Cristiano Ronaldo fue suplente, jugó 20 minutos, hizo un gol que fue anulado y saludó con desdén al DT Fernando Santos
Como consecuencia de algunos encontronazos, el seleccionador en principio no quiso hablar del crack cuando fue consultado, luego del 6-1 sobre Suiza; más tarde elogió al capitán
CR7 entra con el resultado casi sellado, 5-1, la máxima diferencia en los octavos de final. Dispone de un tiro libre que choca en la barrera, y mira las pantallas, prolijamente vestido, peinado y con la clase inigualable de un futbolista que el próximo 5 de febrero cumplirá 38 años. Corre con el campo abierto, con el partido roto, desesperada Suiza para que la eliminación sea algo más digna.
Su lugar, desde luego, no es el banco de suplentes. Sin embargo, en buena parte de 2022 sufrió ese destino. En la Premier League, en la Copa del Mundo. De pronto, encara y define con un zurdazo bárbaro, cruzado, que deriva en el sexto, pero rápidamente la bandera del asistente número 1 se levanta: estaba dos metros adelantado. El portugués ríe, tal vez como nunca antes. Ni siquiera cuando aplaude por la catarata de goles de su equipo. Emite alguna sonrisa más genuina con el tanto de Pepe, zaguero de Porto, de 39 años, y un antiguo camarada.
Al rato, el sexto tanto, de Rafael Leão, figura de Milan, que envía el balón casi al ángulo más lejano de un atribulado Yann Sommer. Cristiano estaba en el centro del área: la decisión fue hacer un unipersonal, como solía hacer Ronaldo. Cuando se acaba la faena, Fernando Santos, el entrenador de 68 años, que sufrió los chispazos de la relación con el ídolo, recibe una pregunta sobre el crack. Televisión en vivo, interrogante lógico. Esquiva la invitación y sale de la escena. De Cristiano no se habla.
Más tarde, sí, habla. “No hay problema con nuestro capitán. Somos amigos desde hace años. Hablamos antes del partido y no tuvo ningún problema con mi decisión. Él es un ejemplo”, sintetiza el director técnico. No parece ser tan así: el saludo del número 7 con quien decide sobre el seleccionado tuvo una mueca de desdén, una sonrisa de costado sin devolución de mirada, aunque con choque de manos informal.
La historia cuenta que luego de salir molesto por ser relevado en el último partido de la primera etapa, Cristiano Ronaldo quedó relegado al banco frente a Suiza. En su última Copa del Mundo, durante aquel 1-2 vs. Corea del Sur, fue sustituido a los 20 minutos de la segunda mitad, notablemente molesto y gesticulando. Santos dijo que no le gustó la actitud del jugador, pero aseguró que todo había sido resuelto puertas adentro.
Gonçalo Ramos, de 21 años, que milita en Benfica, ocupó el puesto de titular en lugar de CR7, marcó tres tantos y se llevó la pelota.
Antes del partido, Cristiano entró trotando y recibió fuertes aplausos de los aficionados lusos. Se ejercitó por unos minutos con el resto de los suplentes y realizó trotes ligeros. Cerca de él estaba João Cancelo, defensor lateral que fue titular en la rueda de grupos y también quedó fuera de la formación inicial.
Cristiano busca –sigue buscando– su noveno gol mundialista para empatar a Eusébio como máximo anotador portugués. Abrió el torneo con un tanto contra Ghana y se convirtió en el primer jugador en marcar en cinco mundiales. Pero fue ineficaz en los últimos dos partidos de la zona H y sacado fente a los surcoreanos.
En su país, el sentimiento de una buena parte del total de los aficionados es que cumpliría un mejor papel como relevo. Toda esta situación se da pocos días después de que rescindiera su contrato en Manchester United, luego de una explosiva entrevista televisiva en la que despotricó contra el entrenador Erik ten Hag y los dueños del club inglés y criticó a sus compañeros.
La decisión de Santos de volverlo suplente llegó después de que el goleador, al ser reemplazado por André Silva ante los surcoreanos le habría recriminado supuestamente con la frase “no puede esperar por echarme”. De eso el propio DT se enteró mucho después, según él: “En el campo no vi nada”, sostuvo el entrenador en una conferencia de prensa. “Pero lo que vi en la televisión no me gustó en absoluto. Hemos resuelto este problema entre nosotros. Ahora tenemos que pensar en el futuro”.
Ese conflicto se suma a otros que protagonizó el delantero respecto a su tiempo de juego. El primero surgió durante la pretemporada del United, durante un amistoso con Rayo Vallecano, cuando CR7 salió en el descanso y posteriormente abandonó Old Trafford, en una actitud que Ten Hag en principio dejó pasar. La historia se repitió frente a Tottenham; el portugués empezó en el banco y cuando el entrenador neerlandés le indicó que entrara, con los Red Devils ganando por 2-0 y a dos minutos del final, él se rehusó y volvió a dejar el estadio, mientras sus compañeros festejaban el triunfo. Esas acciones propiciaron la finalización de su contrato antes de tiempo, el día anterior al debut de Portugal en Qatar.
Sin embargo, y a pesar de algunos flojos rendimientos, Santos había mantenido siempre la confianza en CR7. Eligió mantener tanto su titularidad como su capitanía en los últimos partidos de Liga Naciones y los amistosos previos a la Copa del Mundo, aun cuando persistían las críticas por su baja forma y sus comportamientos, en particular con otros jugadores, como Leao y João Félix, al competir por un puesto en el ataque. Sin embargo, en la primera rueda alcanzó a anotar un solo gol, al convertir apenas un penal contra Ghana, y las discusiones posteriores condujeron al entrenador de Portugal a tomar la terminante decisión.
Ahora, la pregunta resulta lógica: ¿juega mejor Portugal sin Cristiano? O, en todo caso: ¿seguirá siendo suplente en el choque contra Marruecos, en los cuartos de final?