El Mundial, bajo la lupa de un analista de inversiones: “Para sacar rédito de su imagen, Qatar gastó más del doble de lo que gastó Europa por la crisis”
El español Diego Crescente evalúa los propósitos del país organizador de la máxima cita futbolística y su inversión de 200.000 millones de dólares, en medio de las críticas alrededor de los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTIQ+
-El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, dijo que este Mundial sirvió para que los que tenían una imagen de Qatar o del mundo árabe regresen a sus casas y cuenten otra cosa, y que ese es el legado del Mundial. ¿La FIFA no estuvo demasiado consustanciada con el país? Incluso el anterior presidente de la FIFA, Joseph Blatter, criticó a Infantino por haber estado viviendo en Qatar en estos meses...
-Hay que recordar que estos son los Mundiales más caros de la historia, al menos, de los registros que tenemos desde Uruguay 1930. Qatar ha gastado aproximadamente 200.000 millones de dólares en la organización de este Mundial, incluyendo la construcción de estadios, y luego, toda esta política de acercamiento a otros países. En cuanto a si mejora o no la imagen, es evidente que todos los países de Oriente Medio y en concreto Qatar, con sus poderosísimos fondos soberanos, todo se mide por dinero. Tenemos 200.000 millones de dólares que tienen que verse reflejados en un aumento de la percepción del resto de países con respecto a Qatar. Aquí yo diferenciaría con dos aspectos referidos a la inversión. Por un lado, el retorno de la misma en términos de imagen, y por otra parte, el retorno en cuanto a ingresos. Con respecto a estos últimos, los datos reflejan que se han pinchado en cuanto al número de hinchas, pero el gran ánimo de Qatar no era tanto este retorno de la inversión en cuanto al turismo, de negocio puro y duro, sino más bien en la inversión con respecto a la imagen. Desde luego, han sido capaces de organizar un Mundial, en este caso por primera vez y en una época en la que no estamos muy acostumbrados. Habría que ver también el retorno en cuanto al resto de países. El hecho de celebrar, sobre todo en el hemisferio norte -a lo mejor esto afecta menos al hemisferio sur- el Mundial en invierno sí que afecta en cuanto a venta de camisetas, en cuanto a la visión de los partidos de las respectivas selecciones y eso en Europa sí se ha notado mucho porque el nivel de compra de camisetas ha disminuido respecto de Mundiales pasados y luego, también, el consumo en hostelería. No es lo mismo celebrar o ver un Mundial en julio o agosto, con las temperaturas que marcan la posibilidad de seguir los partidos en las terrazas o las camisetas en la calle sin pasar frío, a celebrarlo en invierno. Para hacernos una idea, el gran plan de recuperación de los fondos Next Generation de la Unión Europea destinados a paliar los efectos negativos de la pandemia, tienen un costo aproximado de 170.000 millones de euros, incluyendo 70.000 en ayudas directas y otros 70.000 en préstamos. Si comparamos la mayor inversión que ha hecho Europa en su historia ante la crisis económica más crítica desde la Segunda Guerra Mundial es menor que lo que ha hecho Qatar para tres o cuatro semanas de rédito son 200.000 millones de dólares. Sin duda ha superado a otros Mundiales como el de Brasil o el de Rusia, los más cercanos y lo ha hecho multiplicando la cifra por diez. En aquellos se habló de un coste de 10 mil a 15 mil millones de dólares. En cuanto a la FIFA y las relaciones que pueda tener con Qatar, lo desconozco. Tendrán que ser los espectadores y la opinión pública mundial los que consideren si la imagen que ha dado Qatar ha sido positiva o negativa, y no un organismo futbolístico.
-¿El Mundial puede convertirse en una palanca para más inversiones qataríes en el deporte? ¿Podría haber algún incremento de inversiones en fútbol después de esto o hacia dónde cree que irá?
-¿Puede decirse que la final entre Argentina y Francia fue una “Final PSG”, la ideal para Qatar? ¿De qué manera se trabaja una final así como imagen hacia el mundo?
-Yo no creo que esto sea así. De hecho, una de las mayores críticas que se hacen, no tanto en Qatar sino en el mundillo del resto de los fondos de inversión es que la rentabilidad, en términos de imagen, que ha hecho el fondo qatarí sobre el PSG, dejaría bastante que desear. Yo no creo que se haya tratado de una final PSG sino más bien al contrario. De lo que se trata desde el fondo es visualizar que sus inversiones multimillonarias de los últimos cuatro años en un equipo, no se están justificando desde lo económico. Valorar si es o no una final PSG habla de la nacionalización de las inversiones económicas. A fin de cuentas, Messi es Argentina, Mbappé es Francia, y así, con el resto de jugadores. Que exista un club o no que pueda rentabilizar estos efectos, yo diría que no y sobre todo desde un punto de vista de carrera deportiva, cuando se habla de los últimos años de Messi, con lo cual esa inversión ya estaría amortizada y también se habla de una posible salida de Mbappé. Medirlo desde un punto de vista del rendimiento económico en una final, sí para un público interno, pero no en cuanto al resto del mundo.
