EEUU arrestó a un sospechoso del atentando de Lockerbie, que mató a 270 personas en 1988
Abu Agela Masud Kheir Al-Marimi tenía fama de ser uno de los principales fabricantes de bombas del dictador libio Moammar Gadhafi. Según la acusación, montó y programó la bomel explosivo que derribó el vuelo 103 de Pan Am
La Oficina de la Corona y el Servicio Fiscal de Escocia dijeron en un comunicado que “las familias de los fallecidos en el atentado de Lockerbie han sido informadas de que el sospechoso Abu Agela Masud Kheir Al-Marimi se encuentra bajo custodia estadounidense”.
El Departamento de Justicia de EE.UU. confirmó la información, añadiendo que “se espera que haga su comparecencia inicial ante el Tribunal de Distrito de EE.UU. para el Distrito de Columbia.”
No se facilitó más información sobre cuándo fue entregado Masud, y su destino ha estado ligado al faccionalismo beligerante de la política libia.
Masud tenía fama de ser uno de los principales fabricantes de bombas del dictador libio Moammar Gadhafi.. Según la acusación estadounidense, montó y programó la bomba que derribó el avión jumbo de Pan Am.
El vuelo 103 de Pan Am, que viajaba de Londres a Nueva York, explotó sobre Lockerbie el 21 de diciembre de 1988, matando a las 259 personas a bordo del avión y a otras 11 en tierra tras caerles los restos del avión. Sigue siendo el atentado terrorista más mortífero en suelo británico.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció nuevos cargos contra Masud en diciembre de 2020, en el 32 aniversario del atentado.
“Por fin, este hombre responsable de matar a estadounidenses y a muchos otros será sometido a la justicia por sus crímenes”, dijo William Barr, fiscal general en aquel momento, en una rueda de prensa.
En 2001, el ex agente de inteligencia libio Abdelbaset al-Megrahi fue declarado culpable del atentado con bomba contra el vuelo. Hasta la fecha es la única persona condenada por el atentado. Perdió una apelación y abandonó otra antes de ser liberado en 2009 por motivos humanitarios, ya que padecía un cáncer terminal.
Murió en Libia en 2012, todavía protestando por su inocencia.
La investigación se relanzó en 2016 cuando Washington supo de la detención de Masud tras el derrocamiento y muerte de Gadhafi en 2011, y de su supuesta confesión de participación al nuevo régimen libio en 2012.
En 2017, funcionarios estadounidenses recibieron una copia de una entrevista que Masud había concedido a las fuerzas de seguridad libias en 2012 tras ser detenido. En esa entrevista, según las autoridades estadounidenses, Masud admitió haber construido la bomba del atentado de Pan Am y haber trabajado con otros dos conspiradores para llevarla a cabo. También dijo que la operación fue ordenada por la inteligencia libia y que Gadhafi le dio las gracias a él y a otros miembros del equipo después del atentado, según una declaración jurada del FBI presentada en el caso.
Aunque Masud es ahora el tercer funcionario de los servicios de inteligencia libios acusado en Estados Unidos en relación con el atentado de Lockerbie, sería el primero en ser juzgado en un tribunal estadounidense.
La Fiscalía de la Corona añadió en su comunicado que “los fiscales y la policía escoceses, en colaboración con el gobierno del Reino Unido y sus colegas estadounidenses, seguirán adelante con esta investigación, con el único objetivo de llevar ante la justicia a quienes actuaron junto con al-Megrahi”.
Posible pista iraní
Sin embargo, la conexión libia con Lockerbie es discutida desde hace tiempo por algunos.
En enero de 2021, la familia de Megrahi perdió un recurso póstumo en Escocia contra su condena, tras una revisión independiente que afirmó que podría haberse producido un error judicial.
La familia quiere que las autoridades británicas desclasifiquen documentos en los que se afirma que Irán utilizó a un apoderado palestino con sede en Siria para construir la bomba que derribó el vuelo 103.
Según esa versión, el atentado de Lockerbie fue una represalia por el derribo de un avión de pasajeros iraní por un misil de la Marina estadounidense en julio de 1988, que causó 290 muertos.