Lewandowski levanta a un muerto
Un gol del polaco en el descuento le vale al Barça para superar la depresión de la Champions en un partido infumable con lesiones de Cavani, Koundé y Eric y previo homenaje al goleador de la Selección, Valencia y Barça.
Valencia y Barcelona afrontaron el partido como los protagonistas del Método Kominsky, dos viejas glorias de Hollywood que fueron gigantescos en su día, pero que ahora tiene problemas para hacer lo que antes hacían con total naturalidad.
Quedó claro que entre los dos contendientes, el Valencia estaba peor, pero el Barça fue incapaz de aprovechar los innumerables regalos que la zaga local, empeñada en salir con el balón controlado y jugar con un fuego que el Barcelona desaprovechó. La mayoría de las veces, la pelota acababa en un Ansu que volvió a la titularidad: se ofreció para todo, no acabó nada.
Al extremo internacional se le notó que trata de aprovechar la última vuelta clasificatoria para tratar de entrar en la lista de Luis Enrique. Mantiene su presencia amenazadora, pero no consigue el premio con la facilidad que lo lograba antes. O cae en fuera de juego por las urgencias, o le falta un segundo o hay un defensa más rápido que aparece cuando antes no aparecía. Se supone que son los gajes de tratar de adaptarse de nuevo tras una lesión tan grave, tan mal tratada y tan mal solucionada.
Con el Barcelona desaprovechando la feria del Valencia a base de pérdidas de pelota de un Busquets exprimido hasta la médula y un Dembélé que tuvo su día habitual -el malo- el partido se convirtió en un concurso de errores que únicamente se animaba con las carreras de Balde.
La amenaza más seria del Valencia se difuminó a los 18 minutos cuando Cavani, puede que aquejado de Mundialitis Aguda, pidió el cambio. Al filo del descanso, Eric, ya con una tarjeta amarilla y que pasaba las de Caín corriendo hacia atrás también pidió el cambio con molestias.
En vez de sacar a Piqué, Xavi optó por volver a poner a Marcos Alonso de central que en un minuto se ganó una amarilla por dar un patadón por detrás a un delantero que se le escapaba.
Por mucho que fuera Ansu el que tuviera más oportunidades, el que la tuvo más clara fue Lewandowski, que se sacó un remate de cabeza de la nada que dio en la base del poste valencianista. Preludio del milagro final.
Pero en la reanudación, el susto lo dio el Valencia de salida con un gol de Lino a los cinco minutos de la segunda parte que fue anulado por la melonada de la noche, perpetrada por Marcos André, que sin opción alguna para tocar la pelota alargó la mano hasta tocar el esférico con la yema de los dedos, lo que inhabilitó el remate inapelable del brasileño. Un detalle más para una noche infumable que aún podía empeorar después de que Koundé pidiera el cambio por una lesión que vuelve a dejar al Barça sin centrales.
Ahí no tuvo más remedio Xavi que sacar a un Piqué que no tenía ni las botas puestas. Además, los cambios de Xavi, lejos de mejorara al equipo, lo mantuvo igual de mal, lo que no era fácil, es más, era tan difícil como fallar el gol que tuvo a cinco minutos del final en la que completó una jugada de cine cómico digna de un partido espantoso.
Pero todo se olvidó con la aparición del polaco en el descuento cazando un balón que es un desfibrilador para un moribundo.