Selección argentina: los drones y las normas qataríes que les dieron dolores de cabeza al cuerpo técnico
Es una herramienta fundamental para el desarrollo estratégico de los equipos y la utilización está muy restringida
En la actualidad casi todos los equipos profesionales trabajan a diario con grabaciones desde planos cenitales para estudiar y sacar conclusiones de los entrenamientos. Los datos cruzados con GPS se consideran fundamentales para el ordenamiento táctico del equipo, controlar el aprovechamiento de los espacios y los desplazamientos.
Este tipo de tecnología se volvió indispensable para los cuerpos técnicos. Pero para poder utilizarla en Doha, el reglamento es muy estricto y le trajo de dolores de cabeza a la AFA. El encargado del drone de cualquier seleccionado debe tener una licencia internacional. En caso de no contar con un integrante con tal acreditación, la única alternativa es contratar un piloto local aprobado por las autoridades de Qatar.
Intentar violar la norma puede ser un error grave. Tal es el control que el gobierno qatarí contrató los servicios de una empresa estadounidense para que haga un control de seguridad en los estadios y áreas de interés. Ante cualquier sobrevuelo que no sea oficial o que no haya sido informado debidamente, la compañía tiene autorización para derribar cualquier drone que le resulte sospechoso.
En la Universidad de Qatar, que posee más de 25.000 metros cuadrados y está ubicada a 20 kilómetros del Aeropuerto Internacional de esta ciudad, sí se pueden ver algunos drones sobre los campos de entrenamientos del seleccionado de la Argentina. A los lejos, desde Jeryan Nejaima Street, se advierte que algunos dispositivos están siendo probados. Para el staff técnico de la selección fue un auténtico dolor de cabeza poder contar con su propio personal. Estuvo a punto de contratar un piloto local, los trámites para poder utilizar el propio era demasiado complejos, casi que estaba determinado contratara personal externo, sin embargo, el día previo al viaje consiguieron los permisos para que Mariano Nievas, pudiera controlar los drones. En un mundo tan profesionalizado, ceder el control de una herramienta tan importante era algo que incomodaba y mucho.
En este nivel nadie quiere dejar el más mínimo detalle librado al azar. Hay mucho cuidado y la confianza juega un papel preponderante. Los equipos consideran que tener a su propia gente en cada trabajo es un ideal que esta vez estuvo a punto de no cumplirse. Conseguir las licencias para poder remontar los drones resultó demasiado complejo. Por lo tanto, con Matías Manna a la cabeza, que es el analista técnico de cuerpo técnico de Lionel Scaloni, se pusieron en contacto con la Academia Aspire, un centro de alto rendimiento y de formación que pertenece al Estado de Qatar, para tratar de resolver esta contingencia y finalmente consiguieron los papeles necesarios para poder registrar cada detalle táctico en las canchas de la Universidad de Qatar.
Pero otras selecciones no corrieron con la misma fortuna y no consiguieron los permisos para poder utilizar su personal, por lo tanto tuvieron que contratar pilotos locales para poder tomar imágenes de los entrenamientos de sus seleccionados.
El uso de drones está permitido en Qatar, pero existen varias leyes de drones que deben seguirse cuando se vuela en el país. Los operadores deben asegurarse de cumplirlas porque las penas son muy severas. Primero, debe solicitar y obtener un permiso de la autoridad de aviación de Qatar. Una vez que se obtiene ese permiso se hace especial hincapié en que no se puede volar cerca de instalaciones militares, centrales eléctricas, petroleras o cualquier otra área que pueda causar preocupación entre las autoridades locales. No volar cerca de aeropuertos o en áreas donde estén operando aviones y especialmente se pide no elevar los drones por encima de 400 pies (120 metros).
Para evitar cualquier contratiempo, desde las reglamentaciones del país se pide especialmente que los medios de comunicación no traigan drones para la cobertura deportiva, las autoridades qataríes aseguraron que pueden ofrecer el material necesario y que si aun así necesitan tener material propio desde vistas aéreas deben realizar trámites para obtener un permiso. Incluso, que pueden ofrecer imágenes de drone de la ciudad, la Perla, playas y el desierto.
Los drones de seguridad son los que sobrevuelan en las zonas mundialistas. Y están preparados para derribar a aquellos que no cumplan con las normas. Por un lado, se busca proteger los estadios de posibles ataques. La empresa contratada para tales fines es la estadounidense Fortem Technologies, que dispuso en puntos estratégicos los llamados drones cazadores. El acuerdo se firmó con el Ministerio del Interior qatarí. Los drones Fortem derribarán y ubicarán a otros vehículos no tripulados cerca de los estadios que pudieran representar una amenaza para la seguridad.
Aunque resulte extraño, lo que hay dispuesto en cada estadio son varios DroneHunters que son dispositivos autónomos guiados por radar. La función de estos aparatos es capturar drones de pequeño tamaño disparándoles una red. La red está conectada a un paracaídas, lo que asegura una caída más lenta.
Según un informe de BBC, la compañía estadounidense aseguró que las autoridades locales tienen “temores sobre la amenaza que representan los posibles ataques con drones en general”. La empresa con sede en Utah manifestó que ha implementado sistemas anti-drones en otros eventos deportivos, así como también ha donado versiones portátiles de su sistema a Ucrania, y además trabaja en medidas anti-drones para los aeropuertos del Reino Unido.
“El Gobierno de Qatar comprende la importancia de brindar seguridad integral desde el suelo hasta el aire para los partidos de la Copa Mundial de la FIFA. Estamos encantados de poder asociarnos con Smart Communication Systems para brindar la mejor seguridad contra drones para garantizar la seguridad de los jugadores, los fanáticos del deporte y todos los involucrados en la organización de uno de los eventos mundiales más vistos en décadas”, dijo Timothy Bean, director ejecutivo de Fortem Technologies.
Todas estas iniciativas locales están, además, apoyadas por la OTAN, que asiste a las fuerzas de seguridad qataríes con el fin de garantizar la seguridad de la Copa del Mundo y colabora para operar sistemas como el Skydrome, incluyendo “entrenamiento contra las amenazas que suponen los materiales químicos, biológicos, radiológicos y nucleares”.
La FIFA también tiene sus reservas con los drones. Todos recuerdan el caso del que sobrevoló el estadio de Belgrado con el águila y la bandera de Gran Albania, en las eliminatorias para la Eurocopa de 2016. Aleksandar Mitrovic, de Serbia (hoy en Fulham y que jugará el Mundial), derribó el aparato y por “maltratar” la bandera, fue agredido por los jugadores albanos. Se desató un conflicto diplomático entre países con serios antecedentes por disputas culturales y territoriales. Desde Zurich, por supuesto, no quieren volver a vivir.
Apenas se escucha el zumbido de algún drone que sobrevuela la concentración de la Argentina, las miradas no están depositadas en esos aparatos, porque lo importante para la gente está dentro de la Universidad de Qatar, donde está Messi y todo el grupo de futbolistas que aquí son auténticas celebridades. Del cielo nadie se ocupa, porque en realidad la guerra de drones es silenciosa y está lejos de los flashes.