“No nos damos por vencidos”. River ya cambió la imagen y ahora quiere ver hasta dónde le dan las cuentas
Por primera vez en la Liga Profesional hilvanó tres triunfos consecutivos; mejoró el nivel, tiene un pie en la Copa Libertadores, pero para el título depende de otros resultados
Con la goleada ante Argentinos, seguida de otra contundente victoria frente a Estudiantes, puso en marcha una recuperación que se consolidó anoche con un éxito más apretado ante Patronato, en Paraná.
Por primera vez en el torneo River hilvanó tres victorias consecutivas. Lo que en otro momento hubiese sido algo natural, ahora representa una demostración de carácter y superación para salir del pozo en el que había caído. Le quedan Platense, Rosario Central y Racing para sacar la conclusión final.
Si bien las matemáticas todavía no lo excluyen de la ilusión del título, River ya puede respirar más tranquilo por las cuentas de la tabla anual que lo tienen acariciando la clasificación a la Copa Libertadores. Para dar otro paso, River se apoyó en la seguridad de Armani -no recibió goles en los tres encuentros tras su regreso de la gira con el seleccionado- y los destellos de Quintero. Venció a un rival que hacía ocho fechas que no perdía de local, en un terreno donde salieron derrotados Boca, Atlético Tucumán y San Lorenzo.
Lo más destacado del partido
Confuso para orientar sus ataques, River le terminó agradeciendo a Armani no haberse ido en desventaja al final del primer tiempo. Aunque los penales no suelen ser su especialidad, el arquero se arrojó sobre su derecha y despejó el remate de Giani. Armani lo festejó con una euforia reivindicatoria, sabedor de que más de una vez fue señalado por su escasa intuición para adivinar la dirección de los penales. Contuvo el tercero de los 19 que le ejecutaron en River tiempo regular; el anterior había sido a “Uvita” Fernández (San Lorenzo), en marzo pasado, por la Copa de la Liga. En definiciones por penales tiene la misma proporción: tres de 19.
El penal había sido sancionado por una corrección del VAR a la decisión de Patricio Loustau de cobrar el foul de Paulo Díaz a Medina fuera del área. La imagen mostró que cuando el jugador de Patronato recibió el empujó del defensor chileno, ya tenía un pie pisando la línea del área.
La acción cerró un primer tiempo que a River se le atragantó más de lo que lo pudo jugar. Del trío de volantes creadores, Quintero fue más preciso y punzante que De la Cruz y Palavecino. Cuando llegaba a las cercanías del área, River tampoco encontraba soluciones, sobre en Solari, demasiado confuso, errático en la toma de decisiones. En cada aceleración se enredaba.
Armani: “No nos damos por vencidos, seguimos hasta el final”
Patronato intentó achicar en su campo y salir con pelotazos. A puro empuje llegó a forzar siete córners en la primera etapa, siempre con la cabeza del zaguero Quintana como destinataria de los saques de esquina.
El desarrollo se hizo trabado, poco fluido. La sucesión de pases era una excepción. Ante la falta de precisión y continuidad en el juego, Gallardo se impacientaba. Su equipo no acertó un remate entre los tres palos en el primer período.
La segunda etapa comenzó con una modificación táctica obligada en River. Fue reemplazado Enzo Pérez, por una molestia en el tobillo derecho. Sin el desgarrado Zuculini -el otro volante central natural del plantel-, Gallardo mandó a la cancha a Barco y armó un doble pivote defensivo entre Palavecino y De la Cruz.
River pasó a tener una línea media íntegra de volantes creativos. Fuera o no por esa razón, el desarrollo aumentó en dinámica, fue más de ida y vuelta. River necesitó unos minutos para acomodarse, lapso en el que Armani volvió a salvarlo en dos oportunidades, ante definiciones de Estigarribia y Herrera.
Patronato se animó, adelantó sus líneas y terminó ofreciendo unos espacios que su rival aprovechó. Sobre todo con un Quintero que se viene mostrando lúcido y certero. El colombiano condujo un avance hasta que encontró el momento justo para asistir a Borja, que hizo pasar de largo a un defensor con un enganche y definió con un zurdazo junto a un poste. Era el primer disparo de River entre los tres palos en la noche.
Séptimo gol de Borja en 18 partidos con River. El colombiano sigue siendo un delantero impredecible: tan capaz de resoluciones con mucha calidad como de controles fallidos. Unos minutos después del gol tuvo el 2-0, otra vez asistido por Quintero, pero el recorte hacia adentro y el remate de zurda fue tapado por Altamirano.
Urgido por la amenaza del descenso, Patronato se volcó al campo adversario con más voluntad que ideas. Gallardo reforzó la contención. En lugar de un Solari que estuvo toda la noche a contramano, ingresó González Pirez para formar una línea de tres zagueros junto a Mammana y Díaz, con Herrera y Casco de carrileros. También entraron Suárez y Paradela, quienes tuvieron el 2-0 en los pies.
River está de vuelta, algo tarde, pero no tanto como para mejorar su imagen, verse más arriba y sentarse para hacer cuentas.