Brasil, eliminado del Mundial Qatar 2022: Marquinhos erró su penal y Croacia es semifinalista
El defensor de PSG estrelló la pelota en el palo y los europeos ganaron 4-2 en la definición tras igualar 1-1 en 120 minutos
El primer penal de Brasil: Livakovic ataja el tiro de Rodrygo
En cuanto la pelota se estrelló en el palo derecho de Livakovic se inició un festejo loco del plantel croata. Todos salieron despedidos a abrazar al arquero, que había sido la figura en los 120 minutos con varias atajadas decisivas ante los delanteros brasileños. Incluso una en el tiempo suplementario que pudo haber sellado el pasaje de los brasileños. Marquinhos, el defensor de PSG que no pudo anotar, se quedó besando el punto del penal. Solo, desamparado y masticando bronca. El primero en consolarlo fue Dani Alves, el futbolista más veterano del plantel pentacampeón del mundo.
El empate de Bruno Petkovic a tres minutos del final del tiempo suplementario le dio a Croacia la inyección de moral que necesitaba para eliminar a Brasil. Los sudamericanos, que fueron mejores en buena parte del partido salvo en los primeros 45 minutos, convirtieron a Livakovic en la figura de la noche en el Education City. Pero Croacia iguala todo con amor propio, como hizo en el gol de la igualdad y como continuó en los penales.
Nikola Vlasic fue el primero en patear. Fresco de cuerpo (ingresó desde el banco de suplentes) pero, sobre todo, fresco de mente, convirtió el disparo inicial y le puso toda la presión al ejecutante que empezara la tanda para Brasil. Hacia allí fue Rodrygo, el juvenil de Real Madrid. La pelota pesaba una tonelada, porque un error o una mano de Livakovic pondría a remolque a los pentacampeones. Y el arquero, que acusa 1,86 metros de altura, se estiró como un gigante y repelió el remate a media altura, que no llevaba buena potencia ni era demasiado esquinado. Croacia estaba en ventaja por primera vez en la tarde-noche qatarí. Era su oportunidad.
Se inició entonces un juego mental. Otro suplente, Lovro Majer, había ingresado para el momento de enfilar hacia el punto del penal. El dúctil mediocampista de Rennes no dudó. Sepultó cualquier miedo que hubiera en su país con un remate al medio tras el movimiento inicial de Alisson, el arquero brasileño. Croacia, entonces, estaba 2-0 arriba.
Tocó el turno de un histórico como Casemiro, acostumbrado a estas instancias de más nervio que fútbol. ¿Resultado? Remate fuerte, bajo y pegado al palo derecho de Livakovic, que insultó al aire porque había adivinado la dirección del disparo. Brasil se acercaba en el marcador. Si Croacia erraba tendría la chance de iguala la definición.
Croacia, entonces, sacó a su as de espadas. Luka Modric, el capitán, el estandarte de una generación, rompió la fila en la que se abrazaba a sus compañeros y fue rumbo al punto penal. Pudo haber pensado que un error en ese remate supondría su despedida de los Mundiales. A los 37 años, el cerebro de Real Madrid tiene cuerda de sobra: esperó a Alisson y colocó la pelota lejos de su alcance. Puño en alto y festejo. Acto seguido, aliento para Livakovic, el arquero. Las manos y los pies que salvaron varias veces durante el tiempo reglamentario. Croacia estaba 3-1.
Le tocó el turno a Pedro, el delantero que dejó fuera del Mundial a Matheus Cunha, goleador de Atlético de Madrid. Futbolista de Flamengo y figura en la última Copa Libertadores, el brasileño ensayó una “paradinha” (el bailecito previo) y engañó a Livakovic. Brasil, entonces, eludía el match-point y se ponía 3-2.
Fue entonces Mirsolav Orsic el encargado de poner a Croacia 4-2 en el marcador. Si erraba, Brasil se ponía al acecho. Pero si de algo sabe este plantel croata es de situaciones límites. La resiliencia es lo suyo y nunca hay que darlos por vencidos. Ni aún vencidos: estuvieron a tres minutos de quedar afuera de Qatar 2022. Allí fue entonces Orsic y le salió un remate esquinado. Otra vez, Alisson la vio pasar. Brasil quedaba match point.
Marquinhos, el capitán del PSG galáctico, fue hacia la pelota. No parecía nervioso ni dubitativo, pero la procesión va por dentro. Siempre. El defensor brasileño se tomó su tiempo y calibró la mira hacia el palo derecho del arco croata. La pelota dio de lleno en el palo. Marquinhos, incrédulo, se agachó a puro lamento. Cerca suyo, los croatas festejaban y se abrazaban a Livakovic, su talismán. La inolvidable (e inoxidable) generación de oro del fútbol croata lo hizo de nuevo. Subcampeona vigente, acababa dejar afuera del Mundial a Brasil, uno de los máximos candidatos al título.