La auto-denuncia de Luis Almagro fue aprobada por los países miembros de la OEA
“Quienes estamos en posiciones de liderazgo en instituciones de relevancia tenemos la obligación de mostrar probidad en nuestros actos públicos más allá de toda duda, por eso yo mismo pedí ser investigado. Tenemos que serlo y tenemos que parecerlo”, aseguró el Secretario General de la organización
Durante la sesión del Consejo Permanente en la que se tomó la decisión, Almagro tomó la palabra y resaltó que su postura desde el comienzo fue que la investigación fuera “un ejercicio de transparencia”.
“Quiero agradecer al presidente (de Uruguay Luis) Lacalle Pou por apoyarme en este proceso, debemos salir adelante, siempre. Hemos tratado de que sea un ejercicio de transparencia permanente por parte de nuestra oficina desde que se recibió la denuncia anónima, que fue transmitida inmediatamente a la oficina del Inspector General para realizar las acciones que estimara pertinente en la investigación e incluso para que la misma eventualmente se realizara de forma externa”, comenzó el Secretario General.
En ese sentido, Almagro agregó: “Mi nota del 3 de junio es absolutamente clara al respecto, y el Inspector General en su momento señaló que sobre las bases de un anónimo con esas características no había suficiente evidencia para presentar una investigación, por lo tanto nuestro esfuerzo fue hacer la denuncia que correspondía. Esta posibilidad de una investigación externa fue comunicada por el Inspector General. Al regresar de la Asamblea General hemos dado nuevamente impulso procesal al avance de esta investigación; hemos acompañado la primera resolución que demandaba una investigación externa con términos de referencia elaborados por la CAT; y acompañamos esta resolución con términos de referencia específicos respecto a la investigación”.
“Hemos visto los esfuerzos para avanzar en esto y para que la investigación fuera realizada de la mejor manera. Hemos acompañado todas las propuestas con el afán de dar transparencia a nuestra actuación y con la visión de que definitivamente debíamos dar el mayor resultado como fruto y conclusión de esas investigaciones”, detalló Almagro.
Al respecto, el Secretario General de la OEA concluyó: “Por otra parte, quiero confirmar algo: prácticamente todos ustedes conocían la relación, fui a cenas diplomáticas acompañado por ella. Ella fue mi pareja durante tres años, a nivel personal quizás los mejores de mi vida, aun cuando nuestra relación terminó hace meses. También saben que nada de esto puede hacer cambiar mi visión de las instituciones y su funcionamiento y las responsabilidades que tenemos respecto al funcionamiento de las mismas, y eso procuramos asegurar en este contexto”.
La controversia en cuestión tiene que ver con una relación sentimental entre Almagro y una funcionaria de la Organización, y a efectos de dilucidar si hubo favoritismo. Concretamente, se trata de investigar si la mujer en cuestión fue beneficiada con ascensos, promociones y/o aumentos de remuneración a partir de dicho vínculo. Almagro nunca negó la existencia de dicha relación, reiterando hoy que jamás hubo favoritismo alguno.
En la Secretaría General aseguran que en todo caso ocurrió lo contrario, que Almagro no cumplía el rol de supervisor, ni tampoco intercedió para promoverla o aumentarle el sueldo. “Todas las acciones administrativas respecto a esta funcionaria fueron de acuerdo a regulación y administradas para ella a la par de todo el personal”.
Almagro fue por demás meticuloso en ese punto, tanto que la funcionaria perdió oportunidades de concursos porque el Secretario General se oponía a que ello ocurriera durante la relación, de varios años, aún si los hubiera merecido dadas sus altas capacidades profesionales y calificaciones académicas. “Lo curioso es que quizás se pueda afirmar que ella no fue beneficiada sino hasta perjudicada por su relación con Almagro”, confió una fuente.
Algunas mujeres dentro del funcionariado compartieron con Infobae lo que consideran una paradoja: que Almagro ha sido un gran defensor de los derechos paritarios de género, apoyando el desarrollo y promoviendo a muchas mujeres por cuestiones de principios.
“Más derechos para más gente es el lema de su gestión”, pero es más que eso, es acción, confió la fuente. La misma también mostraró una cierta indignación ante lo que consideran “el asesinato de la reputación de una mujer, su cosificación a partir de cuestionar implícitamente sus calificaciones profesionales y sugerir que su progreso pudiera deberse al favoritismo de un hombre”.
Una funcionaria, que se declaró “feminista radical”, añadió: “En última instancia, el caso muestra que el antiguo control social de la mujer se sigue reproduciendo como siempre, ahora por la vía de negarle el derecho a enamorarse, de intimidarla exponiendo su privacidad en público bajo el pretexto de supuestas normas éticas”. Agregó la fuente, bajo condiciones de no revelar su identidad: “En última instancia, solo se trata del voyeurismo de hoy, disfrazado de una hipócrita ética. Investigar a Almagro es inmiscuirse en la vida de dos adultos que mantuvieron una relación romántica de manera libre y voluntaria. Pero, además, es una forma de control social de la mujer; como antes, como siempre”.
Otras voces cercanas a la Secretaría General subrayaron la eminente naturaleza política de este supuesto escándalo. “Es muy simple”, dijo un funcionario, “ya en 2016 la Canciller de Maduro llegó a la Asamblea General en Santo Domingo con un proyecto de resolución, a la postre fracasado, para destituir al Secretario General. Y ahora pensemos quiénes son los gobiernos que llegaron a la Cumbre de las Américas de Los Ángeles en junio pasado con una agenda de solo dos temas: protestar por la ausencia de Cuba, Nicaragua y Venezuela, y proponer la remoción del Secretario General de la OEA”.
“No podemos ni por un instante creer que oponerse a las dictaduras del hemisferio no tenga un costo político. La interrupción del mandato de Almagro ha sido un planteo recurrente, casi al borde del ridículo desde el año 2015″, concluyó la fuente.