Croacia, la perla del Este
Con tres semifinales en la Copa del Mundo desde un independencia (1991), es la única selección del antiguo bloque comunista que se ha instalado en la élite
MIGUEL ÁNGEL LARA, MarcaCroacia descuenta las horas para disputar su tercera semifinal de una Copa del Mundo. Palabras mayores para una nación que declaró su independencia en junio de 1991, algo que fue reconocido a nivel internacional en enero del año siguiente.
Con el deporte por bandera, los croatas han estado en seis de los siete Mundiales de fútbol a los que han podido acceder, porque en el de 1994 no estaba admitida por la FIFA. Solo fallaron en 2010, en un grupo de clasificación en el que fueron terceros por detrás de Inglaterra y Ucrania.
Y en esas seis Copa del Mundo que ha disputado su presencia entre los cuatro primeros es de un 50%: 1998 (terceros), 2018 (subcampeones) y en Qatar buscará ante Argentina su segunda final. El dato es tremendo, más si se compara con los primeros seis Mundiales de los gigantes del fútbol europeo. Solo Alemania, cuatro veces entre las cuatro primeras en sus seis primeros Mundiales la supera. Por detrás tiene a Italia (2 de 6) y, con una de seis, a España, Francia, Inglaterra y Portugal.
Solo existe ganar, ser primero; ser segundos no existe en nuestras cabezas
Los croatas son la única nación de las salidas de la desintegración de los que orbitaban alrededor de la Unión Soviética que ha instalado en la élite del fútbol Mundial. Su asentamiento entre los mejores tiene su base en la Copa del Mundo, pero Croacia se ha clasificado para seis de las siete Eurocopas jugadas desde su independencia. Dos veces se ha quedado a las puertas de las semifinales: 1996, 2-1 ante Alemania, y en 2008, cuando celebraba el pase tras el gol de Klasnic en el minuto 119, pero Turquía empató en el 122 y ganó en los penaltis.
Ninguna de las otra 24 selecciones que hoy forman la UEFA y que formaron parte del Telón de Acero se acercan siquiera a lo que han logrado los croatas. Al otro lado de su frontera, los serbios han sido incapaces de mezclar su talento natural con el colmillo competitivo que ha hecho de la selección croata una selección temida por todos. Los serbios han estado en cinco Mundiales desde la desintegración de Yugoslavia; solo en Francia 1998 pasaron la primera fase, para caer en octavos a manos de los Países Bajos.
La Bulgaria de Stoitchov, en 1994, es la única que ha sido capaz de meterse entre los cuatro primeros en un Mundial, paso que los croatas ya superaron en 2018 cuando accedieron a la final, la que se les fue ante la exuberante Francia que reinó en Rusia (4-2).
De aquello que fue el bloque comunista, había otros cuatro precedentes en finales del Mundial. Dos antes de que Europa se partiera en dos a causa de la II Guerra Mundial (derrotas de Checoslovaquia y Hungría ante Italia, 1934 y 1938) y dos ya con Moscú como padre del Este: Alemania Federal 3-Hungría 2 (1954) y Brasil 3-Checoslovaquia 1 (1962).
Desde 1991, las tres semifinales mundialistas de Croacia solo las superan las cuatro de Brasil (1994, 1998, 2002 y 2014), Alemania (2002, 2006, 2010 y 2014)y Francia (1998, 2006, 2014 y 2022). La iguala los Países Bajosn (1998, 2010 y 2014) y a todas las demás las ve Croacia por su retrovisor mundialista.
¿Qué tiene los croatas de especial para haber alcanzado ese estatus en el fútbol mundial? Lo explica alguien que defendió la camiseta de Croacia, Mate Bilic. "Cuando juega la selección es como si jugara todo el país", asegura el ex del Sporting. Y pone énfasis en un aspecto: "Cuando Croacia siente que van a por ella, que la están haciendo sufrir, se transforma en un guerrero. Le podrán ganar, pero nunca fácil. Cualquiera que se ponga esa camiseta sabe que no puede desfallecer, no le puede fallar a la gente".
Pero no solo es eso. "No todo es defenderse, pelear y rebelarse. Croacia siempre ha tenido calidad. Es se mezcla con su carácter,. Además, nuestros jugadores están en equipos grandes", señala.
Todo eso ha convertido a la selección croata en un símbolo nacional: "Cada vez que juega, se para el país. Da igual el rival que sea. Desde cada casa, cada plaza, cada pueblo se empuja. Y allá donde se juegue, hay croatas al lado de la selección".
Bilic es capaz de sacar un pero, un algo que mejorar: "Necesitamos más infraestructura e inversión para nuestro fútbol, para que nuestra Liga crezca y saquemos más jugadores. Creo que todo el mundo se ha dado cuenta de lo que la selección supone para nuestro país y su imagen exterior".
Bilic elige tres términos para definir al jugador croata: "Competidor, luchador y ganador. Desde el respeto a cada rival, cuando estás en el terreno de juego no hay límites, no ves a nadie mejor de antemano. Si pierdes, felicitas al rival. Solo existe ganar, ser primero; ser segundos no existe en nuestras cabezas. Si luego se da, se acepta, pero nunca de antemano".