghana con respecto a Sudáfrica, pero fue una revancha desde la amargura propia. El todo o nada final les tenía deparado a los charrúas un saco vacío de fortuna. Y lleno de lágrimas. Por ambos lados, pero más incesantes por el bando celeste.



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