Betis y Sevilla sobreviven en la locura: tres jugadores expulsados, un autogol, un golazo...

Las expulsiones de Montiel, Fekir y Borja Iglesias condicionan un derbi con sensaciones agridulces. Gudelj determina las tablas con un disparo letal en el 81′. El Betis se adelantó con un autogol de Navas en el 42′.

Daniel Lagos
As
Betis y Sevilla firmaron las tablas en el primer derbi de la temporada bajo un contexto de locura repleto de expulsiones y condicionantes. Ambos salen del envite del Villamarín con sensaciones agridulces. Los de Pellegrini tuvieron el choque de cara con el 1-0 inicial y la expulsión de Montiel, pero las rojas a Fekir y Borja Iglesias entregaron un escenario de cara a los de Sampaoli, que encontraron un pequeño premio a sus acometidas gracias a un magistral lanzamiento lejano de Gudelj. Entre medias, Bono salvó al Sevilla y Bravo al Betis con intervenciones decisivas antes del descanso y del cierre. Nadie agarró sus deseos, pero nadie lamentó una hipotética caída.

Betis y Sevilla quisieron el balón. Ruibal y Acuña quisieron mandar sus particulares mensajes de fortaleza con dos faltas en el primer minuto. Los inicios mostraron intensidad en ambos bandos. También una verticalidad que convirtió la cita en vertiginosa. Quizás demasiado pronto para los dos. No había pausas. Un lanzamiento de falta de Fekir encontró el remate equivocado de Rafa Mir para estrellarse contra el poste de Bono. Pero las alternativas fueron compartidas. Si avisó el Betis con ese envite, respondió el Sevilla con un regalo de Pezzella que no supo aprovechar Rafa Mir.

Bajo ese contexto de incertidumbre, Ruibal fue aire para el Betis. El canterano, apuesta de Pellegrini en su once, se movió sin parar. Encaró, presionó y protagonizó la primera gran llegada de los verdiblancos tras una combinación colectiva que fue frenada finalmente por Montiel. Poco después, Ruibal esquivó a Jordán para servir a Borja Iglesias sin éxito. El plan de Sampaoli pasó por la pausa de sus medios y la consistencia de Rafa Mir para aparecer por diferentes escenarios. Una falta provocada por el ariete casi encontró a Gudelj, aunque su gran oportunidad llegó con un error de entendimiento entre Sabaly y Pezzella: el de Cartagena dejó atrás a Bravo, pero su disparo fue tan endeble que Edgar evitó el gol.

El tramo final del primer tiempo se dirigió a la locura en un instante. Álex Moreno amenazó con su primera carrera incisiva y Montiel lo cazó a la altura de la rodilla. El VAR cambió la amarilla inicial por una roja que pareció cambiar el choque por completo. Recompuso Sampaoli su once sacando del campo a Rafa Mir, quizás su arma más peligrosa hasta ese momento, y entregando su carril diestro a Jesús Navas. Minutos más tarde, Carvalho armó un pase al área para que Canales cediera a Fekir sin que éste llegara al remate pero sí encendiera luces de fortuna. Gudelj despejó sobre el cuerpo de Navas y ese balón esquivó de forma casi imposible las manos de Bono ante el fervor del Villamarín. Lo celebró Pellegrini, que pidió calma. Lo lamentó Sampaoli, que comenzó la búsqueda de un plan alternativo. Estaba obligado. Pero había aún tiempo para más. Fekir condujo un ataque por el flanco derecho y quiso proteger con los brazos la presión de Papu Gómez hasta golpearlo. Otra vez el VAR. Otra amarilla convertida en roja. Montiel se equivocó. Fekir también.

Bono terminó el primer tiempo con una mano meritoria ante Borja Iglesias e inició el segundo con otra brillante ante Álex Moreno. Y si el VAR había dictaminado firmes sentencias, también lo haría cuando Borja Iglesias se pasó de frenada y sus tacos golpearon el tobillo de Joan Jordán. La escena se convertía en un diez contra nueve. Pellegrini y Sampaoli sacaron la pizarra para analizar cómo cazar espacios. Y Lamela los conquistó una y otra vez.

El balón ya era totalmente sevillista. Navas y Telles abrieron el campo y el Betis trató de multiplicar sus piezas para minimizar espacios. Lo consiguió por momentos. Pero sus ataques ya eran contados. Sin ariete sobre el césped, el Betis quiso jugar con el tiempo y el Sevilla esperó con paciencia. Sampaoli sumó más delanteros a su esquema, pero cada balón al área encontraba la respuesta de Edgar. Ante ese impedimento decidió Gudelj probar desde la lejanía y conectó un misil imparable que hizo inútil la estirada de Claudio Bravo.

Tuvo minutos por delante el Sevilla para agarrar el triunfo mientras el Betis se agarró al carácter de Edgar y alguna carrera sin fin de Álex Moreno. Las tablas no servían a nadie. Y menos a Gudelj, que golpeó su siguiente misil en el larguero y se encontró a Bravo en la última del duelo. El Betis quiso más que un punto, pero terminó agarrándose al mismo con dulzura. El Sevilla deseó más y chocó contra un muro y un sinfín de deficiencias creativas. Nadie termina contento en el primer derbi de la temporada.

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