San Lorenzo - Vélez: un minuto de furia, un penal interminable y el especialista infalible Néstor Ortigoza
El ex capitán azulgrana ingresó para ejecutar sobre el final y acertó; un día después de cumplir 38 años, le dio el triunfo al Ciclón en el Nuevo Gasómetro, en un desenlace caliente
“No escucho”, dice Merlos. La comunicación con sus asistentes se cortó. Se le acercan Rubén Darío Insua y Alexander Medina, los entrenadores. Uno le dice que es penal. El otro, que no. Mientras, un futbolista del Ciclón empieza a calentar. Es el día de su cumpleaños número 38 y es uno de los últimos expertos lanzadores de penales activos. Es Néstor Ortigoza, capitán e insignia azulgrana. Insua le pregunta si está para entrar y patear. El jugador asiente.
La jugada decisiva de San Lorenzo 1 vs. Vélez 0
Merlos, a lo suyo: mira las imágenes de un penal más grande que el Nuevo Gasómetro. Nadie entiende cómo no lo cobró sin ayuda. Revisa la jugada un par de veces, mientras lo rodean los futbolistas como si fuera un ágora, una de esas asambleas colectivas de la Antigua Grecia. De repente, el árbitro hace la señal del VAR, que tanto esperaban los jugadores locales. Va hacia el área que domina Leonardo Burián.
Los cinco minutos de adición se quedan cortos. Entra Ortigoza para patear el penal y darle los tres puntos a su equipo. Como Tim Krul, el arquero holandés que ingresó sobre el final en el Mundial Brasil 2014 para atajar penales, pero al revés. Lo primero que hace Ortigoza (¿en su último baile?) es calzarse el brazalete de capitán. Está acostumbrado de chiquito a esas instancias decisivas; a esa procesión hacia la pelota. Mira fijo a Burián mientras todo el estadio espera el festejo. Le sale un remate esquinado. El arquero uruguayo de Vélez va para ese lado. No llega. Es el mejor regalo de cumpleaños para Ortigoza, que sonríe con una sonrisa amplia, llena de gol. Un gol que vale tres puntos y la ilusión intacta de llegar a la Copa Sudamericana, lo más parecido a una utopía cuando empezaba el torneo.
Compacto de la victoria azulgrana
Los cinco minutos se hacen quince. San Lorenzo festeja luego de un partido en el que había hecho poco (poquísimo) para ganar. Lo mismo puede decirse de Vélez, al que lo mejor que le puede pasar es que termine la temporada para resetearse. “Entrenamos esto. Hay que estar preparados siempre. Me tocó entrar 3-4 minutos. Insua me llamó, me preguntó si estaba para patear y le dije que sí. Tengo muchos años en esto y no quise ni pegarle fuerte”, dirá Ortigoza en TNT Sports tras el partido, tras su gol; tras el triunfo. “Es importantísimo para la gente, que alentó un montón, y para el grupo”, agregará el futbolista de flamantes 38 años.
El cronómetro se congela en el minuto 61, como los penales que Ortigoza pateó en su carrera profesional (apenas erró cuatro; y no fallaba desde 2017). Tras los problemas de comunicación con el VAR y la jugada que decidió el partido, Merlos señala el final. Los jugadores de San Lorenzo festejan como lo hace su gente; como lo hicieron en el clásico con Huracán, jugado en este mismo escenario; ganado también por la mínima en el Nuevo Gasómetro. Puede que este San Lorenzo no brille, pero saca puntos. Pero le saca jugo a sus virtudes: desde los centros de Malcom Braida a la solvencia de sus tres defensores centrales. O la puntería quirúrgica de Ortigoza: un tiro, un gol.
Insua blande su puño derecho y festeja. Sabe que a su equipo todo le cuesta. Nada sale fácil, porque no le sobra. Su mérito principal es haber potenciado jugadores y promovido jóvenes que son la base del futuro. Tiene, por supuesto, a Ortigoza. El hombre que se pone la camiseta y juega los minutos que sean necesarios. Como cuando pateaba penales por plata en su barrio. El mediocampista y Sebastián Torrico son los únicos dos sobrevivientes del equipo campeón de la Copa Libertadores, un logro que nadie olvida en el Bajo Flores. Antes del penal, Federico Gattoni le entregó al mediocampista la cinta de capitán: el presente (y futuro) de San Lorenzo se mezcló con el pasado. Un sol tenue aparece por el Bajo Flores y termina de pintar la tarde. Una tarde de gozo para el hincha azulgrana tras un partido gris que se iba sin goles. Hasta que apareció Ortigoza.