Rivalidad UEFA-Conmebol, 20 años de una pulseta desigual

Redacción, EFE 
Veinte años de travesía del desierto. Nunca el fútbol sudamericano ha estado tanto tiempo sin alzar el trofeo de la Copa del Mundo. En Catar, una vez más de la mano de Neymar y Messi, vuelve a afrontar el reto de desbancar a Europa. La historia de los Mundiales es la de la rivalidad entre Sudamérica y Europa. Un litigio que comenzó hace casi un siglo en Uruguay, donde la Celeste, con el impulso adquirido en los dos Juegos Olímpicos previos —entonces mundiales oficiosos— inauguró la cuenta para la Conmebol.

La respuesta europea llegó cuatro años después, con la Azzurra de Vittorio Pozzo y su “método”, ganadora bajo la tutela de Mussolini en 1934, pero también reforzada por la confirmación de su éxito cuatro años después en Francia.

Se habían sentado las bases de la rivalidad, de la confrontación de estilos. En palabras del cineasta y poeta italiano Pier Paolo Passolini, “América ponía la poesía y Europa la prosa”, o como ha sugerido el cantautor y escritor brasileño Chico Buarque “América era la dueña del balón y Europa del campo”. El virtuosismo frente al orden táctico.

Por eso, reanudada la competición tras la Segunda Guerra Mundial, Uruguay recuperó el trono gracias al Maracanazo y el Milagro de Berna permitió el primer título alemán. Cada bloque seguía ganando en su continente. Hasta que apareció Pelé.

Bajo la batuta del genio mineiro, Brasil conquistó el título en Suecia y repitió en Chile —con la aportación decisiva de Garrincha, tras la lesión de aquel—. Europa sólo recuperó la hegemonía cuando acabó con Pelé —lesionado por el portugués Joao Pedro Morais en Inglaterra 66—. Cuando el “camisa 10” regresó en 1970, le dio el tercer título a la Canarinha.

Desde 1966 a 2006 se repitió la alternancia de forma escrupulosa, con Argentina y Brasil como representantes de la Conmebol, e Inglaterra, Italia, Alemania y Francia, campeones por Europa.

La selección española rompió con la tradición en Sudáfrica. Europa repitió título y abrió un dominio que llega a las puertas de Catar, porque Leo Messi sucumbió ante el juego coral alemán en la final de Brasil 2014 y al batacazo argentino en Rusia le acompañó la decepción brasileña, eliminada por Bélgica en cuartos.

Europa acumula cuatro torneos triunfales consecutivos, tres de ellos con pleno en la final y en dos (2006 y 2018), incluso, copando las cuatro plazas de semifinales.

20 años de travesía en desierto

¿Qué ha pasado para que Sudamérica haya dejado de competir?

1.- El aspecto económico. El abismo que separa el monto que se maneja a ambos lados del océano se ha ido ampliando hasta alcanzar una distancia sideral. Un ejemplo, mientras en la última edición de la Liga de Campeones (más el partido de la Supercopa) la UEFA repartió 2.032 millones de euros, la Copa Libertadores entregó a los clubes participantes un total de 244,36 millones de dólares, récord en la competición.

Real Madrid, como campeón de la Champions 2022, superó el centenar de millones de euros en premios (incluido el pool market que tiene en cuenta el peso audiovisual del club), Flamengo, como campeón en la Libertadores, ganó entorno a los 25 millones de dólares, 16 de ellos como vencedor de la final ante el Athletico Paranaense.

2.- Inestabilidad. La Confederación Brasileña ha tenido seis presidentes en los últimos diez años y por la Canarinha pasaron seis seleccionadores desde la conquista de su último título mundial.

Más inestable aún fue el banquillo albiceleste. Desde 2006, cuando Messi debutó en un Mundial. Ha tenido ocho seleccionadores.

Consciente de contar con el mejor jugador del mundo, Argentina lo intentó todo. Recurrió a una leyenda (Maradona), al fútbol de autor (Bielsa o Sampaoli), con experiencia en categorías inferiores (Pekerman o Batista), con éxito en el extranjero (Bauzá, Martino) o en el medio local (Basile, Sabella). Al final, parece haber encontrado la estabilidad con un técnico de emergencia, que iba a ser interino y se ha ganado un contrato hasta 2026: Lionel Scaloni.

De los 10 países que componen la Conmebol, sólo Brasil (Tite), Argentina (Scaloni) y Ecuador (Gustavo Alfaro) mantienen al entrenador que empezó el ciclo mundialista.

3.- Sin éxito en Mundiales sub-20 y Mundiales de Clubes. Desde 2011, cuando Brasil se coronó campeón ante Portugal en Colombia, ninguna selección sudamericana se ha adjudicado un Mundial sub-20, el escalón inmediatamente inferior.

Respecto al Mundial de Clubes, desde 2012, cuando ganó el Corinthians, ningún equipo de la Conmebol se ha proclamado campeón.

4.- La sangría que no cesa. Según el informe de traspasos de la FIFA para el periodo de 2011-2020, Brasil fue el país más exportador (nada menos que 15.128 jugadores fueron contratados por clubes extranjeros), seguido de Argentina (7.444), mientras Colombia ocupó el quinto lugar (4.287). Los jugadores se van cada vez más jóvenes y regresan, en la mayoría de los casos, en el ocaso de sus carreras.

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