Independiente: el balance de la gestión de Hugo Moyano y el legado que recibe Fabián Doman
Al cabo de ocho años, el saldo de la presidencia del sindicalista reúne mejoras en infraestructura y un par de copas en el superávit, y deudas, deterioro futbolístico, violencia y juicios en el déficit
El dirigente camionero había ganado la elección celebrada el 6 de julio de 2014, menos de un mes después de que el Rojo sellara su regreso a la primera A, con un 69,44% del total de los votos. Un balance de su labor ofrece muchas menos luces que sombras, sobre todo en su segundo tramo. La siguiente es una síntesis de los hechos más relevantes ocurridos durante una presidencia que quedará registrada como una de las más polémicas que ha conocido el Rey de Copas.
La cara lavada
Durante toda su gestión, Moyano puso especial énfasis en mejorar las instalaciones del club. En diciembre de 2014 presentó las obras de reacondicionamiento del predio de Wilde, al que los socios acuden para sus actividades lúdicas y sociales. Más tarde, en junio de 2016, se inauguró el centro de entrenamiento de alto rendimiento en Villa Domínico, financiado por Gabriel Milito y Sergio Agüero. Por fin, el 18 de diciembre de ese mismo año se declaró terminado el estadio Libertadores de América, aunque nunca se llegó a colocarle el techo previsto en los planos originales.
Una errática política de fichajes
La inversión en jugadores ha sido uno de los puntos más controvertidos del moyanismo, con dos etapas claramente diferenciadas: una primera de compras razonables, y una segunda catastrófica para las finanzas y el equipo.
Entre 2014 y 2017 llegaron al club, entre otros, Nicolás Tagliafico, Maximiliano Meza, Emiliano Rigoni y Emmanuel Gigliotti, por quienes en total el club pagó algo más de 8.000.000 de dólares. Todos ellos ofrecieron buenos rendimientos y la suma de sus transferencias permitió recaudar cerca de 30.000.000. A partir de 2018, en cambio, gobernó el desmadre. Cecilio Domínguez (5,3 millones de dólares), Fernando Gaibor (3,4 millones) y Alexander Barboza (3,3 millones) son los estandartes de ese período. Costos muy elevados, escaso aporte futbolístico y contratos firmados en dólares acabaron formando la base del enorme pasivo que arrastra el club, así como demandas, juicios e inhibiciones por afrontar bajo el mando de las nuevas autoridades.
La cantidad de jugadores que se marcharon libres (Fabricio Bustos, Domingo Blanco, Martín Campaña y en su momento Leandro Fernández, que volvió) y vendidos en precios por debajo de su verdadero valor (Alan Velasco, Alan Franco, Francisco Pizzini, Nicolás Figal) acentuó aun más la carencia de aptitud negociadora en este apartado.
La ausencia de un proyecto deportivo
Refractarios a contar con un manager o director deportivo, los Moyano, Hugo y su hijo Pablo, se dejaron aconsejar por figuras provenientes de mundos muy diversos. Representantes de jugadores, como Cristian Bragarnik y Fernando Hidalgo; ex jugadores, como Jorge Burruchaga y Daniel Montenegro, que ocuparon el puesto sin que sus opiniones fueran tenidas en cuenta, y hasta un sindicalista, Sergio Palazzo. El baile de entrenadores (nueve en ocho años) fue apenas una de las consecuencias de esa carencia de proyecto.
Copa Sudamericana y reelección
Diciembre de 2017 conoció el momento cumbre de Hugo Moyano en el club. El día 13 Independiente dio su segundo maracanazo al conquistar la Copa Sudamericana ante Flamengo, y cuatro días después el dirigente camionero fue reelecto con 89% del total de los sufragios, récord en la historia del club. La buena estrella llegaría hasta agosto de 2018, cuando el equipo logró la copa Suruga Bank en Japón.
El deterioro institucional
En el segundo mandato una serie de sucesos fue afectando el funcionamiento de la entidad. A ello contribuyó la muy escasa asistencia de los principales directivos a las instalaciones del club. Hugo Moyano fue un visitante esporádico en la sede de la avenida Mitre y prácticamente inexistente en reuniones multitalaterales en AFA y Conmebol, en las que la voz del club prácticamente desaparecería de la escena.
De a poco, la concentración de poder cada vez mayor en muy pocas personas, básicamente, los Moyano y el secretario general, Héctor “Yoyo” Maldonado, fue provocando renuncias en la directiva. Todo lo sucedido en torno a la elección de 2022, con su postergación y su judicialización, y la foto de la última asamblea, con apenas cuatro miembros presentes, ejemplificaron la pérdida de la brújula democrática. Los serios incidentes ocurridos en los alrededores de la sede en julio pasado pusieron la frutilla del amargo postre.
El desastre financiero
Una convocatoria de acreedores vigente pese a los anuncios en contrario, un pasivo que según el último balance es de 4600 millones de pesos, la acumulación de juicios en que Independiente es demandado, una inhibición de FIFA para inscribir futbolistas por un impago a Gastón Silva y un par más en marcha (Defensor Sporting, de Uruguay, y América, de México), la escasez de ingresos por publicidad y el gasto adelantado de lo proveniente de los derechos de televisación son algunas de las muestras de un descontrol absoluto.
Algunos hechos, como eximir a la empresa Oca del pago por aparecer en la camiseta del equipo, detalles mal explicados en la venta de Nicolás Figal y el manejo poco claro que se hizo del juicio solicitado por el ex jugador Gonzalo Verón, agrandaron la bola de nieve de una deuda cuantiosa.
La/s barra/s brava/s
El 20 de octubre de 2017, Pablo “Bebote” Álvarez asaltó el coche del entrenador Ariel Holan para pedirle dinero. El capo de la barra brava fue detenido y una vez en la cárcel acusó a Pablo Moyano, Noray Nakis y otros directivos de haber participado en una asociación ilícita para lavar dinero y estafar al club en 30.000.000 de dólares. La situación, todavía sin resolución judicial definitiva más allá de que esta semana el vicepresidente primero (no renunció, pero se había alejado del club) fue sobreseído, grafica la relación que el club mantuvo con los “hinchas caracterizados”.
Aquellos sucesos acabaron con la inicial convivencia pacífica, y la ausencia de Bebote aumentó hasta tres las barras existentes. El 28 de septiembre de 2021 una feroz pelea a balazos en las calles del centro de Avellaneda dejó en evidencia el problema y el fracaso de la institución en intentar encauzar un tema que era conflictivo ya desde antes de la llegada de los Moyano al poder.