Aliados de Jair Bolsonaro se despegaron de la impugnación que hizo el presidente de Brasil a los resultados del ballotage
Los funcionarios sostienen que lo único que se logrará declarando fraude electoral es enardecer los ánimos en la calle
En vísperas de la reclamación del PL, desde el Tribunal Supremo de Brasil advirtieron a su presidente, Valdemar Costa Neto, de que no tendría opción alguna de prosperar, algo que él sabía, pero justificó que seguirá adelante para evitar una rebelión dentro del núcleo del partido más afín a Bolsonaro.
Ni siquiera los aliados más incondicionales del todavía presidente de Brasil confían en que el Tribunal Superior Electoral vaya a modificar el resultado de las elecciones, sin embargo, al menos, esperan que sirva para instaurar la duda de que Bolsonaro fue víctima de fraude electoral, tal y como estuvo alertando de dicha posibilidad durante la campaña electoral.
Así, según una conversación entre los asiduos a las reuniones con Bolsonaro en el Palacio de la Alvorada a la que ha tenido acceso el diario ‘Folha de Sao Paulo’, las acciones del PL servirían al menos para enardecer los ánimos en las calles.
En los últimos días, los bloqueos en las carreteras y las protestas se han intensificado, en especial en estados como Mato Grosso, Santa Catarina y Rondonia -donde Bolsonaro obtuvo mejores resultados electorales- y se han registrado actos de sabotaje que podrían ser encuadrados en posibles delitos de terrorismo.
Desde que se supo del triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva, miles de personas se han arremolinado a las puertas de los cuarteles del Ejército para pedir entre rezos y saludos nazis un golpe de Estado, o bien cortando el tráfico con la quema de vehículos, sabotajes a infraestructuras y agresiones a policías y conductores.
La auditoría encargada por el PL apuntó que el presidente de Brasil fue el más votado en las urnas de modelo más nuevo, fabricadas a partir de 2020, con el 51,05% de los sufragios. La denuncia afirma, además, que hubo “inconformidades irreparables” en las máquinas de votación con el potencial de “manchar” la elección que resultó en la victoria del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
En concreto, la demanda está enfocada en un 61% de las 577.125 urnas utilizadas en las elecciones de octubre, sobre las cuales el PL dijo que fueron fabricadas entre 2009 y 2015 y “no pueden ser auditadas”, a diferencia del resto, más modernas, modelo 2020.
Para la oposición, esta nueva intentona por cuestionar el resultado electoral no es más que un plan que se ha ido orquestando a lo largo de los últimos años, intensificado cuando Lula da Silva recuperó sus derechos políticos. Desde entonces han estado atacando a las urnas electrónicas, objetivo ahora de esta auditoría del PL, las siglas bajo las cuales Bolsonaro se presentó a las elecciones.
En esas, la prensa brasileña ha recordado una entrevista en mayo de la cadena STB a uno de los hijos de Bolsonaro, Flávio, en la que adelantaba que esa desconfianza de algunos por las urnas electrónicas podría generar “una revuelta” y “peligro de inestabilidad”.
Es poco probable que el requerimiento de Bolsonaro llegue lejos, ya que la victoria de Lula fue ratificada por el TSE y reconocida por los principales políticos de Brasil y aliados internacionales, incluido Estados Unidos.