Los propagandistas del Kremlin abren otro frente de conflicto en Kazajistán

Los analistas afines a Vladimir Putin comenzaron a usar la retórica empleada hacia con Ucrania, señalando que “puede comenzar el mismo proceso nazi”, argumento utilizado para justificar la invasión

Lo dijeron sin medias tintas: “El siguiente problema es Kazajistán”. Y los argumentos no son novedosos ni se alejan de la línea oficial, ya que es el mismo utilizado para justificar la invasión a Ucrania.

“Puede comenzar el mismo proceso nazi que en Ucrania”, añadieron en la mesa de debate.

Como agravantes, destacaron que Rusia tiene allí su frontera más larga (y la segunda más extensa del mundo), más la numerosa presencia de rusos en ese país. Y por si fuera poco, es un país de gran importancia estratégica en el sector energético. “El combustible nuclear para todo Rosatom también está allí”, recordaron, en referencia a la Corporación Estatal de Energía Atómica rusa.

Por ello, desde Ucrania advirtieron que los propagandistas ya hablan de una posible “desnazificación” y “protección de la población rusa” en Kazajistán.

¡Atención, Kazajistán! Dicen que eres el siguiente”, advirtió Anton Gerashchenko, asesor del Ministerio del Interior de Ucrania.

El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo kazajo, Kassym-Jomart Tokayev, en una cumbre de octubre (Reuters)
El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo kazajo, Kassym-Jomart Tokayev, en una cumbre de octubre (Reuters)

Además, en Rusia reprochan el alejamiento de la política de esta ex república soviética de Asia Central, que ha recibido al menos 100 mil rusos que huyeron de la movilización ordenada por Putin desde septiembre. El país tiene la segunda mayor población étnica rusa entre las ex repúblicas soviéticas, después de Ucrania.

El mandatario kazajo, Kassym-Jomart Tokayev, ha dejado en claro a Putin que no lo acompaña en su aventura bélica. En junio, remarcó que el derecho internacional se basa en la Carta de Naciones Unidas y que no reconocerá la independencia de las repúblicas ucranianas de Luhansk y Donbás, anexionadas después por Rusia junto a Kherson y Zaporizhzhya. En ese momento, sus contundentes declaraciones tomaron por sorpresa a los observadores y provocaron las airadas amenazas de algunos comentaristas proguerra en los medios de comunicación rusos.

La senda del país, rico en petróleo y estratégicamente ubicado como puente entre Asia y Europa, es cada vez más independiente de Moscú, en un momento en el que el mundo necesita nuevas rutas de conectividad.

La semana pasada, el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, agradeció a los países de Asia Central que no apoyen la agresión de Rusia a Ucrania y no contribuyan a que el Kremlin pueda esquivar las sanciones occidentales.

“Entendemos perfectamente los condicionantes que tienen los países de Asia Central por su relación, su proximidad y, en algunos casos, su dependencia de Rusia”, dijo en una reunión ministerial entre la UE y los ministros de Exteriores de Kirguistán, Kazajistán, Uzbekistán, Tayikistán y Turkmenistán.

En medio de la demanda popular de un cambio radical, el presidente kazajo que asumió en 2019 ha acelerado recientemente los planes para aumentar la cantidad de petróleo exportado hacia el oeste a través del Mar Caspio, evitando a Rusia en el norte.

NUEVA CONFIANZA

Desde el estallido de la guerra en Ucrania, las cinco ex repúblicas soviéticas de Asia Central se han enfrentado cada vez más a Moscú, conscientes de su nueva influencia, ya que Rusia busca sus mercados y rutas comerciales en un intento de eludir las sanciones occidentales.

Un alto funcionario del gobierno dijo que una victoria contundente de Tokayev en las elecciones (lo que luego ocurrió) podría envalentonarlo para distanciarse aún más de Rusia.

El funcionario, que se negó a dar su nombre para hablar de cuestiones políticas delicadas, dijo que Tokayev quiere demostrar que puede dirigir su país, de 20 millones de habitantes, sin un patrón, después de que se separara de su predecesor Nursultan Nazarbayev, que llevaba mucho tiempo en el cargo, en enero, tras los disturbios por la subida de los precios del combustible, que desembocaron en un intento de golpe de Estado.

Putin respaldó a Tokayev y un bloque militar liderado por Rusia envió tropas a Kazajstán en un momento en el que el líder kazajo no podía confiar plenamente en sus propias fuerzas de seguridad, lo que provocó críticas por estar ahora en deuda con Moscú.

Sus acciones desde que Rusia lanzó su invasión de Ucrania en febrero sugieren lo contrario.

Incluso antes de la guerra, el funcionario dijo que Kazajstán se había resistido a un impulso de Moscú en 2020 para una moneda única y un parlamento conjunto dentro de la Unión Económica Euroasiática postsoviética, como parte de un plan estratégico de cinco años.

El funcionario dijo que el gobierno de Kazajstán estaba reevaluando sus relaciones con Rusia, aunque el gigante vecino sigue teniendo una influencia significativa.

El CPC ha sufrido este año más interrupciones que en cualquier otro momento, lo que ha obligado a Kazajstán a recortar su producción y exportaciones de petróleo de 2022, en un revés para las finanzas del Estado.

El oleoducto ha sufrido en dos ocasiones daños en los puntos de amarre, lo que ha limitado el rendimiento, y un tribunal ruso también ha intentado suspender las operaciones del oleoducto, alegando problemas de vertidos.

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