Camavinga acepta el desafío
La ausencia a última hora de Tchouameni contra el Girona le abrió hueco para ser el ‘cinco’ del Madrid. Se rehizo de su día flojo en Leipzig y recarga optimismo para lo que viene.
Una oportunidad que ni pintada para Camavinga, máxime por su flojo encuentro e Leipzig donde, por cierto, volvió a quedar patente sus dificultades para mezclar con Tchouameni. A menos a estas alturas de sus respectivas carreras. Para un Girona con cinco centrocampistas como el que plantea Míchel, Ancelotti le ofreció a Camavinga el mejor de los auxilios posibles: la cabeza y los pies de Kroos y Modric. Y el francés cumplió con sobriedad. Especialmente en la primera mitad, donde su omnipresencia animó a un Madrid taciturno. Mandón, con sólo dos pases fallados de 46 intentos, y sobre todo con carácter (cuatro recuperaciones y cuatro duelos ganados). Tampoco renunció a llegar, porque de sus dos disparos, un zurdazo buscó con mucha malicia la escuadra derecha de Gazzaniga pero se le marchó fuera por poco.
Una actuación con carácter rehabilitador al menos hasta que Ancelotti decidió que quería otra cosa. Le sustituyó en el minuto 60 pero no quiso personificar en el francés las necesidades del equipo en un partido que se le atragantaba momentáneamente en ese momento (iba 0-0) y terminó siendo indigesto al final. “Ha estado bien”, fue el breve análisis de Carletto. “El problema, en general, es que a veces no hemos sido compactos”.
Ancelotti insinuó que el miércoles contra el Celtic (18:45 horas) volveremos a ver a Tchouameni pero para Camavinga, que no está al cien por cien seguro de ser uno de los 23 de Deschamps para el Mundial, jugar ese partido y el de Vallecas cinco días más tarde volver a lucir puede ser el último empujoncito.