¿Esto ya lo he vivido antes? La nueva explicación de la ciencia para los ‘déjà vu’
Según un estudio llevado a cabo en la Universidad de Colorado, la composición del escenario donde se produce es clave a la hora de producirse el fenómeno.
De entrada sabemos que es algo imposible, esa sensación de haberlo vivido ya no puede ser factible, especialmente si visitamos algún lugar por primera vez, o si es la primera ocasión que realizamos alguna tarea concreta. Un fenómeno que desde hace cientos de años ha llamado la atención de filósofos, neurólogos o escritores, y que está comúnmente asociado con lo paranormal. Teorías hay para elegir.
Algunos piensan que se trata de una habilidad psíquica, que tiene una relación con vidas pasadas o que está asociado a algo sobrenatural. Alan Brown, científico, analizó diversas encuestas y documentos a comienzos de siglo y llegó a la conclusión de que dos de cada tres personas tienen algún déjà vu a lo largos de sus vidas. Y según precisó, el desencadenante más común para este fenómeno es el lugar donde se produce, seguido por la conversación.
La escena actual y un recuerdo del subconsciente
Según el investigador, también halló indicios en la literatura médica donde se asocia esta experiencia con algunos tipos de actividad convulsiva en el cerebro. Recientemente, un artículo de Anne Cleary, profesora de psicología cognitiva en la Universidad Estatal de Colorado, narra cómo su equipo de investigación se propuso demostrar las hipótesis de hace un siglo sobre las causas de este fenómeno.
Así, la hipótesis que en su día plasmó Alan Brown fue denominada como hipótesis de familiaridad Gestalt. La misma sugiera que el déjà vu puede ocurrir cuando hay una semejanza espacial entre una escena actual y otra escena no recordada en nuestra memoria. En otras palabras, que este espacio nuevo podría ser similar al de otro en el que sí hemos estado, pero que de forma consciente no recordamos.
De este modo, la disposición de los elementos (personas, entorno y diversos objetos) pueden dar lugar a una estructura parecida que nos haga pensar que ya hemos estado antes allí. Entonces, los expertos probaron la idea en un laboratorio, empleando la realidad virtual para ‘situar’ a las personas dentro de las escenas. Con ayuda de la tecnología recrearon los entornos para que algunas escenas no compartiesen el mismo patrón de diseño.
Los resultados, entonces, no dejaron lugar a las dudas: los déjà vu eran más habituales cuando los sujetos estaban en una escena que tenía la misma disposición espacial de los elementos que una escena anterior que ya habían visto, pero que no recordaban. Así pues, la semejanza espacial es el factor en el que se encuentra el origen de este cortocircuito cerebral.