-Algo interesante que leí es que salvo en el caso de Noruega, se dice que los fondos de inversión qataríes buscan que los beneficios vuelvan a la gente, pero sólo orientados hacia los nativos en el país. ¿Hay allí una idea de justicia social?
-Con relación a las diferentes concepciones que existen respecto a los fondos soberanos, esto fue el objeto principal del artículo que escribí en su momento sobre el respeto de los fondos soberanos de los principios de Santiago, que son principios no jurídicamente vinculantes pero que sí rigen la relación de estos fondos en sus respectivos países como en el resto de los mercados financieros. Aquí sí existe una diferenciación muy clara entre los fondos soberanos árabes y los fondos de inversión del resto del mundo. Una simple visión de la página web de QIA, del fondo qatarí deja bien claro cuál es su objetivo: la prosperidad y el beneficio para la población y el Estado de Qatar. Ese es su único objetivo. Toda su rentabilidad, toda su financiación, todas las inversiones que realizan a lo largo de todo el mundo, siempre tienen el objetivo de redundar en el beneficio del pueblo qatarí, aunque es verdad que ante una población tan reducida, gran parte de los beneficios se van a destinar no tanto a la población, que por otra parte tiene un índice per cápita y un desarrollo que superan al resto de países destinatarios de estas inversiones sino que redunda en la creación de unos fondos que cada vez se nutren más de los beneficios y los dividendos que están teniendo en las diferentes empresas y los diferentes sectores mundiales de explotación. No existe una diversificación clara. Ellos invierten en función del retorno de la inversión y en sectores tan diversos como la automoción en Europa, en entidades deportivas en Francia, a la promoción y desarrollo de energías renovables en otros países. Es fundamental lo que están haciendo en la distribución de la inversión en esos entornos. Incluso es interesante ver los niveles de retorno individual que tiene la población. El nivel educativo de la población de Qatar supera con creces al resto y no estoy hablando del desarrollo del sistema educativo propio, que también, sino en el envío de las diferentes becas, doctorados, etc, que hacen en su población, a las mejores escuelas y universidades de negocios del mundo. Este sí es un factor diferenciados de lo que hacen otros fondos de inversión. También la construcción de infraestructuras, y en esto tienen mucho en común con los fondos saudíes, destinar los fondos al desarrollo de los métodos económicos alternativos a la producción de combustibles fósiles. Tradicionalmente siempre identificamos a Arabia Saudita con la producción de petróleo, a Qatar con la explotación de recursos gasísticos, en lo que es la gran potencia mundial y en cuanto a la perspectiva que tienen para 2050, asumen que en los mercados de energías fósiles van a recibir un gran impacto. Asumen que esto va a cambiar y su inversión tanto en sus propios países como en el extranjero, se están focalizando en las energías renovables.
-¿Cree que pueden llegar a organizar los Juegos Olímpicos en un futuro próximo?
-Creo que, en primer lugar, lo que van a hacer es valorar si en términos económicos y de imagen les ha merecido la pena o no los 200.000 millones que gastaron para el Mundial. Existen ejemplos de la utilización de los Juegos Olímpicos, e incluso de los Mundiales como otro tipo de promoción de la imagen ante el exterior. Sin ir más lejos, en los últimos en Rusia o en los Juegos de Berlín en 1936. También es cierto que en esta parte del mundo, en Oriente Medio, hay una competición entre diferentes países. No descartemos que haya otro país, que pudiera ser, por ejemplo, Arabia Saudita, que visto o no el rédito que ha supuesto para uno de sus principales alter egos en la región, pueda pensar en la celebración de unos Juegos Olímpicos en función del resultado que le haya dado o no a Qatar. Sí hay que decir que Qatar ha sido pionera regional en la utilización de esta herramienta de marca país.
-Infantino dijo que gracias a la FIFA, en una década veremos cambios sociales en Qatar, como por ejemplo, más derechos para las mujeres. ¿Es posible esto o suena muy presuntuoso?
-Creo que no deberíamos verlo desde un prisma occidental. El mayor derecho social que pueda tener la población es el acceso a la educación y es verdad que esos 300.000 qataríes no sólo tienen derecho a una educación básica sino a una en las mejores universidades del mundo. Si nos referimos a la población inmigrante, la incorporación de derechos sociales en el sistema judicial no es una cuestión de un día. Si analizamos los últimos cinco años no sólo en Qatar sino en Arabia Saudita y otros países de la región sí podemos atisbar señales que nos están indicando que se está ampliando ese catálogo de derechos sociales. Pero no pensemos que esto va a ser un revulsivo para que estos cambios se producirán mañana. Yo hablaría de una tendencia hacia, que probablemente pueda suponer un punto de inflexión pero no algo radical, con la incorporación de nuevos derechos como la supresión del patrocinio, la incorporación del salario mínimo. Son pequeños pasos que si los vemos de manera aislada, no conducen a nada pero si establecemos una línea histórica, se han dado pasos en una dirección.