Histórico: se descubrió la primera familia neandertal en una cueva en Siberia
Se trata de un estudio realizado por científicos alemanes que fue publicado en Nature. Son 13 individuos en total. Identificaron a un padre y una hija adolescente, además de otros familiares. Qué más detectaron
Según indicaron los investigadores, se trata de hombres, mujeres y niños, entre ellos un padre y su hija adolescente, que formaban parte de una sola comunidad social. Es decir, que vivían juntos y en el mismo momento, por lo cual estiman que serían parte de una sola familia. Y para más confirmación, también identificaron a quienes serían tres hermanos y otros dos con una relación de segundo grado, como sería una tía y un sobrino o dos primos.
Los neandertales ocuparon el oeste de Eurasia desde hace unos 430.000 años hasta su extinción, hace unos 40.000. Los científicos poseen datos a escala del genoma para los restos óseos de 18 individuos de 14 sitios arqueológicos que abarcan la historia de los neandertales en gran parte de su rango geográfico conocido, que se extiende hasta el este en las montañas de Altai y en el sur de Siberia.
Gracias a esta información, los científicos pudieron tener una visión general y amplia de las poblaciones de neandertales. Es por eso que lograron determinar la existencia de múltiples poblaciones a lo largo del tiempo y el espacio. Ahora, gracias a este grupo de científicos encabezados por profesionales del Departamento de Genética Evolutiva del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, la historia de la evolución humana subió un nuevo escalón hacia el conocimiento.
Tras examinar el ADN antiguo de fragmentos de huesos y dientes desenterrados en cuevas en el sur de Siberia, los investigadores identificaron a una comunidad neandertal. En total son 13 hombres, mujeres y niños neandertales, los cuales cuentan con una red interconectada de relaciones, incluido un padre y su hija adolescente, otro hombre relacionado con el padre y dos parientes de segundo grado, posiblemente una tía y su sobrino.
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Según señalaron los expertos, los neandertales solían relacionarse y contraer matrimonio con personas de su mismo grupo social, una consecuencia del pequeño tamaño de la población, con comunidades dispersas en grandes distancias y que sumaban solo entre 10 y 30 individuos.
Laurits Skov, primer autor del estudio que se publicó en la revista especializada Nature, informó que el hecho de que los neandertales estuvieran vivos al mismo tiempo era “muy emocionante” e implicaba que pertenecían a una sola comunidad social. Además, indicó que se recuperaron restos de neandertales de numerosas cuevas en el oeste de Eurasia, pero hasta ahora había sido imposible saber si pertenecían a comunidades o no.
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“Los restos de neandertales en general, y los restos con ADN preservado en particular, son extremadamente raros. Es más común obtener información individual de sitios a menudo separados por miles de kilómetros y decenas de miles de años”, afirmó Benjamin Peter, autor principal del estudio en Leipzig. Es que poder obtener información sobre el parentesco y la estructura social de estos antiguos humanos es un nuevo horizonte para la ciencia, según advirtieron los expertos.
La “punta del Iceberg” en las relaciones de los antiguos humanos
El lugar donde dieron con estos restos que ya marcaron la historia queda a orillas del río Charysh, cerca de las montañas de Altai, a unos 100 kilómetros de la cueva Denisova. Este lugar es considerado por los expertos en antropología como “un tesoro arqueológico en el que los humanos, los neandertales, los denisovanos (y al menos un híbrido de neandertal-denisovan ) vivieron de forma intermitente durante unos 300.000 años”, según indican en la publicación emitida por Nature.
Sin embargo, aunque los expertos estimaban que todas estas poblaciones antiguas habían elegido esta cuerva como hogar, en las excavaciones anteriores solo habían hallado restos de neandertales (entre 50.000 y 60.000 años de antigüedad) y herramientas de piedra características. En 2020, el análisis genómico de los restos de una mujer indicó que “pertenecía a una población distinta de las que ocuparon la cueva Denisova mucho antes”.
