EEUU calificó de indignante la segunda ejecución en Irán y aseguró que el régimen solo busca silenciar al pueblo
Majid Reza Rahnavard fue ahorcado en público en la ciudad de Mashad tras ser sentenciado a muerte por el supuesto asesinato de dos agentes de seguridad durante las protestas desatadas por el caso de Mahsa Amini
“Condenamos en los términos más enérgicos la ejecución pública del manifestante iraní Majid Reza Rahnavard tras un juicio falso”, expresó en redes sociales la subsecretaria del Departamento de Estado de EEUU, Wendy Sherman.
La alta funcionaria añadió que dicha ejecución fue “otro acto indignante destinado a silenciar a los valientes iraníes que han protestado pacíficamente por sus derechos”.
Majid Reza Rahnavard fue ahorcado este lunes en público en la ciudad santa de Mashad (noreste) tras ser sentenciado a muerte por el supuesto asesinato de dos agentes de seguridad durante las protestas desatadas por el caso de Mahsa Amini, una joven fallecida bajo custodia policial tras haber sido arrestada por llevar mal puesto el velo obligatorio.
El joven ejecutado fue arrestado el 19 de noviembre, acusado el 24 y su juicio se celebró el 29, mismo día en el que fue condenado a muerte, después de supuestamente confesar sus crímenes, según medios iraníes.
La ejecución de Rahnavard se produjo cuatro días después del primer ahorcamiento de un preso condenado por participar en la reciente oleada de protestas, que han derivado ya en nueve condenas a muerte.
Este lunes, el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Ned Price también se refirió a las condenas de muerte por parte del régimen iraní contra los manifestantes que participan en las protestas que sacuden el país desde hace tres meses y estimó que estas penas de muerte demuestran que la República Islámica le teme a su propio pueblo.
“Estas sentencias duras, y ahora la primera ejecución pública (por las manifestaciones) están destinadas a intimidar al pueblo de Irán, están destinadas a suprimir la disidencia y sencillamente demuestran lo mucho que los dirigentes iraníes tienen miedo de su propio pueblo”, añadió.
En la ONU, el portavoz Stephane Dujarric pidió el cese de las ejecuciones y dijo que “no hay lugar para la pena capital”.
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, estimó que “las circunstancias fueron particularmente crueles”, según reveló Dujarric.
“No hay lugar para la pena capital y queremos garantizar que no se llevan a cabo más ejecuciones”, dijo el portavoz de Naciones Unidas Farhan Haq.
Haq dijo que la ONU ha trasladado su preocupación a Irán a varios niveles y que ha insistido a Teherán en la necesidad de que se permitan las protestas no violentas.
“Queremos asegurarnos de que no hay un uso excesivo de la fuerza y de que el derecho a la protestas pacíficas y a la asamblea se respetan. Ahora mismo, sobre el terreno, hay señales muy preocupantes de que eso no está ocurriendo”, dijo el portavoz.
Según la ONG Iran Human Rights (IHR), con sede en Oslo, en estos tres meses de protestas han muerto ya al menos 400 personas y se han practicado unas 15.000 detenciones. Entre los fallecidos hay al menos 44 menores, 34 de ellos por disparos con fuego real en la cabeza u órganos vitales, según denunció hoy Amnistía Internacional (AI).
El director de IHR, Mahmood Amiry-Moghaddam, afirmó que Rahnavard “fue condenado a muerte basándose en confesiones coaccionadas tras un proceso manifiestamente injusto y un juicio espectáculo”.
“La ejecución pública de un joven manifestante, 23 días después de su detención, es otro grave crimen cometido por los dirigentes de la República Islámica y una escalada significativa del nivel de violencia contra los manifestantes”, declaró a la agencia AFP.