NBA | LAKERS 100 - CAVALIERS 114 La alegría de Westbrook no es la de los Lakers
La alegría fue fugaz en la mañana dominguera de L.A. y los Lakers terminaron cediendo ante los Cavs. Ni los superpoderes de Westbrook ayudaron.
El comienzo de partido fue pintiparado para los de Los Ángeles. Westbrook, en su nuevo papel como suplente revulsivo, pisó la cancha sólo cinco minutos después del inicio y protagonizó unos minutos que parecían una ensoñación total. Pases bien pensados, triples con la mano del defensor encima, 2+1, y, sobre todo, un par de celebraciones que lo que dejaban ver es la ilusión de un jugador golpeado al que le sonreía la suerte. Se contentaba con poco y es un síntoma pobre del pozo en el que se ha metido el que en su día fuera MVP de esta liga. La pájara de los Cavs duró un poco y a lo que se limitaron fue a mantener un margen. Se fueron por encima de los veinte tiros libres concedidos en las primeras dos mangas porque basaban su ataque en castigar la mala defensa en carrera de los Lakers. Se apuntaban en ataque Troy Brown y Wenyen Gabriel, dos no tan habituales, y nos les daba a los locales para mantener el vertiginoso ritmo inicial de Westbrook.
Darius Garland (de baja por un golpe en el ojo en otros partidos) volvió a llevarse un golpe en una de esas jugadas de hiperactividad de Russ, un toque no intencionado con el balón en la zona nasal. El otro compañero de backcourt, Donovan Mitchell, también se tomó un descanso en el anterior encuentro. Entre los dos mantuvieron el ritmo anotador de los Lakers y ellos fueron los impulsores de su equipo cuando hizo falta. Garland anotó 24 y Mitchell metió 33. Se entienden y no es fácil, dado el ecosistema creado el año pasado en el que el ex de los Jazz se ha tenido que meter tras ser traspasado.
En el cuadro californiano sorprende, sobre todo, el papel de sus dos principales jugadores. LeBron está siendo el jugador con peor porcentaje de tiro y aquí mejoró sensiblemente, pero la otra parte, Anthony Davis, se recató mucho más y ejecutó sólo doce tiros de campo. Tampoco parece que sea suficiente para sostener partidos ante rivales de esta entidad. A mitad del tercer cuarto los Lakers tenían todavía cierto control de lo que estaban haciendo pese a que LeVert por fuera y Allen por dentro habían despertado. En la NBA las diferencias se pueden disparar aunque tú vayas a remolque y eso es lo que les ocurrió a los de Cleveland, que esperaron a que los otros cayeran de maduros para cortar la raíz y dejarlos en el suelo. El parcial entre el final del tercero y el inicio del cuarto, el matador, fue de 0-17. Lo curioso es que Ham dio el partido por perdido a cuatro minutos del final y sus suplentísimos rascaron otra racha, esta vez favorable, que obligó a una última canasta a modo de sentencia, para hoy y para mañana, de Mitchell.