Selección argentina en Qatar 2022: los interrogantes que atormentan al hincha (y al plantel) en las horas de angustia
El partido contra México se volvió inesperadamente decisivo y llena de preguntas a la Argentina
Elegirá el cuerpo técnico el método desde ahora, pero ya sea la modernidad del GPS o la cartografía antigua, deberá tener la mayor atención y el mayor cuidado en la lectura de situaciones. Una distracción, un giro en la esquina incorrecta lo hará toparse de frente con la eliminación. Queda buscar la salida de este dédalo que ni siquiera existía, que fue construido por algo de infortunio y una mayor porción de impericia del mismo equipo al que conduce Lionel Scaloni.
Hay interrogantes de todo tipo. No todos tienen respuesta, pero al menos se puede analizar uno por uno.
¿Hará cambios el entrenador?
Sin dudas. Primero, porque frente a rivales diferentes, el DT propone estrategias distintas. Pero también para enviar a un espacio de reflexión a alguno que otro futbolista que, en su inexperiencia, puede haber llegado a Qatar sin la noción concreta de lo que aquí está en juego. Por todos lados hay razones para creer que habrá reemplazos. Los defensores laterales en el debut fueron los dos de mejor proyección, Nicolás Tagliafico y Nahuel Molina; no sería extraño que el DT pensara ahora en alguno que tuviera más interés por el aspecto defensivo: Gonzalo Montiel o Juan Foyth y Marcos Acuña. El medio se moverá, seguro. Adelante, Lautaro Martínez y Lionel Messi son los únicos inamovibles.
Lo que es seguro es que México representaba –en la presunción– un nivel superior al de los sauditas. Es de esperar que el equipo se refugie más, que intente menos. Eso acorta el porcentaje de probabilidades de ganar. Lo contrario aumenta las posibilidades de perder. Sí, es una encrucijada; ya se dijo. Será la decisión más importante de todas: enviar al equipo a buscar el resultado necesario o encerrarlo como lo hizo en la Copa América que lo llevó al título en 2021. Cuando un conjunto está maduro, puede detectar el momento ideal de un partido para hacer una cosa o la otra según la necesidad. Eso es lo que tuvo la selección en el último año y medio. Pero ese detector se dañó en el estadio Lusail ante Arabia Saudita. Repararlo llevará más tiempo que el que hay hasta el sábado.
¿Scaloni está capacitado para resolver el problema?
Sí, por supuesto. Jamás estuvo en duda su capacidad de trabajo, su vocación ni su dedicación. Tiene un cuerpo técnico equilibrado que lo complementa muy bien. Los resultados pueden distorsionar ideas, pero no hay que pensar mal al respecto. Casi nadie pensaba que Scaloni era la persona indicada cuando fue confirmado tras la salida de Jorge Sampaoli. Demostró que podía asumir la responsabilidad. Supo gestar una comunión con jugadores de dos generaciones. Eso no quita que es un novato en una Copa del Mundo y que puede haber cometido errores. Pero a las garantías de resultados no las tiene nadie. Intentará detectar lo que hizo mal y corregirlo. Lo elemental.
¿Tienen que jugar futbolistas que no están al 100% en lo físico?
Dar una sentencia definitiva al respecto puede ser injusto. Es el DT el que sabe si en el combo jerarquía/físico/estado anímico es aceptable o no correr algún riesgo.
Sin información oficial, se supo que Cuti Romero, por ejemplo, no estaría lastimado. Al parecer salió por un golpe, por precaución. ¿Cómo está Leandro Paredes? ¿Tiene sentido seguir tirando de ese cordel? Si utiliza jugadores que no están a tope, ¿cuántos puede permitirse? Preguntas entre los intentos de respuestas: lo decidirá Scaloni.
¿Puede quedar eliminada la Argentina ante México?
Sí. La matemática no entiende de pasiones. Una eventual derrota frente al equipo de Gerardo Martino dejaría a la Argentina fuera de la Copa del Mundo. En la segunda fecha. Impensado. Y, por segunda vez en la historia, el seleccionado jugaría un encuentro (el tercero, con Polonia) sabiendo que ya no tiene chances de ser campeón (la primera vez fue con Alemania Democrática, en 1974). Curioso dato, tal vez inútil. Pero es un perfecto indicador de la dureza de la derrota sufrida en el comienzo del torneo. Un empate lo llevaría a un terreno complejo en el que dependería de una combinación de resultados. Un triunfo lo mantendría en carrera. Y más: dos victorias (gracias al empate entre Polonia y México) lo ubicarían en los octavos de final. Pero ¿para qué pensar tan lejos si ya sabemos lo que pasó...?
¿Es Messi un líder positivo?
Lo demostró el martes. La crudeza con la que habló frente a la prensa lo mostró como una persona madura, segura y genuina. Querer establecer puntos de contacto entre su condición de líder y el pésimo desempeño de la selección –y suyo– a manos de Arabia Saudita no parece ser atinado. Desde lo personal, tal como lo había dicho, estaba en el mejor momento de su vida (hasta el martes). Tal vez no sea el que mejor motiva ni el que hace los discursos más emocionales. Pero hasta no hace mucho, fue viral una breve arenga que se expuso para encontrar relación con su cambio de personalidad. Tal vez no funcione así. Messi se lleva muy bien con sus compañeros. Ya lo dijeron de todas las formas posibles. Ante el periodismo y en documentales muy difundidos. Muchas veces le tocó perder, y en otras ganó. Pero su comportamiento nunca tuvo que ver con el lugar en la tabla de posiciones.
¿Se puede recuperar el ánimo en tan poco tiempo?
Esta incógnita no tiene respuesta. Hay que esperar el momento. No se sabrá hasta ver la reacción de los jugadores en la cancha. Unos días antes del torneo, Claudio Tapia escribió un mensaje en Twitter en el que mencionaba que 19 de los 26 futbolistas que están aquí, en Qatar, debutarían en un Mundial. Lo señaló como algo positivo y que garantizaba el proyecto de la selección argentina. No faltó a la verdad. Pero la experiencia es, justamente, esto. Estar en el lugar, conocer la situación y reaccionar en consecuencia.
Se recibió un golpe descomunal. La reacción será contra México. Para algunos será un filtro con un medidor de templanza. Lo que es seguro es que estos jóvenes merecen respeto, por supuesto. Lograron algo que generaciones con más jerarquía individual no habían podido conseguir. Habían logrado una cohesión que no debería olvidarse por este amarguísimo momento. Ahora el presidente de la AFA tiene que apuntalar y sostener el proyecto independientemente de los resultados. Justamente de eso se trata.