El último adiós a Lolo Regueiro: una caravana de dolor y bronca que pasa por su casa y por la cancha de Gimnasia
El hincha del Lobo fallecido el jueves pasado fue despedido por una multitud, con un recorrido por Tolosa y La Plata muy especial
Familiares, amigos y fanáticos del equipo platense estuvieron reunidos en la sala velatoria de la intersección de las calles 1 y 530, en Tolosa, desde las 17 del viernes, y con el transcurrir de las horas ese lugar se convirtió en una peregrinación de gente que se acercaba a sumarse a la despedida. Mayormente reinó el silencio, interrumpido de a ratos por los llantos de quienes no pueden creer todavía lo sucedido y claman de bronca. Hubo, sí, anoche, algo más de una hora de bombos y cantos de más de un centenar de hinchas que fue en caravana, con banderas y pancartas. Fue un homenaje, tras el pedido de justicia en el Monumento del Bosque.
Luego, todo volvió a ser tristeza casi absoluta en el barrio en el que Regueiro creció y vivía con su familia. Un respetuoso silencio fue el denominador común en la noche y durante la mañana. Nunca paró de llegar gente para dar su apoyo a la familia. Fueron cientos, y muchos de ellos acompañaron el traslado del cuerpo hasta el cementerio de La Plata, lugar previsto para inhumar los restos de Lolo.
Con el paso de las horas se analizó la posibilidad de un recorrido que incluyera un paso por la puerta de la casa del hincha, por el Monumento del Bosque y por la cancha de Gimnasia, donde vivió su pasión por el fútbol desde que era niño y estaba en las divisiones juveniles del Lobo, y luego como fanático del club. Y allí perdió la vida, además. A medida que se fue acercando el momento del último adiós, aparecieron aplausos, el grito de “Se siente, se siente, Lolo está presente” y los reclamos de justicia se replicaron. Entre los que pasaron la noche allí había gente con camisetas de Estudiantes y Boca, por ejemplo.
Eran las 12.19 cuando el auto fúnebre asomó por el garage. Enseguida, los llantos se mezclaron con aplausos y gritos. Cinco minutos después, el coche avanzó en medio de todos los que estaban en la puerta, con bocinazos, sirenas y motos haciendo ruido a modo de homenaje. Detrás salió la caravana de decenas de autos y el camión de la hinchada ploteado que llevaba coronas. Desde uno de los autos, dos mujeres que sostenían ser “familiares directas” aseguraban ante las cámaras de LaNación+ que el cuerpo de Lolo registra “un disparo en la cabeza, en la parte de la nuca”. Escenas fuertes, duras. Una muerte que necesita respuestas concretas.
En el trayecto hacia el cementerio, que comenzó por una calle junto a las vías del tren, esos gritos, aplausos y reclamos de justicia se fueron replicando en la gente que se encontraba con el paso de la caravana. Algunos se fueron uniendo en el camino. Un adiós que llegó en simultáneo con la decisión desde la AFA de que haya un minuto de silencio en los partidos de la fecha 24.