Alemania recupera a su último gran héroe
La resurrección de Mario Gotze, el hombre que dio el título de 2014, ilusiona a Flick. Su inspiración puede serle tan importante como a su maestro Löw.
Pero en Múnich comenzó un declive relacionado con Guardiola. Götze fue perdiendo protagonismo y se obsesionó con mejorar su capacidad física para estar a la altura del fútbol presionante que pedía el de Sampedor. El sobreentrenamiento le llevó a perder ligereza y dinamismo, ya no era un verso suelto y su carrera entró en un pronunciado declive que ni su retorno al Borussia frenó aquello. Además, tuvo la mala suerte de sufrir un problema metabólico que le apartó de una larga temporada del equipo.
Pero Götze, uno de esos futbolistas inquietos, inteligente, hábil en el mundo empresarial, volvió a analizar su situación en 2020. Entendió que lo mejor era dar un paso atrás para tomar inercia. Pasó dos temporadas en el PSV, una liga alegre y sin tanta apretura, donde respondió con creces y recuperó sensaciones. Agotó ese ciclo y decidió volver a Alemania, al Eintracht, con el Mundial en la cabeza. Y Flick ha recogido el guante, su inspiración, aun desde el banquillo, puede serle tan determinarle a él como a su maestro Löw en 2014.