Francia - Marruecos: mucho más que la semifinal de un Mundial

El partido del miércoles sobrepasa las fronteras del fútbol

MIGUEL ÁNGEL LARA, Marca

Francia jugó su primera semifinal en una Copa del Mundo en 1958, poco más de dos años después de que el 2 de marzo de 1956 Marruecos se independizara totalmente de París. El próximo miércoles, en el Al Bayt, las dos naciones hermanas se jugarán el pase a la final del Mundial, un escenario inimaginable cuando echó a rodar la pelota en Doha.


Con las relaciones entre el Elíseo y Rabat tensas como hace tiempo no lo estaban, el peso de la diáspora marroquí en Francia hace tiempo que es un elemento clave para entender la vida al otro lado de los Pirineos. Franceses de pleno derecho, el apoyo a Marruecos será mayoritario en muchas ciudades gracias a la segunda y tercera generación de los que llegaron a Francia hace años para crear el segundo grupo étnico-cultural más importante solo superado por la comunidad argelina.

Esa mezcla vivirá el que es el gran partido de una rivalidad deportiva que no tiene antecedentes de un nivel que se pueda acercar. Las dos primeras veces que se enfrentaron Francia y Marruecos fue en los Juegos Mediterráneos: 1-1 en 1975 y 0-0 en 1987. Después se han enfrentado en cinco ocasiones más: tres victorias francesas y dos empates. La última vez que se midieron fue en noviembre de 2007: 2-2 en un Stade de France con mayoría de aficionados marroquíes.

Pero nada de eso tiene nada que ver con lo que se va a vivir en este Mundial de Qatar. A la actual campeona del mundo la espera la mayor sorpresa desde hace muchísimo tiempo, si no la más grande que haya vivido la Copa del Mundo.

Después de dominar su grupo por delante de Croacia y de Bélgica y cargarse a España y Portugal, Marruecos desafía a quien la dominó durante años. Es mucho más que fútbol.

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