Karim Benzema: sobrevivió al bullying, eludió la delincuencia, escapó de los escándalos y alcanzó la cima del mundo del fútbol
El francés de origen argelino tuvo un año demoledor y se quedó con el Balón de Oro
A los 34 años, Karim Benzema, se convirtió en una celebridad del mundo de la pelota, pero cuando nació el 19 de diciembre de 1987, su mundo era completamente distinto. Su padre siempre fue muy estricto con él y sus hermanos, les inculcó desde chicos una gran responsabilidad y disciplina, sobre todo con el estudio.
Apenas podían tener tiempo libre y allí era cuando Karim aprovechaba para jugar al fútbol. Su vida era el colegio católico al que asistía, donde lo discriminaban por su sobrepeso y su ascendencia argelina, factores que le impidieron relacionarse correctamente con chicos de su edad. Sus hermanos fueron gran parte de la fórmula que lo ayudó a contrarrestar ese bullying y a formar una personalidad que hoy le permite ser un animal deportivo, un atacante voraz. Por eso es que su campaña en el Real Madrid multicampeón es todo un suceso.
Parte de ese perfil de futbolista duro, casi sin emociones, de mirada penetrante y de gestos intimidantes, se dice que lo cultivó en los días en los que su vida estaba envuelta en una oscuridad absoluta. De chico comenzó a relacionarse con las pandillas peligrosas de Bron. Su padre fue fundamental para alejarlo de ese universo oscuro, la dureza con la que trató a Karim lo sacó adelante. Incluso, hasta lo ayudaron a corregir sus hábitos alimenticios y rápidamente mejoró su estado físico.
Su trayectoria en el fútbol arrancó a los ocho años en Bron Terraillon de su ciudad natal, donde lo apodaron Coco. En un partido ante las inferiores de Lyon captó la atención de los entrenadores rivales con dos goles que despertaron el interés. Tanto que a los 9 años ya estaba vistiendo la camiseta de Lyon. Realizó todas las juveniles en esa entiedad y llegó a debutar en la máxima categoría en 2005. En Lyon estuvo hasta 2009, donde marcó 66 goles en 148 partidos y desde allí fue hasta la Casa Blanca, su lugar en el mundo. Real Madrid pagó 35 millones de euros para contar con él y vaya si valió la pena la inversión por el futbolista.
Su llegada a España no lo despegó de sus raíces ni de los problemas que allí lo atravesaban. Según el diario ABC, la mayoría de los hermanos y amigos de Karim Benzema siguen viviendo en Bron, y es el futbolista el que los ayuda a resolver los problemas con la justicia por robos de autos o departamentos, venta de drogas o peleas callejeras.
Más de una vez, Karim tuvo problemas por estos vínculos; también fue apodado “El Gato”, por sus movimientos dentro del campo de juego. Ni bien llegó a Madrid, a mediados de 2009, fue investigado por ser parte de una red que trabajaba con pornografía infantil. También fue multado varias veces por conducir a exceso de velocidad y por no tener el registro para conducir. En 2010 fue acusado de mantener relaciones sexuales con Zahia Dehar, una prostituta francesa de origen magrebí, cuando ésta tenía 16 años, en 2008.
Nadie dudó nunca de su talento dentro de un campo de juego, pero sus problemas afuera siempre lo expusieron y lo alejaron de los primeros planos. El punto más crítico fue el caso de extorsión sobre su compañero de selección Mathieu Valbuena, en 2015. Un supuesto amigo de la infancia de Karim Benzema, junto a otros tres chantajistas, le exigieron a Valbuena 150.000 euros para no difundir un video sexual con su pareja. Valbuena expuso el caso ante sus compañeros y fue el propio Benzema quien lo aconsejó para pagar ese dinero.
La justicia francesa lo involucró directamente en el caso como supuesto cómplice. El delantero francés quedó detenido y pasó una noche en la cárcel de Versalles. El “caso Valbuena” sirvió para que Didier Deschamps, técnico de la selección de Francia, tomase la determinación, en diciembre de ese 2015, de apartarlo del conjunto nacional. Una decisión durísima, porque le impidió formar parte de la consagración en el Mundial de Rusia 2018.
