Selección argentina: los tres pecados de novato que cometió Lionel Scaloni en su debut mundialista
La serie de resoluciones que expusieron la falta de experiencia del entrenador nacional
En ese contexto, hay una serie de resoluciones que expusieron esa falta de experiencia. Es lógico. No la tenía cuando asumió el trabajo en la selección y, sin embargo, encontró la forma de salir adelante, hasta devolverle al equipo el placer de festejar un título después de 28 años de frustraciones.
La gestión de los lesionados: en una lista de 26 jugadores hay margen para muchas cosas. Por un lado, para darse el lujo de llevar a algún jugador que no esté del todo bien físicamente, pero tampoco demasiados. Se sabe cómo terminó la experiencia. A último momento y con los jugadores ya instalados en la concentración de la Universidad de Doha, tuvo que desafectar a Nicolás González y a Joaquín Correa.
Culpó a los futbolistas: “Ya están grandecitos”, dijo. Con eso dio a entender que confió en la autoevaluación física de los jugadores. Pero al mismo tiempo dejó pasar por alto los informes médicos. Allí hubiera encontrado mejores señales que en el deseo de un jugador que le tiene que aceptar dar un paso al costado ante la mayor oportunidad futbolística de su vida. Es probable que ambos hayan sido sinceros, que creyeran que podían llegar, porque ese era su deseo.
Además, llegaban con lo justo Di María, Dybala, Cuti Romero… Podrá decirse que Romero, por ejemplo, también había jugado lesionado la final del Maracaná con Brasil. Es cierto, pero aquí había en la formación titular tres jugadores que no estaban al ciento por ciento o no tenían ritmo: Paredes, Romero y Di María. Dos de ellos, no pudieron completar los 90 minutos.
El armado del plantel: con la ampliación de tres futbolistas en la lista definitiva, es muy difícil que algún lugar quede mal cubierto. Sin embargo, Scaloni no convocó a un 9 de área. Uno de esos que, en caso de una situación desesperada (tal como se vivió en el debut en suelo qatarí), pudiera entrar a cabecear centros. ¿Hubiera sido la solución ante Arabia Saudita? Jamás lo sabremos, sencillamente no estuvo ese jugador. Esto no pone en duda la presencia de los dos nueves que están, Lautaro Martínez y Julián Álvarez. Pero sí deja abierta la incógnita. No se puede hablar de mala suerte por la baja de Joaquín Correa, que tampoco tiene esas características.
La Argentina perdió en el juego aéreo en cada centro que tiró. Lo peor es que esto ocurrió con Arabia Saudita. Más difícil será en los compromisos que quedan ante México, el sábado próximo, y frente a Polonia, el 30 de noviembre.
Sin plan B contra Renard: Arabia Saudita puede ser un adversario absolutamente desconocido para el hincha. Y también para los DT si no tienen que enfrentarlo. Pero en estos tiempos ya nadie desconoce a sus rivales. Scaloni conoce a la perfección el estilo de Hervé Renard. Su línea de fondo juega adelantada, lo más cerca posible del centro de la cancha. Reduce los espacios para el rango de generación de juego del adversario y recurre a las faltas tácticas para evitar contraataques con el equipo expuesto.
Esa estrategia suele ser muy arriesgada y pocos creían que el francés podría atreverse a usarla ante un rival de la jerarquía de la Argentina. Pero lo hizo. Y la selección no supo cómo contrarrestarla. Sólo en el primer tiempo, los jugadores argentinos cayeron siete veces en offside (incluyendo dos goles anulados a Lautaro Martínez y uno a Messi). Y fueron diez en total. Para tener una referencia, en todo el Mundial de Rusia 2018 la Argentina cayó seis veces en posición adelantada.
Los volantes de las bandas no se cerraron para permitir la escalada por sorpresa de los marcadores de punta. Nunca probó con Lionel Messi como lanzador para encontrar esos pases a los cortes de Di María o Lautaro Martínez. Quedó encerrado en su juego de lateralización y, después de recibir el primer gol, la desesperación fue tan evidente que permitió que los sauditas jugaran con ellos.
También es cierto que la suerte no acompañó al equipo. Uno de los fuera de juego de Lautaro Martínez fue muy claro, pero los otros dos necesitaron de la revisión del VAR para ser confirmados. Es decir que fueron centímetros los que podrían haber marcado la diferencia. Y otra hubiera sido la historia si el primer tiempo se cerraba con un resultado de 3-0 para la Argentina. Pero los supuestos no existen en el fútbol. Como el mismo entrenador reconoció: “Algo mal habremos hecho”.