Juanfer Quintero, la llave que encontró Gallardo para cambiar el rumbo cuando River más lo precisaba
El colombiano, con un magnífico tiro libre, abrió el camino a la goleada por 3-0 sobre Argentinos
Quintero ingresó a los 10′ del segundo tiempo en lugar de Barco, se empezó a adueñar de la pelota en un partido agrio y opaco y a los 21′ rompió por completo la quietud de una noche en la que poco pasaba: zurdazo cruzado y al ángulo en un tiro libre para estampar el 1-0. Aire puro para un River que necesitaba más que nunca los tres puntos ante su perseguidor más directo en la pelea por el boleto continental. Así, con el gol del enganche colombiano, también se rompió una extensa y curiosa racha: el Millonario no convertía un gol de tiro libre desde el 11 de abril de 2021 con Fabrizio Angileri en un 3-2 a Colón en el Monumental cuando todavía no había público por las restricciones sanitarias. Un año y medio después, el 10 hizo de las suyas.
El golazo de Juanfer Quintero
River ganó el partido con los cambios. Jugó un primer tiempo insulso y un segundo tiempo prometedor con los ingresos de Beltrán, Quintero y Palavecino, justamente los autores de los tres goles. Es que Gallardo volvió a patear el tablero en la previa y dispuso un sorpresivo 5-2-3 para jugar en La Paternal con la intención de contrarrestar el buen juego asociado del habitual 3-4-3 de Argentinos Juniors y buscar un fútbol más rápido y directo para aprovechar los pocos espacios que iba a tener.
En parte, lo logró: estuvo más amparado en defensa, sin sufrir tanto los embates de un Bicho que tuvo se asoció bien pese a tener menos la pelota, pero no pudo ser punzante. Mientras tanto, en los primeros 45′ el Millonario tuvo escasas situaciones organizadas de ataque, pisó muy poco el área rival y abusó del juego largo con demasiadas imprecisiones que le dificultaron la ejecución efectiva de su plan. La decisión del DT de modificar nuevamente nombres y esquemas expuso que es hoy es poco claro el rumbo del equipo. Busca, busca y busca y ya parece más alerta a lo que le puedan proponerle los rivales. Y anoche en La Paternal terminó encontrando respuestas y efectividad al romper el libreto con los tres apellidos alternativos que demostraron todo lo que le pueden dar al juego del equipo.
Es que hasta los 34′ River no había podido generar ni siquiera un remate al arco del arquero Lanzillota, quien casi no tuvo participación en toda la primera parte: solo debió intervenir para taparle un tiro forzado a Zuculini tras un buen pivoteo en el área de Borja, esa referencia que siempre buscó River para intentar lastimar. Luego, en el cierre de una aburridísima primera parte, Casco, uno de los pocos puntos altos, estrelló un remate en el travesaño de zurda. Argentinos, por su parte, incómodo más a Armani, pero siempre falló en la puntada final para poder abrir el marcador. Así, la ocasión más clara la tuvo a los 15′ con un remate de Cabrera que tapó muy bien el arquero millonario.
Para la segunda parte, el Muñeco dispuso el ingreso de Beltrán por un inconsistente Solari, a los 10′ hizo entrar a Juanfer en lugar de Barco y a los 17′ reemplazó a Zuculini por Palavecino. Así, rompió la línea de cinco defensores que no le permitió ser agresivo y pasó a jugar 3-4-1-2 con la intención de posicionarse más adelante en el campo y tener más y mejor control de la pelota. Y esa variante le permitió crecer, ganar mucha confianza y sumar los tres puntos vitales a partir del golazo del número 10. La noche se completó con una gran definición de Beltrán tras una presión de Quintero instantáneamente después de la apertura del marcador y un bombazo de Palavecino a falta de diez minutos para el cierre.
El resumen del triunfo de River
River se fue de La Paternal con buenas sensaciones tras un cambio radical entre un tiempo y otro. Dejó atrás el dolor de la eliminación de la Copa Argentina y ganó un duelo crucial en su lucha por la clasificación a la Libertadores, un objetivo trascendental desde lo deportivo y lo económico: le sacó tres puntos de distancia a Gimnasia, seis a Argentinos y nueve a Estudiantes y Huracán con quince por jugar. El equipo de Gallardo estaba obligado a ganar y lo hizo. Y ahora tiene un importante manto de tranquilidad para cerrar un pálido y desilusionante año con la mayor calma posible.