Crítica de 'Star Wars: Las crónicas Jedi': Dave Filoni regresa con una potente microserie para muy fans

La nueva serie de animación de Disney+ nos descubre momentos desconocidos en la vida de Ahsoka Tano y Conde Dooku, en un interesante juego de espejos entre la Fuerza y el Lado Oscuro.

Álvaro Ortiz, MS

Seguramente usted le haya visto alguna vez en redes sociales. Suele llevar sombrero vaquero, portar una sonrisa misericordiosa y su cara aparece a menudo en estampitas sustituyendo a la de Cristo. No queda mucho para que los fans de Star Wars consigan santificar a Dave Filoni y, cuando lo hagan, a nadie le va a extrañar. Star Wars: Las crónicas Jedi es su último trabajo: una colección de cortos animados en la que el creador de The Clone Wars o The Mandalorian vuelve a revelarnos algunos de los versículos desconocidos del universo de George Lucas, a partir de un juego de espejos entre la Fuerza y el Lado Oscuro que abraza una vez más la mitología clásica.


De hecho, conceptualmente, la idea de Filoni nace de una de las bases fundamentales de Star Wars: no hay luz sin oscuridad. A partir de ahí, Star Wars: Las crónicas Jedi personifica la lucha entre el bien y el mal en Conde Dooku y Ahsoka Tano, dos personajes cuyos viajes se descubren distintos pero complementarios: mientras el primero poco a poco es corrompido por su odio a un Senado corrupto y su justificación de la violencia en pro de la paz; la segunda, pese a sufrir los momentos de duda y crisis de fe del héroe, transita el camino de la Fuerza sin alejarse de la Luz y siendo leal a sus principios aunque eso acabe destruyendo sus intereses.

En busca del equilibrio, la serie dedica a cada personaje tres episodios. Cada uno narra un evento clave que acabará marcando su destino: los de Ahsoka (Ashley Eckstein) abarcan diferentes edades, desde su infancia en su planeta natal Shili hasta su exilio posterior a la Orden 66; los de Dooku (Corey Burton), flashes de su viraje de Maestro Jedi a Señor Sith. En estos últimos es donde Star Wars: Las crónicas Jedi vuela más alto, dejándonos reflexiones sociopolíticas y escenas crudas y muy intensas en lo dramático que recuperan el tono maduro y solemne del final de The Clone Wars o de la propia The Bad Batch, el spin-off sobre la Fuerza Clon 99, inspirada en Doce del patíbulo de Robert Aldrich.

Aunque hay espacio para la espectacularidad y los combates de sable láser, conocer de antemano el futuro de Dooku y Tano —así como los silencios y el ritmo pausado de muchas secuencias— hace que la serie destile un aroma melancólico. La estupenda música de Kevin Kiner (Star Wars: Rebels) refuerza esa sensación de tragedia inevitable que lo invade todo. Star Wars: Las crónicas Jedi también confirma la progresión de Lucasfilm Animation, que a cada producción parece dar un saltito de calidad: aquí se nota en la fluidez de la cinemática, el diseño de los espacios y sobre todo en las expresiones faciales de unos personajes que se sienten más humanos.

Ahsoka vuelve a tener protagonismo en 'Star Wars: Las crónicas Jedi'
Ahsoka vuelve a tener protagonismo en 'Star Wars: Las crónicas Jedi'

Al contrario que Andor, la nueva apuesta de Star Wars pisa sobre seguro. Está a años luz de lo que planteó el año pasado Star Wars: Visions, la otra antología de cortos de la saga, cuyas historias se alejaban radicalmente de la cronología principal. Con Star Wars: Las crónicas Jedi, Filoni no pretende innovar y sí seguir construyendo puentes entre las películas, ampliando la Capilla Sixtina de Lucas aportando matices y capas a sus personajes clásicos. Es un regalo para el fan. De ahí que la serie no solo exija que el espectador venga aprendido de casa, sino que se vuelque en obsequiarle con guiños y apariciones estelares: desde la versión joven y desconocida de Qui-Gon Jinn (Liam Neeson) a la misteriosa maestra jedi Yaddle (Bryce Dallas Howard).

Sin embargo, la cortísima duración de los episodios —apenas 15 minutos de media— hace que la serie se quede en un par de pinceladas y llegue a deslucir ciertos conflictos y situaciones que pedían a gritos más tiempo para desarrollarse. Aún así, Star Wars: Las crónicas Jedi es un formato que apunta en la dirección correcta; una colección de mini-episodios que enriquecen y compactan el canon de la saga, y que vuelve a demostrar lo prometedor que es expandir este universo narrativo por medio de personajes clásicos que, como el propio Conde Dooku, nunca fueron del todo explorados y aún mantienen su potencial intacto. 

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