Salió de todos los conflictos en silencio. Sostuvo su talento a fuerza de conquistas y goles, muchos goles, por eso la recompensa le llegó. El propio Leo Messi parece haberle cedido la corona a Benzema, al admitir que el francés se merecía el premio que el argentino ganó siete veces. “Yo creo que no hay dudas, está clarísimo que Benzema hizo un año espectacular. Terminó consagrándose con la Champions, siendo fundamental de octavos hacia adelante en todos los partidos. Creo que no hay dudas este año”.
Su punto de vista fue compartido casi de manera unánime por futbolistas y técnicos. El hecho de que la UEFA también recompensara al francés como mejor jugador de la temporada fue un anticipo de la gran coronación. Benzema, que parece haber explotado desde la salida de Cristiano Ronaldo de Real Madrid en 2018, tras muchas temporadas a la sombra del portugués, ahora es el dueño de la pelota.
No hay un dato más objetivo que los goles que surgen de sus botines con una naturalidad asombrosa. La pasada temporada Benzema marcó 44 con Real Madrid: 27 en Liga, en la que fue el máximo anotador, 15 en la Champions y dos en la Supercopa de España. Además, hizo otros seis con Francia, en la que también fue la gran estrella. A nivel artillero sólo Lewandowski, aún en el Bayern, pudo hacerle sombra. El polaco quemó redes con 50 goles en 46 partidos con el Bayern y marcó seis más en siete jugados con su selección.
Los 15 tantos que Benzema marcó en la Champions lo mantuvieron hasta la final de París con la posibilidad abierta de igualar o batir un récord histórico, los 17 goles que Cristiano Ronaldo consiguió hacer en una misma edición (2013-14). Marcó 15 goles el francés en 12 encuentros, porque no pudo disputar uno por lesión.
Benzema fue el hombre más importante para que Real Madrid ganara la Champions. Dejó una marca imborrable porque facturó por triplicado cuando consumó la remontada ante el PSG en los octavos de final. Después volvió a marcar por tres ante Manchester City (dos en la ida y uno en la vuelta) en los cuartos para encarrilar el pase a semifinales. Fue tan impactante lo de Benzema que marcó diez goles entre octavos, cuartos y semifinales de la Champions. Y después le puso el broche de oro a un año increíble, con otro título más conquistado con su selección: la Nations League que le ganó a España. En esa competición también fue decisivo. No sólo en la final, en la que marcó el 1-1 que dio origen a la posterior remontada (el segundo fue de Mbappé), sino también en la semifinal, ante Bélgica, que empezó ganando 2-0, pero con un gol de Benzema encendió a Francia, que terminó remontando 2-3.
Es un personaje especial con una infinidad de particularidades. Por ejemplo, desde el 13 de enero de 2019, tras una jugada en la que Bartra lo barrió y la caída contra el césped le provocó una fractura en el dedo meñique de la mano derecha, parece haber encontrado un amuleto que le permitió encontrar su mejor versión: una especie de “yeso” que se coloca para cada partido.
Contó incluso que ese vendaje tan especial se fabrica en apenas 20 minutos y cuesta unos 40 euros. Algunos se preguntaron si se trata de un amuleto, a lo que en una charla con AS, Benzema explicó, en la previa de la visita de Real Madrid a Inter en Champions: “Primero hice una operación, pero cuando te operas tienes que estar de baja dos meses. Y yo quería continuar con mis compañeros. Me he hecho otra vez daño, pero ahora no tengo tiempo para parar y para pasar por otra operación. Por eso juego con el vendaje”.
Lo concreto es que con ese vendaje, Karim Benzema cerró 2018-19 con 18 goles en 23 partidos; en la temporada 2019-20 anotó 27 goles y dio 11 asistencias en 48 partidos; en la 2020-21 fueron 30 goles y 9 asistencias en 46 partidos; y en la 2021-22 explotó, con 44 goles y 15 asistencias en 46 partidos.
Karim Benzema, Coco, El Gato, francés, argelino, controvertido, introvertido, voraz, talentoso, letal. Todo junto y al mismo tiempo. El resultado es muy claro: un Balón de Oro para coronarlo como el mejor.