¿Por qué el tiempo va hacia adelante y no hacia atrás?

Parte de la respuesta se encuentra en el Big Bang, sucedido hace casi 14.000 millones de años. Otra percepción proviene del extremo opuesto, en la eventual muerte del Universo.

Raúl González
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A lo largo de la historia, los filósofos han estado intrigados por la naturaleza del tiempo y cómo nosotros, como seres humanos, experimentamos su progresión. La percepción del tiempo es parte de la experiencia humana y es determinante para el comportamiento diario y para la supervivencia, de ahí el interés de comprender las características y propiedades del tiempo.

Las tres elegantes leyes del movimiento de Isaac Newton, publicadas en su famosa obra Principia, en 1687, resolvieron multitud de problemas. Estas describen el mundo en el que nos movemos todos los días: el mundo de las personas, las manecillas que se mueven alrededor de un reloj e incluso la caída apócrifa de ciertas manzanas.

Leyes de Newton

La característica interesante de las leyes de Newton, que no se apreció hasta mucho después, es que no distinguen entre el pasado y el futuro. Pero la direccionalidad del tiempo es su característica más obvia, ¿verdad? Tengo fotografías del pasado, no tengo fotografías del futuro”, aseguró el físico teórico y filósofo Sean Carroll.

Es decir, el problema no aparece limitado a las teorías centenarias de Newton. De este modo, prácticamente todas las teorías fundamentales de la física desde entonces han funcionado también hacia adelante como hacia atrás, asevera el físico Carlo Rovelli del Centro de Física Teórica en Marsella.

“No tiene distinción entre el pasado y el futuro”

A partir de Newton, la teoría del electromagnetismo de Maxwell, el trabajo de Einstein y la mecánica cuántica, la teoría cuántica de campos, la relatividad general e incluso la gravedad cuántica, “no tienen distinción entre el pasado y el futuro”, manifiesta Rovelli.

“Lo que fue una sorpresa, porque la distinción es muy evidente para todos nosotros. Si haces una película, es obvio cuál es el futuro y cuál el pasado”, puntualizó el autor de libros que incluyen “El orden del tiempo”.

¿Por qué pasa el tiempo?

Parte de la respuesta se encuentra en el Big Bang, sucedido hace casi 14.000 millones de años. Otra percepción proviene del extremo opuesto, en la eventual muerte del Universo. Muchos científicos consideran que podría haber una conexión entre la “flecha del tiempo” y una cualidad denominada entropía. Si bien la mayoría de la gente normalmente equipara la entropía con “desorden”, esa es una descripción que es particularmente imprecisa.

En su lugar, la entropía debe ser entendida como una medida de incertidumbre o aleatoriedad. La segunda ley de la termodinámica es una relación muy importante en física, y establece que la entropía de un sistema cerrado (autónomo) solo puede aumentar o permanecer igual en el tiempo; nunca puede bajar. Dicho de otra manera, con el tiempo, la entropía de todo el universo debe aumentar.

La flecha del tiempo dictada por la expansión del universo avanza por la misma razón que lo hacen las flechas psicológicas y termodinámicas del tiempo: el desorden aumenta a medida que el universo se expande.

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