El Madrid pasa al ataque
El crecimiento de Rodrygo y Valverde impulsa a Ancelotti a probar un once supersónico ante el Shakhtar. ¿Resultado? 36 tiros y 14 a puerta. Eso sí, ‘sólo’ dos goles.
La estadística aprueba el experimento
El experimento, dejando a Tchouameni y Kroos como sostenes tras Vinicius, Benzema, Rodrygo y Valverde, que se divirtieron e hicieron a la grada divertirse con un fútbol fogoso y combinativo, ocasionó una presencia constante en el área de Trubin. 25 remates y 60 intervenciones dentro del área rival, por los 6 y 8 del Shakhtar; 278 pases en el último tercio del campo contra los 49 de los mineros. Falló la puntería. “Hay días así, en que el balón no quiere entrar, ha sido un partido para ganar 7-1″, se lamentó Toni Kroos en la flash interview. No le faltaba razón al alemán y la estadística de ‘expected goals’, goles esperados según la posición de los disparos a portería, se la da en gran parte: los blancos deberían haber marcado 3,55 tantos, los ucranianos 0,70. Una diferencia de 3,85 tantos más acorde a lo expuesto sobre el terreno de juego.
En la previa de la final de Champions el de Reggiolo confirmaba que apostaría por un “4-3-3″ en París, su dibujo predilecto hasta ahora. Aunque continuaba: “A veces puede pasar a un 4-4-2″. Un discurso que toma mucha fuerza ahora, con la apuesta frente al Shakhtar. Los mapas de calor de Valverde (izquierda) y Rodrygo (derecha) son la mejor prueba de ello. Ante el Liverpool, el de Osasco aún podía ‘asumir’ la suplencia y ser el número 12. En cambio, el contexto ha cambiado.
Si la final de Champions fuera mañana, ¿Rodrygo estaría en su equipo de gala?, preguntaba este periódico el pasado sábado. La respuesta de Ancelotti, directa y sincera: “Sí”. Con Modric de vuelta y Kroos y Tchouameni inamovibles, resulta quimérico pensar que vaya a imponerse de manera perenne esta alternativa, pero es una variante más que real. Sobre todo por el rendimiento del ‘15′ y el ‘21′, a quienes ahora resulta complicado imaginar fuera del once. Ancelotti tendrá que hacer encaje de bolillos. Bendito problema.