Max Verstappen: un bicampeón de la Fórmula 1 moldeado a la perfección por la dureza de su padre
Desde muy pequeño demostró su talento, pero las exigentes pruebas de Jos lo marcaron a fuego
Septiembre de 2000, el Gran Premio de los Estados Unidos era la decimoquinta cita de las 17 que compusieron aquel calendario. El circuito de Indianápolis, el escenario de la prueba que finalmente ganaría Michael Schumacher (Ferrari), con Rubens Barrichello (Ferrari) y Heinz-Harald Frentzen (Jordan), como los restantes integrantes del podio. Jos Verstappen, que participó con la escudería Arrows y abandonó, a causa de problemas de frenos, cuando promediaba la carrera, durante el fin de semana recibió una comunicación de su pareja, porque Max desató un escándalo en la pista de alquiler de karting que visitó junto con su madre y otras familias. El berrinche se desencadenó cuando uno de los niños tuvo la oportunidad de subirse, mientras Sophia le negaba la posibilidad a su hijo, porque su padre consideraba que era demasiado pequeño, que debía esperar un par de años. Jos finalmente cedió y, sin darse cuenta, encendía el engranaje de una máquina.
Las ruedas, en particular la de los vehículos que tuvieran cuatro, se convirtieron en un imán para Max y Jos le regaló un pequeño quad [cuatriciclo]. La experiencia no resultó buena: lo estrelló contra una pared y el uso del casco evitó consecuencias mayores. Las virtudes de manejo eran similares a la de cualquier chico de su edad, aunque con el paso del tiempo demostró que era definitivamente diferente a todos. La pasión era mayúscula, pero el padre quería conocer si el chico tenía verdaderas condiciones para convertirse en piloto o si se trataba de un pasatiempo: de confirmar que los autos serían su entusiasmo, aunque también un destino, Jos estaba dispuesto a invertir su patrimonio para apoyar la carrera, aunque conocía que una mala experiencia o una mala decisión puede derrumbar los sueños, aun después de arribar a la Fórmula 1. Podía dar fe: Flavio Briatore lo subió como compañero de Michael Schumacher en Benetton, en 2004, y diez grandes premios resultaron suficiente para incinerar sus antecedentes. Se mantuvo hasta 2003 en el Gran Circo saltando de equipo en equipo y sin mayores resultados.
Las frustraciones de Jos fueron el combustible de Max, aunque por momentos la dureza del mensaje y de la educación que impartía fueron extrema. Hasta Vettel llegó a cuestionar ese método, porque pueden provocar traumas irreversibles. En los inicios, lo hizo correr en un karting de escasa preparación, aunque el joven demostraba talento y se las ingeniaba para lograr resultados: fue campeón invicto, ganador de las 21 mangas. Cada éxito descubría un nuevo desafío: por ejemplo, competir con niño hasta tres años mayores. A los siete venció a los de 10 y Jos elevó la vara: todos los fines de semana viajaban a Italia para competir; retornaban a última hora del domingo. Y de lunes a viernes, después de cumplir con las obligaciones escolares, debía ejercitarse con prácticas en el karting. Era el mecanismo para moldearlo, de exigencias a veces desmedidas.
Sophia relató un hecho dramático, que expone la rudeza y la disciplina de guerra que imponía Jos, quien abandonó a Max en una estación de servicio. Ocurrió en la última prueba del campeonato mundial de la categoría KZ2, en Salerno, Italia. El pequeño dominó las mangas y vencía en la carrera final, hasta que el neozelandés Daniel Brey lo superó en la pista. En un intento desesperado por recuperar el liderazgo provocó un accidente que derivó en el abandono. La frustración del joven y la furia del padre, que no escuchaba excusas, mientras Max sollozaba y ensayaba un mensaje entrecortado. El nuevo intento de explicar la maniobra aumentó la ira de Jos, que detuvo el utilitario en una estación de servicio, lo hizo descender y volvió a emprender la marcha sin Max. En otro vehículo viajaba Sophia, que lo recogió. El padre no le dirigió la palabra durante una semana.
Las coronas en karting que empezaron en el campeonato belga siguieron por el certamen holandés y el Rotax Max, de los Países Bajos. El ciclo de éxitos se estiró hasta 2013 en los campeonatos europeos y en diferentes categorías hasta que Jos determinó que era el momento de saltar a los autos. La Fórmula Renault debía ser el escalón siguiente, la primera con alerones y aerodinámica, y el padre costeó varios test privados hasta lograr una prueba con el equipo Manor –participó sin éxito en 2016 en la F.1-, en Pembrey, Gales. La primera jornada estuvo marcada por fuertes lluvias y Jos no estaba convencido de que Max saliera a la pista. El responsable del equipo era Tony Shaw, el mismo que probó a Lewis Hamilton. La experiencia fue satisfactoria y después de otros ensayos, y con la aprobación de Raymond Vermeulen –el manager– optaron por treparlo, sin escalas, a la Fórmula 3.
El equipo Van Amersfoort Racing, el mismo en el que corrió Franco Colapinto en 2022, fue el elegido para la primera experiencia de Max. En el primer entrenamiento, en Budapest, fue el más rápido de la tanda. “Podría subir a un Fórmula 1″, sentenció Frists van Amersfoort, el dueño de la estructura. Y no falló en el vaticinio: a fines de 2014, MadMax giró en las pruebas libres en el autódromo de Suzuka, donde este domingo logró el bicampeonato. Helmut Marko y Toto Wolff se lo disputaron y Red Bull Racing terminó imponiéndose sobre Mercedes; “el nuevo Senna”, alguna vez lo apuntó el asesor de Christian Horner en la escuadra de Milton Keynes.
El polémico estreno en la F.1, sin cumplir los 18 años, lo que derivó en controversias por la entrega de la superlicencia, lo enseñó como el piloto más joven en debutar en el Gran Circo. El triunfo en España, en 2016, en su primera carrera en Red Bull Racing, tras ser ascendido desde Toro Rosso, manifestó que no se equivocaron aquellos que decidieron autorizar a competir a ese joven que dos años antes lo hacía en karting. La primera vez que estuvo en condiciones de ganar el título, lo hizo y ahora, con un auto superior al resto domina como en el pasado lo hicieron los elegidos a dejar una huella en el automovilismo mundial.