Paz Zamora dice que “fanáticos” de izquierda amenazan la democracia boliviana
”No se trata, a mi juicio, de una restitución” de la democracia, “sino de una verdadera instauración”, el hecho “más importante” desde la fundación de Bolivia, en 1825, enfatizó.
Paz Zamora argumentó que en 1982 se inauguró una democracia “moderna pluralista” algo que no se había dado ni siquiera con la Revolución Nacional de 1952, que instituyó el “voto universal”, pero que tropezó con la falta de pluralismo, partidos únicos, golpes de Estado y dictaduras.
La nueva democracia
Entre 1980 y 1981 Bolivia vivió la dictadura del militar Luis García Meza, la más cruenta que afrontó el país, sin embargo, posteriormente entregó el poder a una junta castrense que al poco tiempo lo transfirió al general Guido Vildoso.
En 1982 el Parlamento tomó la decisión de entregar la Presidencia a Siles Zuazo, ganador de la elección de 1980 y que en un principio no estuvo dispuesto a aceptar el mando del país por la desventaja que tenía en el Legislativo.
“Nos instauramos todavía en un clima de amenaza golpista”, “vivíamos en zozobra”, por la incertidumbre, dijo Paz Zamora, quien recordó que juró como vicepresidente del país sin tener un domicilio y en condiciones de “semiclandestinidad”.
Paz Zamora también apuntó que en ese momento las estructuras del país “no estaban acomodadas” para ese tránsito a la democracia, luego de un periodo de cuatro años en los que hubo nueve presidentes, entre militares y civiles.
La UDP, que era un bloque progresista democrático, fue vista con resistencia interna y externa, dijo.
El exvicepresidente recordó el accidente aéreo de 1980 del que fue el único sobreviviente, cuyas secuelas lleva en el rostro y las manos, y que definió como un “atentado”, además del ataque con una granada de mano en una marcha que tuvo el propósito de acabar con la vida de Siles Zuazo.
Gobierno con dificultades
El Gobierno de la UDP, que debía durar cuatro años, se redujo a tres por la presión social y la crisis económica y política que afrontó la recientemente inaugurada democracia.
”Cómo no iba a haber un desorden económico (la hiperinflación) si finalmente dieron paso al Gobierno de la UDP después de cuatro años desastrosos”, cuestionó Paz Zamora.
También recordó la “lucha parlamentaria” que le tocó afrontar como presidente nato del Parlamento, las debilidades internas en la UDP y algunas fallas que tuvo el presidente Siles Zuazo.
El Gobierno de la UDP “fue un proceso en el que el golpismo civil militar no terminaba de irse y la democracia no terminaba de llegar”, porque una parte de los militares “nunca estuvieron de acuerdo con que se instalara la democracia”, dijo.
A pesar de aquella crisis, Siles Zuazo acortó su mandato y llamó a elecciones con la consecuente elección de Gobiernos de distinta orientación política hasta la actualidad.
Tras la disolución de UDP, Paz Zamora participó con el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) en las elecciones de 1985 y 1989.
En esos últimos comicios, ocupó el tercer lugar, a siete puntos de los dos primeros, pero el Parlamento lo designó presidente gracias al controvertido apoyo que recibió del segundo, el dictador Hugo Banzer (1971-1978), que para ese momento se había adherido a la democracia.
Democracia “amenazada”
A juicio del exmandatario, actualmente la democracia boliviana “está amenazada todos los días”.
Desde que Evo Morales y el Movimiento al Socialismo (MAS) llegaron al Gobierno en 2006 “no ocultaron que no eran fuerzas y manifestaron su intención de quedarse, con críticas a la “alternancia” y a la “independencia” de poderes, dijo.
”La democracia no está amenazada por el golpismo civil-militar boliviano” de antaño, hoy “está amenazada por grupos fanáticos de izquierda e indigenismo sectario extremista que nunca creyeron en la democracia”, enfatizó.
Paz Zamora indicó que esos grupos, a los que directamente los identifica con el gobernante MAS, encarnan la amenaza de impulsar los cambios que inclusive están “por encima de la democracia”, al estilo de la antigua izquierda boliviana.
Ante ello, advirtió sobre la necesidad de dar “otro significado” a las manifestaciones que recientemente se han producido en el departamento de Santa Cruz, que reclama la realización del censo de población para el próximo año y no para 2024 como lo determinó el Gobierno, para iniciar un proceso de “renovación” de la democracia.