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Con el objetivo de conocer con mayor detalle su historia, los investigadores liderados por el paleogenético Skov y el genetista Peter extrajeron el ADN de otros 17 individuos, los cuales habitaron Chagyrskaya y una cueva cercana conocida como Okladnikov. De los fragmentos de dientes y huesos hallados en la primera formación rocosa, los expertos lograron identificar 11 individuos y obtuvieron genomas parciales y completos. En cambio, en el segundo caso, por problemas en su conservación, solo dos muestras permitieron obtener suficiente ADN para extraer y secuenciar.
En palabras de los expertos, tras este análisis lograron confirmar que “los residentes de Chagyrskaya estaban más estrechamente relacionados con los neandertales que vivían en Europa en la misma época, que con los que ocuparon la cueva Denisova decenas de miles de años antes”.
Sin embargo, el momento “¡Eureka!” llegó cuando Skov comenzó a comparar los genomas. Es que dos individuos, un hombre adulto y una mujer adolescente, tenían una mitad idéntica de ADN, situación que solo ocurre cuando se trata de hermanos o padre e hijo. Para eliminar cualquier duda, los investigadores obtuvieron el ADN mitocondrial, que se hereda por vía materna, y lo analizaron. Las conclusiones serían determinantes: si lo compartían, eran hermanos. Ahora, si no era así, eran padre e hija. El resultado confirmó esta última teoría.
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Además, los expertos identificaron a otros miembros de esta familia durante su análisis, es por eso que lograron detectar que el padre tenía “dos tipos de ADN mitocondrial, una característica conocida como heteroplasmia, que compartían otros dos machos adultos de la cueva”. Con esta información, los científicos estimaron que todos formaban parte del “mismo linaje materno”, ya que esta particularidad desaparece en unas pocas generaciones, explicó Skov.
Ante estos datos, el experto estimó que estos tres hombres “vivieron al mismo tiempo”. Pero no fue la última relación familiar que identificaron, ya que además lograron detectar a un hombre y una mujer que eran parientes de segundo grado, como primos. En palabras de Skov, los hallazgos “te hace preguntarte cuál era la relación familiar entre estos individuos y cómo interactuaban entre ellos”. “Es un pequeño vistazo a una familia neandertal”, agregó.
El valor de la comunidad
En el último trabajo, investigadores como Svante Pääbo, quien ganó el premio Nobel de medicina de este año por estudios innovadores sobre genomas antiguos, examinaron el ADN de los restos de los neandertales encontrados en la cueva Chagyrskaya y la cercana cueva Okladnikov en las montañas de Altai, en el sur de Siberia.
Los neandertales se asentaron en las cuevas hace unos 54.000 años, buscando refugio para darse un festín con las cabras montesas, los caballos y los bisontes que cazaban mientras los animales migraban a lo largo de los valles de los ríos que dominan las cuevas. Más allá de los huesos de animales y neandertales, también se encontraron decenas de miles de herramientas de piedra.
Para finalizar, un análisis posterior reveló una mayor diversidad genética en las mitocondrias neandertales, las diminutas estructuras similares a baterías que se encuentran dentro de las células y que solo se transmiten por línea materna. La explicación más probable, dicen los investigadores, es que las mujeres neandertales viajaron desde sus comunidades de origen para vivir con parejas masculinas.
Sin embargo, si la fuerza estuvo involucrada no es una pregunta que el ADN pueda responder. “Personalmente, no creo que haya evidencia particularmente buena de que los neandertales fueran muy diferentes de los primeros humanos modernos que vivieron al mismo tiempo. Descubrimos que la comunidad que estudiamos probablemente era muy pequeña, quizás de 10 a 20 individuos, y que las poblaciones de neandertales más amplias en las montañas de Altai eran bastante escasas. Sin embargo, se las arreglaron para perseverarse en un entorno difícil durante cientos de miles de años, lo que creo que merece un gran respeto”, concluyó Peter.